Por un Pacto de Estado contra el negacionismo clim¨¢tico
Los firmantes reclaman un acuerdo entre los partidos pol¨ªticos que refleje el amplio apoyo de la ciudadan¨ªa espa?ola para avanzar en acciones frente al calentamiento del planeta
Nuestra democracia tiene por delante un reto sin precedentes: actuar de acuerdo al consenso cient¨ªfico sobre el clima para construir una transici¨®n ecol¨®gica justa. A pesar del auge de los discursos negacionistas, retardistas y esc¨¦pticos disfrazados de libertad de opini¨®n en el contexto de la campa?a electoral, la acci¨®n para la transici¨®n ecol¨®gica es hoy m¨¢s posible que nunca: el 81% de la poblaci¨®n apoya medidas m¨¢s dr¨¢sticas de respuesta a la ya extrema emergencia clim¨¢tica. Los principales actores pol¨ªticos y medi¨¢ticos del negacionismo clim¨¢tico en Espa?a tan solo representan a un residual 3% de la poblaci¨®n, pero tienen una visibilidad sobredimensionada por el eficaz apoyo econ¨®mico de los grupos de presi¨®n. Sus bulos organizan un acoso que cada vez es m¨¢s violento, por ejemplo, contra los responsables de la Aemet, la Asociaci¨®n de Meteorolog¨ªa Espa?ola, durante las ¨²ltimas olas de calor. El de un grupo de ganaderos a la delegaci¨®n de la Junta de Castilla y Le¨®n en Salamanca, acaba de demostrar a todo el pa¨ªs las explosivas consecuencias del negacionismo sanitario de un gobierno auton¨®mico.
Por este motivo necesitamos fortalecer nuestra democracia contra los negacionismos y la interesada polarizaci¨®n, para liderar colectivamente la transici¨®n ecol¨®gica y energ¨¦tica. Los Gobiernos, independientemente de su signo pol¨ªtico, pueden y deben encontrar una v¨ªa efectiva para resolver la par¨¢lisis. Una par¨¢lisis que ha impedido cumplir con el principal objetivo del Acuerdo de Par¨ªs: limitar a 1,5 ¡ãC el aumento de las temperaturas globales de nuestro planeta; y, al mismo tiempo, construir una ¡°transici¨®n justa¡± que recomienda la comunidad cient¨ªfica internacional en el ¨²ltimo informe del Panel Intergubernamental del Cambio Clim¨¢tico (IPCC). No es de extra?ar, por tanto, que el Secretario General de las Naciones Unidas sintetice la gravedad de la situaci¨®n descrita en el informe del IPCC con estas palabras: ¡°la demora significa la muerte¡±, mientras que las soluciones de inmediata aplicaci¨®n siguen estando al alcance de nuestra mano si actuamos ahora.
Por esto, necesitamos urgentemente un Pacto de Estado que blinde este proceso de vaivenes partidistas y permita excluir de las controversias retardistas y de las pol¨¦micas negacionistas todas las medidas relativas a la transici¨®n ecol¨®gica. Un Pacto de Estado de un nuevo tipo, que no solo integre los partidos pol¨ªticos democr¨¢ticos electos, sino tambi¨¦n la expresi¨®n de la ciudadan¨ªa informada por la ciencia en un dispositivo participativo de alcance estatal.
Pactar con la ciudadan¨ªa informada por la ciencia
Nuestro pa¨ªs ha sido pionero en este sector porque, tras experiencias similares en Reino Unido y Francia en 2020, en Espa?a se reuni¨® una Asamblea Ciudadana por el Clima, compuesta de 100 personas reunidas por sorteo representativo, para responder a la pregunta siguiente: Una Espa?a m¨¢s segura y justa ante el cambio clim¨¢tico, ?c¨®mo lo hacemos?
Despu¨¦s de m¨¢s de medio a?o de trabajo, y pese a las carencias organizativas y de difusi¨®n del proceso, en junio de 2022 la Asamblea Ciudadana por el Clima present¨® ante el Congreso de Diputados 172 recomendaciones, aprobadas con un apoyo m¨ªnimo del 87%, con el objetivo de combatir el calentamiento global con pol¨ªticas transversales. La recepci¨®n del establishment pol¨ªtico en el Congreso fue tibia, y a casi dos a?os del inicio de sus deliberaciones, estas ambiciosas medidas contin¨²an invisibilizadas y sepultadas por las autoridades y los poderes p¨²blicos.
