La llamada a la acci¨®n clim¨¢tica del papa Francisco
El ambient¨®logo Andreu Escriv¨¤ analiza los pronunciamientos ambientales del Pont¨ªfice, que este s¨¢bado pidi¨® a los negociadores de la cumbre del clima de Dub¨¢i un acuerdo que acelere la transici¨®n ecol¨®gica
Hay algo verdaderamente inquietante en el hecho de que nos siga sorprendiendo la llamada a la acci¨®n clim¨¢tica del papa Francisco, que este s¨¢bado volvi¨® a pedir m¨¢s ¨ªmpetu a los pa¨ªses reunidos en la cumbre del clima de Dub¨¢i para acelerar la transici¨®n ecol¨®gica. Lo que deber¨ªa causarnos estupor no son sus palabras, sino la ausencia durante d¨¦cadas de un discurso como el suyo por parte de los jerarcas de una instituci¨®n que dice perseguir el bien com¨²n de la humanidad. Lo que plantea Bergoglio no es ninguna novedad para quienes se interesan por la crisis clim¨¢tica desde hace a?os, pero s¨ª representa una revoluci¨®n por venir de donde viene. En este caso, el emisor es casi tan importante como el mensaje en el acto comunicativo
La enc¨ªclica Laudato si, publicada en 2015, contribuy¨® de forma decisiva a la consolidaci¨®n de una hegemon¨ªa clim¨¢tica cimentada en el Acuerdo de Par¨ªs del mismo a?o. Cabe recordar que la de Bergoglio no fue la ¨²nica llamada religiosa a la conciencia y acci¨®n clim¨¢tica, aunque una mirada occidental y euroc¨¦ntrica condicione nuestra memoria. Ese mismo a?o hubo declaraciones por parte de l¨ªderes espirituales del hinduismo, del budismo, del Islam y del juda¨ªsmo, adem¨¢s de distintas comunidades ind¨ªgenas. Si bien es cierto que ninguna de ellas ten¨ªa la extensi¨®n y profundidad de la enc¨ªclica del papa Francisco, s¨ª debemos enmarcar ¨¦sta en un movimiento global en el que las religiones se posicionaron del lado de la ciencia, y entendieron que ten¨ªan tambi¨¦n una parte de responsabilidad en impulsar una transformaci¨®n colectiva.
Sin embargo, el papa Francisco ha encontrado mayor complicidad en otros l¨ªderes espirituales que entre sus propios correligionarios. M¨¢s all¨¢ de algunas iniciativas o congregaciones especialmente concienciadas ¡ªpor motivos geogr¨¢ficos o personales¡ª, poco de aquellas palabras ha permeado en el resto de la Iglesia Cat¨®lica. Una Iglesia anclada en postulados anacr¨®nicos en casi todo lo que concierne a alg¨²n conocimiento o certeza cient¨ªfica, que pide ¡ªde forma velada o imp¨²dicamente expl¨ªcita¡ª el voto para los mismos negacionistas y retardistas que el Papa condena con sus palabras. ?En qu¨¦ se han traducido las palabras de Bergoglio para los cristianos de Espa?a? Me atrever¨ªa a decir que en un hecho noticioso puntual, que qued¨® circunscrito a 2015. Y que, en algunos casos, refuerza tambi¨¦n la atroz e interesada percepci¨®n de Francisco como un l¨ªder de una ¡°malvada agenda globalista¡±, conspiraci¨®n que la extrema derecha ondea incluso desde la presidencia de parlamentos y consejer¨ªas auton¨®micas.
Es por ello que no podr¨ªa ser m¨¢s bienvenida la nueva exhortaci¨®n apost¨®lica del Papa del pasado octubre, Laudato Deum. Esta llegaba en un momento crucial, a las puertas de la cumbre del clima (COP28) de Dub¨¢i, una conferencia en un pa¨ªs petrolero muy dif¨ªcil de partida. La urgencia cada vez m¨¢s apremiante para actuar contra la crisis clim¨¢tica iba a motivar tambi¨¦n otro gesto muy simb¨®lico en esta cita: se esperaba que por primera vez acudiera un Papa en persona a una cumbre del clima. Finalmente, no pudo ser por problemas de salud de Francisco, pero este s¨¢bado el n¨²mero dos del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, ley¨® una carta en su nombre en la conferencia de Emiratos ?rabes en la que ped¨ªa el fin de los combustibles f¨®siles y un cambio en el estilo de vida derrochador.
