Qui¨¦n puede ser periodista y otras seis preguntas sobre la prensa en la era de las noticias falsas
Profesionales de la informaci¨®n opinan sobre el debate abierto por el presidente S¨¢nchez sobre la posibilidad de regular la profesi¨®n y c¨®mo corregir su descr¨¦dito
En estos tiempos atropellados que engullen acontecimientos, la carta de Pedro S¨¢nchez anunciando que hab¨ªa decidido parar y reflexionar durante cinco d¨ªas sobre su continuidad como presidente del Gobierno por ¡°la m¨¢quina del fango¡± y las informaciones publicadas sobre su esposa, Bego?a G¨®mez, parece ya la prehistoria de la prehistoria. Pero sus palabras, compartidas por algunos y criticadas por otros, y su discurso posterior -en la entrevista que concedi¨® a la directora de EL PA?S, Pepa Bueno, habl¨® de una posible colegiaci¨®n obligatoria de los periodistas ¡°para evitar el intrusismo¡±-, volvieron a poner sobre la mesa un debate eterno: ?es posible o deseable controlar la calidad de lo que se publica? ?Puede ser fiscalizable el periodismo sin poner en riesgo la libertad de expresi¨®n? ?Por qui¨¦n? ?Y c¨®mo? ?Los periodistas deben estar autorizados para ejercer, como si fueran m¨¦dicos, arquitectos o abogados?
S¨¢nchez insisti¨® el viernes, en una entrevista concedida a La Sexta, en la necesidad de tomar medidas. Podemos registr¨® recientemente una proposici¨®n de ley en el Congreso sobre accionistas, directivos y presentadores de medios y ha anunciado otra para, entre otras cosas, crear un ¡°Consejo del Derecho a la Informaci¨®n¡± elegido por la ciudadan¨ªa que podr¨ªa imponer sanciones a quienes difundan informaci¨®n falsa.
Empecemos por el principio: ?hay realmente un problema? Parece que s¨ª. M¨¢s de la mitad de los espa?oles no se f¨ªan de los medios de comunicaci¨®n. El 53% no concede ni un cinco raspado cuando responde sobre su confianza en ellos, y el 19% no pasa del 1 sobre 10, seg¨²n la ¨²ltima Encuesta sobre Tendencias Sociales del CIS, de octubre de 2023. Es el m¨ªnimo posible: no se pod¨ªa poner un cero.
Las conclusiones de otros informes son similares: el 40% de los espa?oles desconf¨ªa de las noticias seg¨²n el Digital News Report de 2023 para Espa?a del Instituto Reuters (Universidad de Oxford), un estudio sobre consumo de noticias que se elabora cada a?o desde hace una d¨¦cada. La desconfianza se solapa, adem¨¢s, con un aumento del desinter¨¦s por lo que pasa en el mundo. Ocho de cada 10 espa?oles dec¨ªan estar muy interesados en la informaci¨®n en 2015; ahora son cinco de cada 10. Y, seg¨²n este mismo estudio, la percepci¨®n social del periodismo es mala: el 57% afirma que escucha cr¨ªticas negativas de la profesi¨®n.
?Por qu¨¦ los ciudadanos no se f¨ªan de los medios?
¡°Los males del periodismo est¨¢n bastante claros¡±, opina Eduardo Su¨¢rez, del Instituto Reuters. ¡°La confianza y el inter¨¦s en las noticias han bajado. Y solo el 13% de los espa?oles piensa que los medios son independientes de las presiones del poder pol¨ªtico, y el 15%, que lo son de las del poder econ¨®mico. Adem¨¢s, se perciben como partidistas. Y es importante resaltar que esto no ocurre en todos los pa¨ªses. En Espa?a, los pol¨ªticos y los periodistas se ven como parte de un todo, salen juntos en televisiones y radios, forman parte del mismo ecosistema. No nos distinguen de ellos¡±. Y ¡°ellos¡± generan a¨²n menos confianza: Espa?a es uno de los pa¨ªses del mundo que menos se f¨ªa de sus pol¨ªticos. El 72% no lo hace, seg¨²n el informe de Ipsos Global Trustworthiness Index 2023. En Europa, este porcentaje solo se supera en Polonia, Ruman¨ªa y Hungr¨ªa.
