Toneladas de basura t¨®xica rumbo a Espa?a: as¨ª es el intenso tr¨¢fico de residuos peligrosos importados
El pol¨¦mico traslado de 18.800 toneladas de granalla desde Montenegro hasta el vertedero de Nerva desvela el flujo internacional de desechos industriales
Justo tras una curva cerrada, 500 camiones cargados con 25 toneladas de granalla ¡ªun residuo industrial peligroso con volumen arenoso¡ª han atravesado esta semana el puente sobre el r¨ªo Guadiamar, coraz¨®n del corredor ecol¨®gico entre las sierras de Sevilla y Huelva. Los alcaldes, ecologistas y vecinos de la zona contienen el aliento para que un accidente no afecte al cauce que pertenece a la Red Natura 2000 en esta sinuosa carretera y traiga a la memoria el desastre de Aznalc¨®llar, cuyos lodos t¨®xicos inundaron el r¨ªo hace 24 a?os.
El traslado de residuos peligrosos a granel procedentes del astillero de Bijela en Montenegro hasta el puerto de Sevilla tras recorrer m¨¢s de 3.300 kil¨®metros en barcos desde el mar Adri¨¢tico, y su posterior traslado en camiones hasta el vertedero de Nerva (Huelva), ha puesto de relieve el intenso tr¨¢fico de todo tipo de sustancias con destino Espa?a, un pa¨ªs que recibe muchos m¨¢s residuos de los que exporta. A los buques Muzaffer Bey y Dakota les ha seguido este lunes el Shannon River con 6.000 toneladas, aunque el Ministerio para la Transici¨®n Ecol¨®gica ha detenido de momento el trasiego de basura industrial desde el pa¨ªs balc¨¢nico y est¨¢n en el aire las 40.000 toneladas pendientes de traslado por supuestas irregularidades halladas en el Dakota.
¡°No podemos pasar de 70 kil¨®metros por hora y esto va todo sellado¡±, cuenta a gritos desde su cabina un camionero que rechaza dar m¨¢s detalles, como los siguientes cinco transportistas preguntados, y que pasan cada cinco minutos por una glorieta partida de la v¨ªa. Los camiones lucen un peque?o cartel con un pez muerto, que indica la peligrosidad de la carga, y el port¨®n trasero de algunos deja un gran hueco descubierto hacia la granalla. Un responsable de una empresa de transportes contratada para el traslado le quita hierro al riesgo medioambiental: ¡°En el puerto de Huelva [junto al que hay un polo qu¨ªmico] cargamos lodos con hidrocarburos el doble de peligrosos que la granalla. Se le est¨¢ dando un bombo que no tiene¡±, opina bajo anonimato.
El tr¨¢fico internacional de residuos es legal y en 2019 Espa?a recibi¨® 923.299 de toneladas, nueve veces m¨¢s de las 101.077 toneladas que export¨®, seg¨²n los datos del informe anual que el Ministerio para la Transici¨®n Ecol¨®gica remite al Convenio de Basilea, firmado por Espa?a en 1989. En estas 923.299 toneladas est¨¢n incluidas las 38.492 del primer cargamento de granalla procedente de Montenegro y 15.239 toneladas de bater¨ªas de plomo/¨¢cido procedentes de Italia. Mientras, al pa¨ªs transalpino Espa?a export¨® 11.282 toneladas de residuos s¨®lidos peligrosos procedentes del tratamiento de gases.
En 2018 los residuos viajaron hasta Espa?a desde pa¨ªses tan dispares como Panam¨¢, Israel, Uruguay, Sud¨¢frica o Australia, que export¨® hasta aqu¨ª 6.000 toneladas con plomo. Las sustancias entran a trav¨¦s de los puertos hasta las plantas, donde se llevan a cabo las operaciones de valorizaci¨®n ¡ªincluida la incineraci¨®n para producir energ¨ªa¡ª o el enterramiento con o sin tratamiento previo.
Las razones que hacen atractiva a Espa?a para guardar desechos internacionales son que dispone de numerosos vertederos y plantas para recibir residuos, tiene poca densidad de poblaci¨®n, una industria menos potente que sus vecinos europeos y por tanto que genera menos residuos, y unos precios competitivos que atraen a las compa?¨ªas extranjeras, obligadas a dar una salida ordenada a sus residuos, ilustran expertos del sector.
El tr¨¢fico internacional de residuos es una actividad controvertida porque rompe el principio de proximidad para minimizar riesgos ecol¨®gicos, a menudo porque prima el criterio econ¨®mico, pero tambi¨¦n porque a veces es la ¨²nica manera de lograr un destino seguro para sustancias t¨®xicas que da?an el medio ambiente, argumentan los empresarios del sector. Guardar bajo tierra una tonelada de residuos peligrosos puede costar 80 euros y si precisa tratamiento, el precio se eleva hasta los 100 euros en plantas cuya conservaci¨®n se prolonga d¨¦cadas.