Resulta reiterativo decir que no nos podemos permitir otra COP que acabe en fracaso estrepitoso, y necesitamos con urgencia horizontes de esperanza m¨¢s all¨¢ del Acuerdo de Par¨ªs. Tras 2015, y todav¨ªa con la sensaci¨®n de haber firmado un gran pacto global, empez¨® a cuajar un descontento que en 2018 eclosionar¨ªa en la panoplia de protestas, movimientos estudiantiles, rebeliones cient¨ªficas y la carism¨¢tica figura ¡ªque se agiganta con el tiempo¡ª de Greta Thunberg. S¨®lo una emergencia que fue tratada como tal, la sanitaria, fue capaz de frenar en seco una inercia social que amenazaba con empezar a provocar cambios de calado.
Las palabras del Papa en Laudato Deum, de hecho, podr¨ªan asimilarse e incluso confundirse con muchas de las que integran los discursos de la activista sueca, de cient¨ªficos militantes o de las principales ONG ecologistas. Causa admiraci¨®n su voluntad y habilidad pedag¨®gica; explica claramente la diferencia entre tiempo y clima, ilustra los escenarios del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Clim¨¢tico) y expresa su preocupaci¨®n ante el traspaso de umbrales biof¨ªsicos y el aumento de frecuencia e intensidad de los fen¨®menos extremos. Hay m¨¢s ciencia clim¨¢tica en esta exhortaci¨®n del Papa que en todo un d¨ªa de programaci¨®n de muchos canales de televisi¨®n durante estos d¨ªas de la COP28. Canales que siguen contando con negacionistas cada vez que tratan alg¨²n asunto relacionado con la crisis clim¨¢tica, mientras que el Papa desacredita con contundencia estas posturas, remarcando el origen humano del calentamiento y la falta de evidencia emp¨ªrica de cualquiera que se atreva a negarlo.
Es incluso m¨¢s chocante y meritorio lo bien que plantea la (falsa) disyuntiva entre acciones colectivas e individuales, atribuyendo a las decisiones personales un papel clave en la transformaci¨®n colectiva, m¨¢s all¨¢ del impacto positivo en gramos de di¨®xido de carbono que puedan tener. Yo, que llevo a?os repitiendo que toda acci¨®n individual suma, pero s¨®lo la colectiva transforma, me veo reflejado en las palabras de Bergoglio cuando afirma que ¡°Invito a cada uno a acompa?ar este camino de reconciliaci¨®n con el mundo que nos alberga, y a embellecerlo con el propio aporte, porque ese empe?o propio tiene que ver con la dignidad personal y con los grandes valores. Sin embargo, no puedo negar que es necesario ser sinceros y reconocer que las soluciones m¨¢s efectivas no vendr¨¢n s¨®lo de esfuerzos individuales sino ante todo de las grandes decisiones en la pol¨ªtica nacional e internacional¡±, para a?adir que ¡°no hay cambios duraderos sin cambios culturales, sin una maduraci¨®n en la forma de vida y en las convicciones de las sociedades, y no hay cambios culturales sin cambios en las personas¡±. Es una s¨ªntesis intachable de un dilema que se le plantea a cualquier persona involucrada, de una forma o de otra, en la lucha frente al cambio clim¨¢tico, y muy especialmente a quienes dedican su d¨ªa a d¨ªa a la educaci¨®n ambiental y a la divulgaci¨®n cient¨ªfica.