Por otro lado, en un contexto de polarizaci¨®n partidista tan fuerte como el espa?ol, los ciudadanos s¨ª conf¨ªan en los medios que leen, ven o escuchan. Pero solo en ellos -el 82% de los espa?oles dice confiar mucho o bastante en los medios que ha elegido, seg¨²n el CIS-. Y poco o nada en lo que dicen los dem¨¢s.
¡°De todas formas, yo dir¨ªa que tampoco hay que exagerar el problema¡±, opina Su¨¢rez. ¡°La situaci¨®n no es tan apocal¨ªptica. La ca¨ªda de confianza en los medios tiene una parte positiva. Est¨¢ bien que la gente sea un poco esc¨¦ptica. No tengo claro que todo fuera mejor en los a?os 80 con cuatro o cinco peri¨®dicos nacionales y dos canales de tele. Internet ha tra¨ªdo tambi¨¦n el pluralismo y un ecosistema mucho m¨¢s variado¡±.
¡°Pero algo hay que hacer con la desinformaci¨®n¡±, opina Isabel Morillo, directora de El Correo de Andaluc¨ªa. ¡°S¨ª hay un problema grave. El periodismo tiene unas reglas que deben cumplirse: contar hechos veraces y contrastados, y esto no siempre sucede. Yo no quiero estar en el mismo lugar que una persona que hace una noticia sin hablar con nadie. Los ciudadanos deber¨ªan poder confiar en que lo que se publica no es un invento¡±.
Pero, hacer¡ ?el qu¨¦? Esta pregunta lleva a su vez a muchas otras, as¨ª que empecemos por la m¨¢s b¨¢sica: si cualquiera tiene derecho a ejercer el oficio, con formaci¨®n espec¨ªfica o sin ella.
?Qui¨¦n puede ser periodista?
Morillo y Su¨¢rez, al igual que el resto de periodistas consultados, coinciden en un punto: el periodismo es un oficio y se aprende ejerci¨¦ndolo. Por eso hay excelentes profesionales que son licenciados en F¨ªsica, en Medicina, en Derecho, en Historia, en Filolog¨ªa¡ y tambi¨¦n hay extraordinarios y premiad¨ªsimos periodistas sin estudios universitarios. No eran ni son licenciados en periodismo Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, Ryszard Kapuscinski, Alma Guillermoprieto, Bob Woodward o Carl Bernstein -los conocidos reporteros de The Washington Post que destaparon el caso Watergate-. Y tantos y tantos otros. Y tambi¨¦n hay periodistas condenados por mentir con sus t¨ªtulos en Ciencias de la Informaci¨®n perfectamente enmarcados.
El debate sobre la titulaci¨®n est¨¢ abierto dentro de las asociaciones de prensa y en los colegios profesionales que existen en algunas comunidades aut¨®nomas, pero no va mucho m¨¢s all¨¢. Para entrar en el registro de periodistas de la FAPE (Federaci¨®n de Asociaciones de Periodistas de Espa?a) hay que ser titulado en Ciencias de la Informaci¨®n o haber cursado un m¨¢ster respaldado por una universidad que tenga grado de Periodismo. ¡°Pero estar o no estar en el registro no supone que no se pueda ejercer la profesi¨®n¡±, se?ala su presidente, Miguel ?ngel Noceda. Y en las redacciones es dif¨ªcil encontrar periodistas que defiendan que solo puedan serlo los licenciados en Periodismo.
?Los agitadores y pseudomedios realmente tienen tanta repercusi¨®n?
En los ¨²ltimos a?os han aparecido canales de agitaci¨®n pol¨ªtica a izquierda y derecha con fines ideol¨®gicos, pol¨ªticos o econ¨®micos que no respetan las reglas del periodismo, a pesar de lo cual consiguen muchas veces incluso acreditarse como periodistas en instituciones como el Congreso de los Diputados.
¡°Pero por s¨ª mismos no son nada¡±, opina Su¨¢rez. ¡°?Cu¨¢ndo adquiere relevancia su mensaje? Cuando los pol¨ªticos hablan de sus informaciones o bien cuando las teles, las radios o los peri¨®dicos las amplifican. Este es el problema¡±.
El modus operandi se repite. Alguien escribe una informaci¨®n sin contrastar en un medio diminuto. Nadie le hace caso. Lo mete en redes sociales. Tampoco recibe mucha atenci¨®n. Pero, cuando el pol¨ªtico de turno lo repite, o alg¨²n columnista lo menciona en un medio grande, o alguna tele o radio permite al autor contar su informaci¨®n falsa en una tertulia, ya est¨¢: ya ha entrado en el debate p¨²blico aunque no tenga una sola fuente que acredite su veracidad. Para lograrlo ha necesitado de la complicidad de al menos un pol¨ªtico o un periodista.
