El ¡®CSI¡¯ de los incendios forestales en Espa?a: ¡°Los fuegos se investigan como si fueran asesinatos¡±
Los agentes del Seprona de la Guardia Civil recolectan pruebas para esclarecer las causas de las quemas y realizan estimaciones de da?os: en un fuego que calcin¨® 5.000 hect¨¢reas en Granada, la factura asciende a 800 millones
Dos agentes del Seprona se bajan de un todoterreno en pleno bosque. Sacan un voluminoso malet¨ªn que dejan en el suelo. Dentro, imanes, botes, pinzas y hasta laca, elementos necesarios para encontrar pistas. Poco a poco, la escena se empieza a llenar de conos amarillos se?alando cada prueba. Sin embargo, aqu¨ª no se busca un cad¨¢ver, sino las causas que provocaron un fuego. ¡°Un incendio forestal se investiga como si fuera un asesinato¡±, se?ala Daniel Barturen, teniente del grupo de desertificaci¨®n de la Unidad Central Operativa (Ucoma) de la Guardia Civil. As¨ª funciona el grupo que se hace cargo de las investigaciones m¨¢s complejas sobre fuegos en Espa?a ¡ªal igual que el CSI en la serie televisiva sobre cr¨ªmenes¡ª y realiza estimaciones de da?os: en un fuego que calcin¨® 5.000 hect¨¢reas en Granada en 2022, la factura asciende a 800 millones.
Cuando se produce un monstruo de fuego, lo primero es gestionar la emergencia y proteger a la poblaci¨®n: cortes de carreteras, delimitaci¨®n de ¨¢reas, evacuaci¨®n de viviendas si es necesario. En los m¨¢s grandes se monta un centro de mando y se nombra un responsable de la emergencia. Cuando esta persona considera que es seguro, arranca la investigaci¨®n. En los casos m¨¢s complejos (como los que afectan a parques naturales o queman muchas hect¨¢reas) se suele requerir la ayuda de los especialistas de la Ucoma.
Ya de vuelta en Madrid ¡ªen la sede del Seprona¡ª, Barturen explica su trabajo. ¡°En un homicidio, tenemos la autopsia que nos dice si ha sido muerte natural o violenta. En los incendios pasa lo mismo, lo primero es determinar el ¨¢rea de inicio y buscar la posible causa, humana o natural¡±. ?C¨®mo se hace? ¡°Buscamos los vestigios que va dejando el fuego en su avance en funci¨®n del viento, la pendiente y una serie de marcas que va haciendo en las rocas y en los ¨¢rboles. Con eso sabemos hacia d¨®nde avanz¨® el fuego, y vamos haciendo el camino contrario hasta encontrar el ¨¢rea de ignici¨®n. Y ah¨ª tenemos que buscar indicadores de actividad que pudieron iniciar las llamas¡±.
A su lado, la sargento Gema Armero, del mismo grupo, abre el malet¨ªn: ¡°Primero miramos las condiciones clim¨¢ticas como temperatura, humedad. Luego, cada vez que encontramos una evidencia se marca con un testigo amarillo, se le pone el n¨²mero y la escala m¨¦trica. Los botes sirven para tomar muestras, que recogemos con estas pinzas. La cuerda la usamos para marcar la zona¡±, dice. ¡°El im¨¢n nos ayuda a encontrar posibles puntos mec¨¢nicos, como las esquirlas que pueden lanzar las v¨ªas del tren. Cuando hay restos de un artilugio incendiario, como un rollo de papel de peri¨®dico, la forma del fuego se queda pegada al papel, y usamos la laca para fijarlo y llev¨¢rnoslo como prueba¡±, a?ade.
Con este m¨¦todo, en los ¨²ltimos a?os han participado en los incendios de Asturias (2023) ¡ªdonde los m¨¢s de 400 focos hac¨ªan muy dif¨ªcil la investigaci¨®n¡ª, de Tenerife (2023), de Granada (2022) o de Galicia (2021 y 2022). ¡°En el caso de Lugo y Ourense tuvimos que hacer una operaci¨®n compleja para encontrar a los culpables, con seguimientos y un dispositivo de control similar al de una operaci¨®n antidroga¡±, cuenta Barturen. ¡°Descubrimos que era un grupo de amigos que se dedicaban a provocar incendios sin ninguna motivaci¨®n concreta m¨¢s que disfrutar con ello. Gracias a la operaci¨®n, lleg¨® un momento en el que sab¨ªamos que iban a quemar y los pudimos pillar justo provocando un incendio¡±, prosigue.