Bergoglio aborda tambi¨¦n el tecnooptimismo, uno de los grandes obst¨¢culos para actuar en el presente. ?Para qu¨¦ hacer nada, si estamos convencidos de que en el futuro alguna innovaci¨®n t¨¦cnica nos salvar¨¢? En palabras del Papa, ¡°Suponer que cualquier problema futuro podr¨¢ ser resuelto con nuevas intervenciones t¨¦cnicas es un pragmatismo homicida, como patear hacia adelante una bola de nieve¡±. Una forma elegant¨ªsima y muy visual de despachar un muro de pensamiento m¨¢gico que nos impide avanzar.
Por ¨²ltimo, ?cu¨¢l es nuestro papel en el mundo? Es posible que sea ¨¦sta, y no otra, la cuesti¨®n fundamental que hila el discurso del Papa y tambi¨¦n cualquier activismo, no s¨®lo el clim¨¢tico. A la religi¨®n cat¨®lica se le suele achacar ¡ªcon raz¨®n¡ª que lleva en su ADN la dominaci¨®n de la naturaleza. En el vers¨ªculo 26 del primer libro del G¨¦nesis se puede leer: ¡°Hagamos al hombre a nuestra imagen, seg¨²n nuestra semejanza; y que le est¨¦n sometidos los peces del mar y las aves del cielo, el ganado, las fieras de la tierra, y todos los animales que se arrastran por el suelo¡±. Pese a que el Papa Francisco intentaba ya en su enc¨ªclica de 2015 reinterpretar esta cita para quitarle hierro al mandato divino de dominaci¨®n sobre la creaci¨®n, lo cierto es que esta es una visi¨®n que escapa a lo estrictamente religioso. El af¨¢n de dominaci¨®n es transversal y sist¨¦mico. Vivimos en el marco de un sistema econ¨®mico, el capitalismo, que considera la naturaleza como una enorme despensa de alimentos y almac¨¦n de materias primas, como un solar a ocupar y un vertedero a rellenar. El nudo gordiano de la crisis ambiental es nuestra autopercepci¨®n como sujetos separados del mundo natural, que el capitalismo se encarga de reforzar, desvincul¨¢ndonos de lo vivo en lo tangible y tambi¨¦n en su dimensi¨®n espiritual. No es nosotros y la naturaleza. Es nosotros, la naturaleza. Bergoglio parece entenderlo, e incide en la conexi¨®n con el mundo vivo, en la interdependencia y los lazos que nos unen a nuestra ¡°familia universal¡±, pero las herramientas de las que dispone son limitadas. Intenta modular el mensaje b¨ªblico con las ense?anzas de Jes¨²s, quien seg¨²n ¨¦l ¡°pod¨ªa invitar a otros a estar atentos a la belleza que hay en el mundo porque ¨¦l mismo estaba en contacto permanente con la naturaleza y le prestaba una atenci¨®n llena de cari?o y asombro¡±.
Estos d¨ªas ha sido tambi¨¦n noticia que la Reina Letizia ha hablado de decrecimiento en un foro p¨²blico. Si bien es una noticia que cabe celebrar ¡ªm¨¢s por lo simb¨®lico que por lo estructural¡ª, nos deber¨ªamos preguntar si regocijarnos en estas victorias dial¨¦cticas no nos conducir¨¢ acaso a una cierta autoindulgencia. Lo importante no es que dos figuras tan anacr¨®nicas y a la vez tan relevantes como el Papa de la Iglesia Cat¨®lica y la Reina de Espa?a traten estos temas. Lo realmente crucial es que estas menciones y discursos se transmuten en acciones y cambios de conciencia. Que formen parte de algo m¨¢s que una verbalizaci¨®n individual, por importante que sea. Con el fin de que, como desea Jorge Mario Bergoglio, terminemos ¡°con la idea de un ser humano aut¨®nomo, todopoderoso, ilimitado, y nos repensamos a nosotros mismos para entendernos de una manera m¨¢s humilde y m¨¢s rica¡±.
Andreu Escriv¨¤ es ambient¨®logo, doctor en Biodiversidad y escritor. Su ¨²ltimo libro es Contra la sostenibilidad: por qu¨¦ el desarrollo sostenible no salvar¨¢ el mundo (y qu¨¦ hacer al respecto) (Arpa/Sembra).
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