¡°Los medios serios deber¨ªamos tener mucho cuidado en no amplificar noticias falsas¡±, opina la exdirectora de EL PA?S Soledad Gallego-D¨ªaz. ¡°Ni siquiera para desmentirlas. No deber¨ªamos entrar ah¨ª. Deber¨ªamos centrar nuestros esfuerzos en averiguar qui¨¦n est¨¢ detr¨¢s de esas historias y por qu¨¦ se publican, aunque eso es mucho m¨¢s dif¨ªcil y exige m¨¢s recursos¡±.
¡°Los peri¨®dicos hemos ca¨ªdo en priorizar lo urgente sobre lo importante y muchas veces nos subimos a cualquier debate para no quedarnos atr¨¢s del resto¡±, a?ade Juan Fern¨¢ndez-Miranda, adjunto al director del diario Abc. ¡°Tenemos que hacer una reflexi¨®n sobre la velocidad, de la que muchas veces se aprovechan los poderes y que perjudica a los ciudadanos¡±.
?Se debe hacer algo? ?Qui¨¦n y c¨®mo?
La respuesta es casi un¨¢nime entre los consultados sobre si es deseable una regulaci¨®n por parte del poder pol¨ªtico que pueda entrar en los contenidos: no. ¡°Ser¨ªa peor el remedio que la enfermedad¡±, se?ala Gallego-D¨ªaz. ¡°Un Gobierno regulando estas cuestiones es peligros¨ªsimo. El derecho a la informaci¨®n no se puede poner en riesgo¡±. ¡°A m¨ª el debate me da mucho miedo porque siempre que he visto a la clase pol¨ªtica hablar de esto he visto un tamiz intervencionista¡±, a?ade Fern¨¢ndez-Miranda.
¡°Es cierto que hay agitadores que no son periodistas y que cuentan noticias a veces ciertas, a veces falsas¡±, opina Su¨¢rez. ¡°En muchos casos estamos hablando de territorios grises que entran dentro de la exageraci¨®n o de la opini¨®n. A veces es territorio gris claro; a veces, gris oscuro. Pero es muy complicado que se planteen soluciones desde el poder. La cr¨ªtica del presidente S¨¢nchez, por ejemplo, es un poco de brocha gorda. Hablaba de digitales cuando todos los grandes peri¨®dicos son digitales. Y no distingu¨ªa informaci¨®n falsa de periodismo de investigaci¨®n. La informaci¨®n de El Confidencial sobre su esposa, Bego?a G¨®mez, origen de su carta y de sus cinco d¨ªas de reflexi¨®n, era veraz. Cuesti¨®n distinta es la valoraci¨®n que cada uno haga sobre esos hechos, o la jerarqu¨ªa que deber¨ªa tener esa noticia. Pero un gobernante no puede plantear que no se puedan publicar hechos ciertos¡±.
Si la intervenci¨®n de los poderes pol¨ªticos es peligrosa, ?qu¨¦ hacemos entonces? ¡°Deber¨ªamos abrir un debate period¨ªstico serio dentro de los propios medios¡±, opina Morillo. ¡°Sentarnos y empezar a hablar¡±. La FAPE coincide. ¡°La prensa deber¨ªa encabezar la lucha contra la desinformaci¨®n y la polarizaci¨®n para proteger a la ciudadan¨ªa¡±, se?ala Noceda, su presidente.
?Tendr¨ªa sentido pedir una colegiaci¨®n obligatoria?
¡°No¡±, defiende rotundo el exdirector de EL PA?S y actual director del m¨¢ster del periodismo del peri¨®dico, Javier Moreno. ¡°?Qu¨¦ aportar¨ªa? ?Qui¨¦n decide que te puede quitar el carn¨¦ si no haces las cosas bien? ?C¨®mo se forma ese colegio profesional? ?Qui¨¦n lo elige? ?C¨®mo nos aseguramos de que no se politice? Cualquier medida as¨ª choca con la libertad de expresi¨®n¡±. ¡°Tal y como est¨¢ redactada la Constituci¨®n espa?ola, la colegiaci¨®n obligatoria ser¨ªa imposible¡±, coincide Noceda desde la FAPE. ¡°Entra en conflicto con el art¨ªculo 20 que garantiza el derecho a comunicar y recibir libremente informaci¨®n veraz¡±.
