Ferran Dalmau-Rovira, experto en gesti¨®n forestal: ¡°La sociedad urbana solo se acuerda del campo en verano, cuando ve humo en el monte¡±
El ingeniero forestal cree que el abandono del mundo rural favorece los incendios y aboga por realizar quemas controladas en invierno como elemento de prevenci¨®n y para formar al personal con fuego real
Cada verano, el fuego arrasa con decenas de montes y bosques en Espa?a; este a?o se han quemado ya 170.000 hect¨¢reas forestales. Pero tambi¨¦n puede servir para limpiar el monte a trav¨¦s de las quemas controladas. Lo sabe bien Ferran Dalmau-Rovira (Carcaixent, Valencia; 44 a?os), ingeniero forestal e instructor en cursos de quemas de la Escuela Nacional de Protecci¨®n Civil, donde forma al personal con incendios controlados para el desarrollo de sus operaciones reales en incendios forestales. ¡°El fuego es un muy buen servidor, pero muy mal amo¡±, resume. Este experto, que dirige la consultora Medi XXI GSA ¡ªque asesora a administraciones y entidades privadas sobre gesti¨®n ambiental¡ª, cree que el abandono del mundo rural favorece los fuegos y pide al Estado destinar m¨¢s recursos para frenar la despoblaci¨®n
Pregunta. ?A qu¨¦ se debe la oleada de incendios en Espa?a?
Respuesta. En Espa?a queda un 20% de poblaci¨®n rural y la sociedad urbana solo se acuerda del campo en verano, cuando ve humo en el monte. El incendio forestal es el s¨ªntoma de una enfermedad mucho m¨¢s grave: nuestro modelo de relaci¨®n con el sistema natural que nos sustenta. Los fuegos son la consecuencia de habernos desentendido del medio natural durante d¨¦cadas. Los incendios de hoy empezaron hace a?os, cuando la gente abandon¨® las casas de los pueblos para irse a la ciudad. Espa?a es uno de los pa¨ªses m¨¢s forestales de la UE, junto con los pa¨ªses n¨®rdicos: la superficie forestal es el 55% del territorio. La gente cree que estamos perdiendo masa forestal y es falso.
P. ?La despoblaci¨®n causa incendios?
R. S¨ª. Hicimos un informe para Greenpeace que muestra c¨®mo el abandono de los pueblos ha afectado a los incendios forestales. Se han abandonado muchas hect¨¢reas de cultivos, y ahora son zonas con rastrojos y matorrales que arden con facilidad, y no se est¨¢n gestionando. Hasta que nace un bosque maduro pasan d¨¦cadas.
P. ?Los incendios en Espa?a se est¨¢n haciendo m¨¢s grandes?
R. Seg¨²n los datos de Transici¨®n Ecol¨®gica, de 2009 a 2018 hubo de media 12.182 fuegos, de los cuales unos 8.000 son conatos (los que queman menos de una hect¨¢rea) y unos 4.000 son incendios (m¨¢s grandes). En 2019, ¨²ltimo a?o prepandemia, 10.883 fuegos, de los que 7.290 se apagaron en fase de conato. Pero el incendio que se apaga no es noticia. Somos muy buenos apagando incendios, as¨ª que el n¨²mero de incendios va a la baja. El problema est¨¢ en los grandes incendios forestales, los que superan las 500 hect¨¢reas. En 2019 tuvimos 14 grandes incendios, pero fueron responsables del 34% de la superficie quemada ese a?o. Este a?o llevamos ya 43 grandes incendios. Se producen con alta temperatura y humedad muy baja.
P. ?Por qu¨¦ ocurre esto?
R. Hemos roto la cadena tr¨®fica: las plantas hacen la fotos¨ªntesis y convierten la energ¨ªa en biomasa vegetal, luego los herb¨ªvoros se comen esa vegetaci¨®n y los carn¨ªvoros a estos. Pero como hemos abandonado el campo, la cadena se ha roto y acumula energ¨ªa de forma desorbitada. Adem¨¢s, la quema de combustibles f¨®siles ha movilizado mucha energ¨ªa, y se est¨¢ traduciendo en un incremento mundial de los rayos en un 12%, as¨ª que la probabilidad de que un rayo toque el suelo y provoque un incendio es mayor. El a?o pasado en la Columbia Brit¨¢nica (Canad¨¢) hubo 710.000 rayos en 15 horas, de los cuales unos 112.000 tocaron suelo y provocaron 130 incendios forestales simult¨¢neos. Y eso es imposible de apagar.