Los peligrosos son los residuos m¨¢s caros de gestionar pero apenas hay intervenci¨®n p¨²blica, al contrario de lo que ocurre con los residuos urbanos. Manda el mercado y por tanto el m¨¢ximo beneficio: Asturias es la ¨²nica excepci¨®n con su planta p¨²blica Cogersa. ¡°Lo ideal ser¨ªa que todas fueran instalaciones p¨²blicas porque adem¨¢s las Administraciones generan abundantes residuos peligrosos procedentes de obras civiles o depuradoras. Hay un entramado internacional de traslado de residuos al margen de las cuestiones ambientales, no tiene sentido llevar residuos a Alemania o ?frica, por la huella de carbono y los costes ambientales¡±, ilustra Fernando Calvo, doctorado en vertederos por la Universidad de Granada y director de proyectos de la firma Proma.
En el caso del vertedero de Nerva, la multinacional francesa Valgo gan¨® un concurso de millones del Gobierno de Montenegro y eligi¨® el pueblo onubense para el grueso de sus residuos, aunque tambi¨¦n envi¨® desechos con menor volumen destino a Austria, Grecia, Portugal y Noruega. ¡°La granalla trasladada a Espa?a ha sido diabolizada, no tiene asbesto y su nivel de toxicidad es poco, solo por el cromo, y no produce problemas a nivel respiratorio en las personas. Nunca se quiere recibir un residuo, pero en un mundo global los vertederos tienen que existir. 50 a?os atr¨¢s Espa?a tambi¨¦n export¨® mucho porque no exist¨ªan instalaciones¡±, alega Jos¨¦ Dos Santos, director de Desarrollo Internacional de Valgo, responsable de la limpieza medioambiental del astillero de Bijela. ¡°Los Balcanes no ofrec¨ªan nivel t¨¦cnico ni de seguridad, Italia carec¨ªa de las certificaciones necesarias y estudiamos Francia, pero por razones econ¨®micas decidimos enviarlos a Nerva. Trasladar residuos de un sitio para otro es m¨¢s positivo que hacer vertederos ilegales¡±, argumenta el directivo.
En Espa?a hay medio centenar de instalaciones finales de tratamiento de residuos peligrosos repartidas por el territorio y miles para residuos no peligrosos, seg¨²n calcula la asociaci¨®n nacional de empresas gestoras de residuos, Asegre. El Ministerio para la Transici¨®n Ecol¨®gica rechaza dar una cifra y ubicaci¨®n oficiales y alega que el registro de estas plantas ser¨¢ p¨²blico m¨¢s adelante, pero no concreta fecha. Los vertidos se depositan en los vasos de las plantas autorizadas y con un sistema drenante y tuber¨ªas se derivan los lixiviados hasta las balsas en un complejo proceso. ¡°Espa?a tiene capacidad de tratar residuos y ofrecemos calidad ambiental para hacerlo en condiciones seguras, no deber¨ªa existir rechazo. Tiene que verse como algo que genera riqueza, no como algo negativo¡±, defiende Luis Palomino, secretario general de Asegre.
En la acera contraria, Juan Romero, de Ecologistas en Acci¨®n, censura que el principio de proximidad geogr¨¢fica se ignore ¡°por sistema¡±, como con los 3.000 kil¨®metros que separan Bijela de Nerva: ¡°El lobby qu¨ªmico ha hecho un negocio de los residuos y los mandan a vertederos porque no quiere pagar por una gesti¨®n correcta de los residuos, los han mercantilizado. Lo que hay que hacer es minimizar la generaci¨®n de desechos y reutilizarlos o inertizarlos. ?El problema? La industria no quiere que el valor del residuo le repercuta en sus propios beneficios y por eso los manda a vertederos¡±.
En la transici¨®n prevista por el Gobierno hacia la econom¨ªa circular los tratamientos de valorizaci¨®n y recuperaci¨®n aumentar¨¢n y la nueva ley de residuos prev¨¦ reducir el dep¨®sito de sustancias peligrosas en vertedero gracias a un canon espec¨ªfico para incentivar que no se vierta. ¡°Las pilas se entierran y se pueden recuperar, solo que los costes de tratamiento son altos¡±, ejemplifica Calvo.
La empresa DSM quiere prolongar la vida de la planta de Nerva (5.300 habitantes) una d¨¦cada m¨¢s frente a la oposici¨®n del alcalde, vecinos y ecologistas, mientras que la Junta andaluza evita responder su propuesta desde hace casi dos a?os. El Ayuntamiento se opone: ¡°Le pido a la Junta andaluza que haga las inspecciones a las instalaciones de manera no programada, lo que deber¨ªa remover conciencias de sus dirigentes¡±, se queja el alcalde, Jos¨¦ Antonio Ayala.
Cuando los camiones descargan en el vertedero, la humareda se divisa desde la barriada de El Ventoso, a solo 700 metros de la instalaci¨®n. Elena Gonz¨¢lez est¨¢ inquieta por los posibles efectos sobre la salud de sus padres, que nacieron aqu¨ª hace 65 a?os. ¡°Las ventanas no se pueden abrir porque el olor a huevo podrido viene por oleadas durante el d¨ªa. Ahora mi madre aprovecha para tender cuando no hay camiones, pero en el verano es exagerado, d¨ªa y noche¡±.
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