Un salvavidas para los oc¨¦anos
El pacto global impulsado por la ONU fija la creaci¨®n de ¨¢reas marinas protegidas en el 30% de la superficie de altamar
A principios de este mes se alcanz¨® por fin un pacto global para proteger a los oc¨¦anos, tras 15 a?os de negociaciones. El objetivo de este tratado internacional es salvaguardar y restaurar la biodiversidad marina en altamar, espec¨ªficamente, el 30% de la superficie. La contaminaci¨®n, el pl¨¢stico y el cambio clim¨¢tico afectan gravemente a estos ecosistemas. Y la miner¨ªa submarina y la sobrepesca son tambi¨¦n otras dos amenazas c...
A principios de este mes se alcanz¨® por fin un pacto global para proteger a los oc¨¦anos, tras 15 a?os de negociaciones. El objetivo de este tratado internacional es salvaguardar y restaurar la biodiversidad marina en altamar, espec¨ªficamente, el 30% de la superficie. La contaminaci¨®n, el pl¨¢stico y el cambio clim¨¢tico afectan gravemente a estos ecosistemas. Y la miner¨ªa submarina y la sobrepesca son tambi¨¦n otras dos amenazas crecientes. Pero ?cu¨¢les son los pr¨®ximos pasos?, ?es suficiente este acuerdo para proteger unas aguas internacionales de dif¨ªcil regulaci¨®n? o ?qu¨¦ pasa con el 70% restante que est¨¢ fuera del tratado?
Su relevancia es indiscutible. ¡°Por primera vez se establecen las bases de la conservaci¨®n y la protecci¨®n marina, y se fija una superficie y una fecha a cumplir¡±, comenta Celia Ojeda Mart¨ªnez, responsable de biodiversidad de Greenpeace. Jo¨¢m Evans, de la alianza internacional Deep Sea Conservation Coalition, a?ade que ¡°es una oportunidad para que la comunidad internacional establezca medidas protectoras para la biodiversidad ante la laguna existente en la regulaci¨®n internacional del derecho del mar¡±.
Las organizaciones regionales de pesca gestionan en altamar los recursos biol¨®gicos, y la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA, por sus siglas en ingles), los recursos minerales, pero no estaba claro qui¨¦n administra o puede utilizar los recursos energ¨¦ticos m¨¢s all¨¢ de las plataformas continentales de los Estados costeros y ciertos recursos biol¨®gicos de naturaleza sedentaria, explica Evans. Es decir, este tratado viene a poner un poco de orden, de coto y de veda.
¡°Las aguas internacionales [abiertas a todos los Estados y que est¨¢n a m¨¢s de las 200 millas desde las costas que controlan los pa¨ªses] eran territorio de nadie. Todo el mundo pod¨ªa explotarlas y obtener sus recursos. Las normas existentes regulaban ciertos impactos, pero ninguna legislaba la protecci¨®n de los oc¨¦anos¡±, subraya Ojeda. ¡°Es un gran avance porque crea un marco legal para actuar con decisi¨®n y crear m¨¢s reservas marinas, especialmente en ¨¢reas que quedan fuera de las aguas controladas por cada naci¨®n¡±, sostiene ?lvaro Luna, profesor del grado de Medio Ambiente en la Universidad Europea.
?Qu¨¦ implica?
La conferencia intergubernamental de la ONU, a cargo de sacar adelante este pacto, no lo ha tenido f¨¢cil. Tras a?os de discusiones, y superados los escollos, entre ellos la financiaci¨®n y la gesti¨®n de los recursos gen¨¦ticos, que se usan con fines cient¨ªficos o comerciales, los pa¨ªses se comprometen a crear ¨¢reas marinas protegidas en las que no tienen cabida la actividad humana (miner¨ªa, pesca industrial y extracci¨®n de gas y petr¨®leo). Tambi¨¦n a la mejora de la cooperaci¨®n y la gesti¨®n del transporte mar¨ªtimo, la pesca y la explotaci¨®n de otros recursos.
¡°Se busca establecer un gran parque nacional en altamar¡±, ilustra Ojeda. Esto permitir¨¢ recuperar la flora y la fauna, que tengan un efecto reserva y exporten vida a las ¨¢reas cercanas. ¡°Los peces dentro de la reserva, al ser m¨¢s grandes y numerosos, saldr¨¢n del santuario, lo que es beneficioso para el resto del oc¨¦ano. En el caso de los h¨¢bitats, se hacen m¨¢s fuertes y pueden soportar mejor los impactos, como absorber mayores cantidades de CO2 o emitir m¨¢s ox¨ªgeno¡±, detalla.