P. ?Influye el cambio clim¨¢tico?
R. S¨ª. El cambio clim¨¢tico implica un cambio de vegetaci¨®n. Muchos bosques de los que conocemos en la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica van a desaparecer, porque nacieron en unas condiciones ambientales que ya no existen, y van a morir por fuego, por sequ¨ªa o por plagas. Adem¨¢s, corremos un riesgo brutal de desertificaci¨®n. Seg¨²n la FAO, un cent¨ªmetro de suelo f¨¦rtil tarda mil a?os en formarse, y si perdemos ese suelo perdemos la posibilidad de vegetaci¨®n.
P. ?Hay suficientes medios de extinci¨®n en Espa?a?
R. Espa?a tiene en proporci¨®n m¨¢s medios a¨¦reos que EEUU (9,7 aeronaves por mill¨®n de hect¨¢reas frente a 2,75). Pero hay comunidades que no tienen suficientes medios, con el trabajo de extinci¨®n precarizado y tienen pedir siempre ayuda al Estado. Seg¨²n los ¨²ltimos datos de la Asociaci¨®n Espa?ola de Empresas Forestales, en 2018 se invert¨ªa en Espa?a de media 35,38 euros por hect¨¢rea; las comunidades que menos invierten son Arag¨®n (14,64) y Castilla y Le¨®n (17,43). En total son 21,02 euros por habitante, de los cuales solo 3,25 es en prevenci¨®n. El gran vampiro de la de la del sector forestal es la extinci¨®n de incendios. Pero ya estamos en un punto en el que por m¨¢s camiones y aviones que compres no vas a conseguir mejores resultados.
P. ?Esto tiene una parte negativa?
R. Nuestros ecosistemas est¨¢n adaptados a un r¨¦gimen de incendios naturales, por ejemplo por rayos. Pero ahora se apagan y el combustible se acumula. As¨ª que se da la paradoja de la extinci¨®n: a medida que somos m¨¢s eficientes apagando incendios, favorecemos la aparici¨®n de grandes incendios, porque todo lo que no se quema de forma natural se quemar¨¢ cuando llegue un incendio m¨¢s grande. Es igual que los terremotos: puede haber uno muy grande o muchos peque?os.
P. ?Los ciudadanos tienen responsabilidad?
R. S¨ª. Que un agricultor decida cosechar en horario prohibido no es culpa de ning¨²n pol¨ªtico. O el se?or que se pone a cortar con la radial al lado de un campo de hierba seca. Ha pasado muchas veces. Adem¨¢s, en 2018 hicimos un estudio donde comprobamos que el 80% de los municipios espa?oles con obligaci¨®n de tener un plan de incendios no lo ten¨ªan ni redactado.
P. ?Qu¨¦ pasa si llueve en terreno quemado?
R. Todo est¨¢ relacionado. Hay un ciclo del agua, que se evapora desde los oc¨¦anos, forma nubes y se precipita en forma de lluvia. Cuando cae a la tierra, si hay un bosque en buenas condiciones, el 90% de esa agua se filtra a los acu¨ªferos y el 10% se convierte en escorrent¨ªa, es decir, riadas. Pero el terreno se quema se invierten los porcentajes y el 90% del agua se convierte en riada y provoca da?os. Nosotros trabajamos la silvicultura ecohidrol¨®gica, una forma de gesti¨®n forestal de los bosques que pone el foco en el estado de la vegetaci¨®n y su relaci¨®n con el agua. Y hemos comprobado que tan malo es que no haya bosque como que est¨¦ hiperdensificado, eso puede reducir hasta un 59% el agua que llega a los r¨ªos.
P. ?Qu¨¦ herramientas forestales pueden ayudar en esto?
R. Hay que mejorar el aprovechamiento de masas forestales, tanto para producci¨®n (corcho, madera¡) como para conservaci¨®n. Otra herramienta son las quemas prescritas, fuegos provocados para eliminar biomasa muerta, que se pueden hacer en invierno o incluso en verano si hay buenas condiciones. Esto tiene ventajas: formas al personal de extinci¨®n con fuego real, los bomberos llegan antes de que empiece el incendio y puedes elegir si quieres el fuego vaya r¨¢pido o despacio. Las comunidades que m¨¢s quemas est¨¢n haciendo son Canarias y Catalu?a.
P. ?Tiene sentido mantener operativos solo de junio a septiembre?
R. Hay una desestacionalizaci¨®n del riesgo. Los incendios no se apagan en invierno, sino cuando se producen, pero en invierno se pueden hacer quemas prescritas y gesti¨®n forestal. Y para eso hace falta gente. Como muchos servicios forestales son precarios y trabajan pocos meses, mucha gente cambia de trabajo en cuanto puede y se pierde su experiencia.