En otro de los casos mencionados, el de Granada, que arras¨® unas 5.000 hect¨¢reas forestales en el municipio de Los Gu¨¢jares, las pesquisas llevaron a detener el a?o pasado a un antiguo bombero forestal como presunto autor. ¡°Tuvimos que colaborar con varias unidades del Seprona para lograrlo, pero al final pudimos situarlo sin dudas en ¨¢rea de ignici¨®n¡±, revela Armero. Para encontrar ese enclave, a veces se ayudan de las im¨¢genes por sat¨¦lite que ofrece el servicio europeo Copernicus, que muestran anomal¨ªas t¨¦rmicas varias veces al d¨ªa.
Da?os al ecosistema
Este fuego muestra otra de las labores de la Guardia Civil: la realizaci¨®n de informes que estimen los da?os de este tipo de cat¨¢strofes. Lo explica Alejandro Robles, de la Unidad T¨¦cnica de Investigaci¨®n de la Ucoma: ¡°Acudimos al lugar justo despu¨¦s de que termine el incendio, y luego un a?o despu¨¦s, para ver c¨®mo se est¨¢ recuperando la zona, si la vegetaci¨®n vuelve a crecer, si los animales retornan¡¡±. Eval¨²an dos grandes par¨¢metros: por un lado, lo que ha costado la extinci¨®n del fuego y, por otro, los servicios ecosist¨¦micos que se han perdido.
¡°Un bosque ayuda en la captura de carbono, previene frente a riadas, protege frente a la erosi¨®n, ayuda en la filtraci¨®n de agua que regenera los acu¨ªferos¡ Si se quema, la tierra va a los r¨ªos y los enturbia, colmata los pantanos, genera mortalidad de peces y otros animales¡±, prosigue Robles. Gemma Prieto, de la misma unidad, tercia: ¡°En el caso de Granada, evaluamos 21 servicios ecosist¨¦micos (biodiversidad, producci¨®n de alimentos, caza y pesca, provisi¨®n de agua¡), y comprobamos que al menos 18 ten¨ªan un alto valor ecol¨®gico. Bas¨¢ndonos en ello hicimos nuestro informe¡±.
El resultado es que el fuego provoc¨® 235 millones de perjuicio en cuanto a valor de restauraci¨®n (que incluye los medios de extinci¨®n y los de restauraci¨®n del entorno) y otros 550 de servicios ecosist¨¦micos que se han dejado de prestar. Robles apunta: ¡°El valor de restauraci¨®n es m¨¢s sencillo, al final es ver cu¨¢nto cuesta la intervenci¨®n de bomberos, aviones y Guardia Civil, as¨ª como los operarios para plantar ¨¢rboles. En cambio, evaluar los servicios ecosist¨¦micos es algo m¨¢s novedoso, pero imprescindible para saber cu¨¢l es el verdadero da?o ambiental que se ha producido¡±.
No siempre se encuentra un culpable. Seg¨²n datos provisionales del Ministerio para la Transici¨®n Ecol¨®gica, en lo que llevamos de 2024 se han producido m¨¢s de 4.700 siniestros relacionados con llamas que han quemado 42.314 hect¨¢reas de superficie forestal. El factor humano est¨¢ detr¨¢s del 80% de los fuegos, ya sea de forma intencionada o por negligencia. Otro 5% se debe a causas naturales, fundamentalmente, por rayos. Y el 15% restante figura en las estad¨ªsticas como de origen desconocido.
Seg¨²n datos del Ministerio del Interior, en el caso de los incendios intencionados, un factor importante son los intereses y conflictos ganaderos, aunque la categor¨ªa con m¨¢s peso en las estad¨ªsticas es ¡°otros¡±. En lo que respecta a accidentes y negligencias, destacan los fuegos provocados por las ¡°l¨ªneas el¨¦ctricas¡± y los coches, y las ¡°quemas agr¨ªcolas¡±.
¡°Las anomal¨ªas t¨¦rmicas que detectan los sat¨¦lites nos ayuda a ver d¨®nde se repiten los fuegos a?o tras a?o, que suele ser por un uso tradicional del fuego. Sin embargo, con el cambio clim¨¢tico las condiciones han cambiado y lo que antes se hac¨ªa ahora genera un gran peligro. As¨ª podemos hacer m¨¢s esfuerzos preventivos en esa zona¡±, dice Armero. Barturen concluye: ¡°Muchos fuegos en zonas aisladas de Asturias pasan desapercibidos. Las anomal¨ªas nos ayudan a detectar d¨®nde se est¨¢n produciendo m¨¢s incendios y menos personas est¨¢n siendo arrestadas. Creemos que la mayor prevenci¨®n en este caso es que no haya sensaci¨®n de impunidad para quienes queman¡±.
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