Afortunadamente, la participaci¨®n ciudadana en la toma de decisiones se est¨¢ instalando en muchos pa¨ªses democr¨¢ticos como un factor clave para acelerar y garantizar transiciones ecol¨®gicas eficaces, r¨¢pidas y socialmente justas. El Consejo de Europa reconoci¨® en 2021 a las Asambleas Ciudadanas por sorteo como un medio de transformaci¨®n ecol¨®gica decisivo para nuestras sociedades amenazadas por nuevos autoritarismos negacionistas. De igual modo, el IPCC sostiene en su ¨²ltimo informe que los procesos participativos son esenciales, e insta a los gobiernos a integrarlos en todos los niveles de la acci¨®n clim¨¢tica.
Un Pacto de Estado Verde y ciudadano apoyado por los principales actores sociales de la transici¨®n ecol¨®gica deber¨ªa ser objeto de debates p¨²blicos preelectorales y tendr¨ªa que tomar realmente en cuenta las 172 resoluciones de la Asamblea por el Clima finalizada en el 2022, y no solo los programas de los partidos o las estrategias de inversi¨®n de los grandes grupos empresariales. El objetivo de este nuevo tipo de Pacto de Estado para la emergencia clim¨¢tica se podr¨ªa as¨ª centrar en, por un lado, una reforma fiscal verde, basada en el principio de que ninguna partida presupuestaria da?e el medio ambiente y, por tanto, empobrezca al pa¨ªs a largo plazo, erosionando su menguante capital natural y sus servicios ecosist¨¦micos, que son el sustento de la actividad econ¨®mica y el bienestar y, por otro lado, el compromiso con un control ciudadano que pueda garantizar una transici¨®n energ¨¦tica justa.
Contra la crisis clim¨¢tica y democr¨¢tica: gobernar con la ciudadan¨ªa
La esperada llegada de Vox a las instituciones en muchas comunidades aut¨®nomas, y tal vez al Gobierno nacional, dispara la urgencia de que los partidos pol¨ªticos del espacio de centro-izquierda y centro-derecha se?alen su apoyo a un Pacto de Estado ecol¨®gico, y as¨ª conecten con la fuerza pol¨ªtica de una aplastante mayor¨ªa de la ciudadan¨ªa que reclama m¨¢s acci¨®n clim¨¢tica y cambios colectivos dr¨¢sticos.
Si no lo hacen, por un lado, abrir¨¢n la puerta al peligro de una legislatura de inacci¨®n que impedir¨¢ emprender reformas urgentes que coloquen a Espa?a en una senda de adaptaci¨®n social y econ¨®mica a un mundo a m¨¢s 1.5 ¡ãC (o, muy probablemente, m¨¢s), de la cual est¨¢ lejos por ahora, con un modelo agr¨ªcola a todas luces insostenible y el turismo de playa como motores econ¨®micos de primer orden, y una pol¨ªtica energ¨¦tica tan incoherente como capturada por intereses f¨®siles y de macro-renovables especulativas. Al mismo tiempo, estar¨¢n contribuyendo a la degradaci¨®n de la calidad democr¨¢tica en Espa?a, ya que expondr¨¢n al 81% de la poblaci¨®n espa?ola al riesgo de quedar hu¨¦rfana de representaci¨®n democr¨¢tica en uno de los temas que m¨¢s les preocupa. Esta oportunidad real de refundar la democracia representativa con la participaci¨®n ciudadana es de vital importancia ante la ola de nacional-populismo iliberal que ya combina regresi¨®n democr¨¢tica y regresi¨®n clim¨¢tica en Polonia, Hungr¨ªa, Italia y que se est¨¢ acercando cada vez m¨¢s al poder en Dinamarca, Noruega, Finlandia y Francia.
Nuestro ciclo electoral que ha visto adelantar las elecciones generales, es tambi¨¦n el a?o de una sequ¨ªa extrema en Espa?a, de un alarmante r¨¦cord de elevaci¨®n de la temperatura del Mediterr¨¢neo y el Parque Nacional de Do?ana demuestra c¨®mo la mala gesti¨®n colectiva de los bienes comunes nos encamina a un punto de no retorno de devastaci¨®n ambiental, social y econ¨®mica. Necesitamos nuevas herramientas democr¨¢ticas que permitan garantizar la aceptabilidad social, la equidad y la perdurabilidad de las profundas reformas que tenemos que emprender para hacer frente a la crisis clim¨¢tica. En palabras del fil¨®sofo B. Latour, necesitamos ¡°una nueva soberan¨ªa vinculada al proyecto de reparar las condiciones de habitabilidad que han sido devastadas¡±.
A las puertas de las Elecciones Generales del 23J y de la Presidencia Espa?ola de la Uni¨®n Europea, Espa?a puede y debe liderar a nivel comunitario la construcci¨®n de una democracia ambiental, ecol¨®gica y participativa para hacer frente a la extrema emergencia clim¨¢tica y a las extremas derechas negacionistas en Europa.
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