¡°La colegiaci¨®n obligatoria para poder ejercer no tiene sentido¡±, a?ade Fern¨¢ndez-Miranda. ¡°Pero los periodistas y los medios s¨ª deber¨ªamos organizarnos mejor para ser m¨¢s fuertes, para defender la profesi¨®n y no devaluarla. Hay que defender el buen periodismo, m¨¢s all¨¢ de las l¨ªneas editoriales de cada cual, y hacer todos un esfuerzo por distanciarnos del poder pol¨ªtico. Esto es fundamental, y la autocr¨ªtica que nos podemos hacer, para poder luego apelar a los ciudadanos para que hagan un esfuerzo en estar bien informados¡±.
¡°Para trabajar en los grandes medios en Italia hace falta estar colegiado en un organismo privado con un c¨®digo deontol¨®gico al que se puede acceder con un t¨ªtulo en periodismo o si se ha trabajado m¨¢s de un a?o y medio en una Redacci¨®n¡±, explica el corresponsal de EL PA?S en Roma, Daniel Verd¨². ¡°Pero la gente que propaga los grandes bulos y que escribe en cualquier web creada para ello no se colegia ni se somete a este control, de forma que de hecho no funciona para controlar este tipo de desinformaci¨®n¡±.
?Bastan las leyes actuales y los jueces para luchar contra las noticias falsas?
¡°En el derecho civil y penal ya hay suficientes herramientas como para que se garantice que las noticias que se publican sean veraces y que, cuando no lo sean, esto tenga consecuencias¡±, opina Moreno. ¡°En un Estado de derecho quienes deciden son los jueces, aplicando la ley. Que se pretenda sancionar de otra forma a los periodistas solo plantea riesgos inasumibles en una democracia¡±.
Pero el problema, en estos tiempos que corren, es que los tribunales son muy lentos (estamos hablando de que pueden pasar a?os para que haya una condena firme por injurias o calumnias, por ejemplo) y las redes sociales muy r¨¢pidas. ¡°Pero eso es un problema del Estado, no del periodismo¡±, responde Moreno. ¡°Que arreglen la justicia y sus tiempos en vez de inventar herramientas que van a generar m¨¢s problemas que soluciones¡±.
¡°Hay cosas concretas que s¨ª se pueden hacer¡±, argumenta Gallego-D¨ªaz. Ella plantea, por ejemplo, la posibilidad de imponer judicialmente multas m¨¢s fuertes en el ¨¢mbito del derecho civil. Multas que sean realmente disuasorias, que mentir cueste. Y, para que sea efectivo, que los tribunales act¨²en con mayor celeridad cuando se trate de informaciones que afecten a la reputaci¨®n de las personas, a la salud p¨²blica, que puedan incitar a la violencia¡
Un ¡®sello de calidad¡¯ voluntario para los medios
M¨¢s all¨¢ de las leyes, est¨¢ la posible autorregulaci¨®n de los medios. En Reino Unido existe una Comisi¨®n de Quejas de la Prensa con un c¨®digo ¨¦tico al que los medios se acogen voluntariamente. Cuando alguno es objeto de reproche, tiene la obligaci¨®n de publicarlo. Hay muchos medios que no se apuntan, pero esto tambi¨¦n aporta informaci¨®n a la ciudadan¨ªa, que conoce qui¨¦n se ha sometido a estos est¨¢ndares de calidad y qui¨¦n no.
¡°Yo solo ser¨ªa partidario de una alianza de medios que pudiera funcionar como una especie de sello de calidad al que se adscribe cada medio de forma voluntaria y que estuviera centrado sobre todo en mejorar la transparencia en cuanto a la financiaci¨®n¡±, propone Moreno. ¡°Por ejemplo, que todos tuvieran que aportar semestralmente informaci¨®n sobre sus ingresos, sobre sus gastos y sobre la publicidad institucional que reciben. Que las cuentas est¨¦n claras. Esto ser¨ªa sin duda un primer paso que dejar¨ªa en evidencia muchas cosas. ?Arreglar¨ªa el problema ma?ana? No. Pero mandar¨ªa el mensaje de que colectivamente los periodistas tenemos inter¨¦s en aportar soluciones. Eso s¨ª, poco a poco, como se hacen las cosas en una democracia. Porque meterse en los contenidos, m¨¢s all¨¢ del control judicial que ya existe, es muy problem¨¢tico¡±.