P. ?Se est¨¢n aprovechando bien los bosques?
R. En los a?os 70, en los montes espa?oles hab¨ªa 450 millones de metros c¨²bicos de volumen de madera. En 2010 esa cifra casi hab¨ªa llegado a los 1.000 millones de metros c¨²bicos. Antes la gente se calentaba con biomasa, es decir, le?a; ahora se calientan con gas¨®il o electricidad. Los troncos de los ¨¢rboles no suelen arder, pero es un dato que muestra c¨®mo la energ¨ªa vale dinero. Tenemos energ¨ªa en los bosques, pero estamos hablando de gasoductos.
P. ?Qu¨¦ podemos hacer en la Espa?a rural?
R. En Espa?a hay 27,6 millones de hect¨¢reas, de las que 20,2 son privadas. Y no solo terratenientes: hay muchos minifundios que la gente no puede gestionar. El 82% de los municipios en Espa?a son rurales y representan el 84% de la superficie, pero reciben muy poco dinero: no tienen centros de salud, oferta cultural ni buena conexi¨®n a Internet. Sin eso es dif¨ªcil que la gente deje la ciudad y se vuelva al campo, y menos a trabajar en el sector primario. Un 61% de los pueblos no llega a mil habitantes. Hay una relaci¨®n estrecha entre la emergencia clim¨¢tica y la emergencia demogr¨¢fica. El segundo problema es que Espa?a es un pa¨ªs eminentemente forestal donde el 72% de las hect¨¢reas forestales (que representan el 55% del territorio) no tiene un plan de ordenaci¨®n, es decir, que no tiene gesti¨®n, lo que incrementa el riesgo de incendio. El Estado tiene que mandar recursos hacia los sectores forestal y agr¨ªcola y no abandonar la econom¨ªa rural. Cada a?o se abandonan 64.500 hect¨¢reas de actividad primaria.
P. ?La agricultura y el pastoreo son pol¨ªticas contra los incendios?
R. S¨ª. Los incendios forestales y su relaci¨®n con el cambio clim¨¢tico son un problema complejo con muchas variables. Hacen falta soluciones multivariables de impulso a la econom¨ªa rural, gesti¨®n forestal, pol¨ªticas contra la despoblaci¨®n¡ En 2002 hab¨ªa en Espa?a casi 18 millones de hect¨¢reas de cultivo; en 2017 se hab¨ªa perdido un mill¨®n. A inicios del siglo XXI ten¨ªamos 9,4 millones de hect¨¢reas de pastos y en 15 a?os se han perdido dos millones. Todo ese territorio no es bosque, se puede quemar f¨¢cilmente. Y sin poblaci¨®n no se puede gestionar. Un territorio despoblado y abandonado es un territorio altamente inflamable y muy vulnerable a la desertificaci¨®n. Nos vamos a tener que plantear la creaci¨®n de nuevas comunidades rurales resilientes que trabajen en el sector primario. Y, por ejemplo, pagar a los agricultores una renta complementaria por servicios ambientales de gesti¨®n del territorio, e impulsar la ganader¨ªa extensiva, que protege frente a los incendios. Luego hay gente que se cree que declarando un parque natural ya no se va a quemar, pero la protecci¨®n sin inversi¨®n en gesti¨®n no sirve para nada. Este verano se ha quemado parte de Monfrag¨¹e y de Guadarrama. Todo lo que no gestionemos nosotros ser¨¢ gestionado por el fuego y seguramente contra nosotros.
P. ?Qu¨¦ hacer con las zonas que ya se han quemado?
R. Lo primero, ver c¨®mo se regeneran y ayudar en esa regeneraci¨®n, y lo segundo, hacer diques de laminaci¨®n de avenidas y otras obras de emergencia para proteger el suelo. El incendio forestal no se acaba cuando se apaga, sino que tiene consecuencias durante muchos a?os despu¨¦s. Solo en el tratamiento, recogida y distribuci¨®n de biomasa se podr¨ªan crear 25.000 puestos de trabajo directos con los que ahorranos importar 20 millones de barriles de petr¨®leo al a?o. Se podr¨ªan sustituir calderas de gas¨®il por calderas de biomasa. Muchos de los ¨¢rboles quemados siguen teniendo valor energ¨¦tico. Espa?a gasta m¨¢s en f¨²tbol o en pol¨ªtica militar que en desarrollo rural o prevenci¨®n de incendios forestales.
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