Pero a¨²n quedan flecos sueltos por cerrar. La adopci¨®n y ratificaci¨®n por los 200 pa¨ªses ¡ªaunque solo se necesita la corroboraci¨®n de 60¡ª y la implementaci¨®n (hay que identificar las ¨¢reas a proteger y c¨®mo se van a financiar). Las dos primeras son cuestiones m¨¢s formales y que los expertos esperan que se solventen pronto, pero la tercera es m¨¢s peliaguda. ¡°El gasto, a cargo de los Estados, ha sido materia de conflicto e hizo que se retrasara la negociaci¨®n. Pero en el tratado se fijan ya los porcentajes a dar. Los pa¨ªses del G-77 y otros, la mayor¨ªa de ?frica, Am¨¦rica Latina y Centroam¨¦rica, ped¨ªan ayuda porque ellos no pueden costear esa factura¡±, cuenta Ojeda. Precisamente, para garantizar su ejecuci¨®n, se establecer¨¢ un ¨®rgano cient¨ªfico y t¨¦cnico para evaluar las propuestas y planes de gesti¨®n de dichas ¨¢reas, un comit¨¦ de aplicaci¨®n y cumplimiento para reforzar la cooperaci¨®n y un mecanismo de resoluci¨®n de disputas para permitir a los Estados tomar medidas contra los incumplimientos.
La sobrepesca, la contaminaci¨®n; el cambio clim¨¢tico, que ha elevado la temperatura del agua y la acidificaci¨®n; la presencia de especies invasoras, y la destrucci¨®n y fragmentaci¨®n de h¨¢bitats por la construcci¨®n de infraestructuras costeras son las principales presiones a las que est¨¢n expuestos los oc¨¦anos, seg¨²n ?scar Esparza, especialista en ¨¢reas marinas protegidas de WWF Espa?a. El 51% de las poblaciones de peces evaluadas en el Mediterr¨¢neo occidental est¨¢n sobreexplotadas, al igual que el 44% de las del Atl¨¢ntico nororiental, datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentaci¨®n que cita Esparza. El golfo de C¨¢diz y el mar de Albor¨¢n son los m¨¢s afectados por esta pr¨¢ctica. Y respecto a las especies m¨¢s vulnerables, menciona al tibur¨®n y la raya.
La contaminaci¨®n por pl¨¢sticos es otra de las preocupaciones: se calcula que cada a?o se arrojan a los mares espa?oles 126 toneladas de residuos. Barcelona y Valencia son las perjudicadas. ¡°Sabemos que hay pl¨¢stico hasta en los fondos marinos y multitud de especies est¨¢n interaccionando con ¨¦l, ingiri¨¦ndolo o sufriendo lesiones al quedar enganchados a algunos de estos materiales flotantes¡±, indica Luna. O el auge de especies invasoras, como el alga asi¨¢tica Rugulopteryx okamurae, que est¨¢ colonizando las costas del Campo de Gibraltar, parte de M¨¢laga y que amenaza todo el Mediterr¨¢neo, apunta Esparza. En total, son m¨¢s de 140 en aguas espa?olas, recoge Agricultura.
Peligro, miner¨ªa submarina
La minería submarina, una actividad que emerge al calor del auge de la industria digital y renovable, ha hecho saltar las alarmas en la comunidad científica mundial. La Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA) ya ha otorgado contratos de exploración de metales en unos 1,5 millones de kilómetros cuadrados de las profundidades del mar. Aún se estudia el impacto ambiental que tendrá esta práctica en los océanos.
En las aguas profundas, específicamente en las llanuras abisales, los montes submarinos y los respiraderos hidrotermales, hay yacimientos minerales ricos en metales (cobalto, cobre, níquel, manganeso). En concreto, los del Pacífico oriental, entre México y Hawái, en la denominada zona de fractura Clarion-Clipperton. Y es allí donde se cree que la ISA adjudicará los primeros contratos con fines comerciales. Inquieta el tamaño y el tiempo de explotación: una operación puede abarcar 8.000-9.000 kilómetros cuadrados entre 12 y 30 años.
Ante la emergencia, la comunidad internacional está pidiendo una moratoria o prohibición. Desde 2022, 13 Estados, incluido España, demandan una moratoria para esta actividad. Francia incluso aboga por su prohibición. La Comisión Europea reclama su veto hasta que “se subsanen las lagunas científicas, se demuestre que no tiene efectos nocivos y se establezcan disposiciones en la normativa de explotación para la protección eficaz del medio marino”.
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