El nuevo reglamento europeo de medios de comunicaci¨®n incide precisamente en este punto: en la necesaria transparencia en torno a los medios. A partir de agosto de 2025 ser¨¢n obligatorias dos cosas: aclarar qui¨¦nes son los titulares directos o indirectos de los medios, con paquetes accionariales que les permitan ejercer influencia sobre el funcionamiento y la toma de decisiones estrat¨¦gica, y declarar la publicidad institucional que se perciba. ¡°La transparencia es fundamental para que los ciudadanos sepan a qu¨¦ atenerse, qui¨¦nes son los que le est¨¢n informando y qu¨¦ intereses pueden tener detr¨¢s¡±, a?ade Gallego-D¨ªaz.
La mayor¨ªa de las instituciones no hacen p¨²blico el desglose de c¨®mo reparten su publicidad. Un exdirector de un peri¨®dico nacional cuenta que, a comienzos de los 2000, se reuni¨® con el presidente de una comunidad aut¨®noma. Le pregunt¨® por qu¨¦ un medio que vend¨ªa menos ejemplares recib¨ªa sin embargo siete veces m¨¢s dinero en publicidad institucional. El presidente lo neg¨® primero, se escandaliz¨® despu¨¦s -un poco al modo del ¡°?Qu¨¦ esc¨¢ndalo, aqu¨ª se juega!¡± que dec¨ªa el capit¨¢n Renault en Casablanca mientras recog¨ªa sus ganancias del casino-, y acab¨® diciendo que lo cambiar¨ªa¡ algo que jam¨¢s sucedi¨®.
?Qu¨¦ es un medio de comunicaci¨®n?
¡°Creo que es necesaria alguna regulaci¨®n¡±, opina Ignacio Escolar, director de El diario.es. ¡°La ley de prensa es de 1966, es una ley franquista, y lo que a¨²n sigue en vigor de la misma es totalmente anacr¨®nico y no se cumple¡±. El reglamento de la Uni¨®n Europea obliga tambi¨¦n a que exista un censo de medios a trav¨¦s de un organismo independiente. ¡°Esto tiene todo el sentido: un censo que deje claro qu¨¦ es un medio, porque cumple con una serie de obligaciones, y qu¨¦ no lo es¡±, defiende Escolar. ¡°Desde mi punto de vista, habr¨ªa dos requisitos esenciales: que el medio haga p¨²blico c¨®mo se financia y qui¨¦nes son sus due?os y que se someta a un c¨®digo ¨¦tico independiente como el de la FAPE, por ejemplo. En ese caso, eres prensa. Si no, ser¨¢s otra cosa, pero no prensa. Y esto deber¨ªamos hacerlo los medios a trav¨¦s de la autorregulaci¨®n antes de que nos obligue la ley en 2025, porque nos jugamos mucho¡±.
¡°La transparencia deber¨ªa alcanzar a todo, tambi¨¦n a las redacciones¡±, defiende Morillo. ¡°A veces no se sabe siquiera ni qui¨¦n escribe en un medio porque usan seud¨®nimos para parecer grandes cuando tienen a cuatro personas escribiendo. Esa opacidad va en contra de las buenas praxis y de los derechos de los ciudadanos¡±. ¡°Es importante tambi¨¦n que cada medio refuerce sus est¨¢ndares de calidad y que adem¨¢s los explique p¨²blicamente, como hace por ejemplo el New York Times en su p¨¢gina web¡±, opina Su¨¢rez. ¡°Que quede claro qui¨¦n hace bien las cosas¡±.
Hay pocas respuestas claras. Quiz¨¢, que hay que tener mucho cuidado con cualquier intervenci¨®n, del tipo que sea, por los riesgos que supone; que hace falta m¨¢s transparencia en torno a los medios, sus due?os y a sus relaciones con el poder pol¨ªtico y econ¨®mico a trav¨¦s de la publicidad; y que hay que defender colectivamente de alguna forma el buen periodismo, el rigor y las buenas praxis para que el oficio vuelva a tener un prestigio social que ha ido perdiendo, pero que tuvo. Cuando no estaba ejerciendo de superher¨®e, Superman era periodista.
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