Muere Ricardo Arques, el lobo solitario que descubri¨® el caso GAL
Fallece en Santander el periodista que destap¨® la guerra sucia contra ETA. Sus investigaciones en ¡®Diario 16¡ä lograron la condena de los polic¨ªas Amedo y Dom¨ªnguez
Ricardo Arques ?lvarez (Santo?a, Cantabria), el periodista que descubri¨® el caso GAL (Grupos Antiterroristas de Liberaci¨®n), la organizaci¨®n terrorista que en los a?os ochenta asesin¨® a la sombra del Estado a 27 etarras en el sur de Francia, se ha ido en silencio a los 64 a?os. Sin hacer ruido, fiel a su estilo, sin organizar su despedida final que solo ¨¦l y unos pocos familiares sab¨ªan que pod¨ªa llegar. Su ¨²nica instrucci¨®n ha sido la entrega de unos tel¨¦fonos de amigos y compa?eros de profesi¨®n a los que comunicar su ¨²ltimo viaje. Un viaje a lo desconocido desde la habitaci¨®n del hospital Universitario Marqu¨¦s de Valdecilla de Santander donde llevaba ingresado varios d¨ªas a causa de una reciente enfermedad que solo conoc¨ªan sus familiares.
Ricardo se ha marchado con todos los secretos que atesor¨® durante su etapa profesional m¨¢s brillante y arriesgada. La de un joven y solitario reportero del diario Deia que en los a?os de plomo, cuando ETA asesinaba a un centenar personas al a?o, tuvo que viajar desde Bilbao a Madrid para encontrar el apoyo de un peri¨®dico nacional como Diario 16 donde publicar sus investigaciones sobre un oscuro grupo terrorista integrado por mandos de la polic¨ªa que liquidaban a etarras al otro lado de la frontera. Polic¨ªas con los que se cruzaba por las calles de Bilbao, tipos que durante los Gobiernos de Felipe Gonz¨¢lez pagaban grandes cantidades de dinero procedentes de los fondos reservados del Ministerio del Interior por cada v¨ªctima. Unos pagos que recib¨ªan los mercenarios a la luz de la luna en los soportales del casino Kursaal de San Sebasti¨¢n (Guip¨²zcoa).
El periodista t¨ªmido y reservado que se refugiaba en sus silencios y hu¨ªa del ruido no desvel¨® la identidad de ¡°Garganta Profunda¡±, la fuente que le facilit¨® en agosto de 1987 la ubicaci¨®n en el alto de Biriatou (Francia), a tiro de piedra de Ir¨²n, del zulo donde se ocultaban los pasaportes de los pistoleros que los polic¨ªas destinados en Bilbao Jos¨¦ Amedo y Michel Dom¨ªnguez contrataron para atentar contra los terroristas de ETA. En su casa de Santo?a, frente a la playa de Berria, Ricardo guardaba un archivo que no le gustaba exhibir y las dos balas con las que le amenazaron cuando empez¨® a publicar las primeras informaciones. Un tesoro informativo que los que durante a?os trabajamos en pareja con ¨¦l no conoc¨ªamos. La investigaci¨®n period¨ªstica sobre los GAL provoc¨® una grave crisis pol¨ªtica en el Gobierno socialista y una condena de 117 a?os de c¨¢rcel para Amedo y Dom¨ªnguez.
En 1997, tras su etapa en los equipos de Investigaci¨®n de Diario 16 y El Mundo, Arques dirigi¨® el diario El D¨ªa de Valladolid, un proyecto que perteneci¨® al Grupo PRISA (editor de EL PA?S), y posteriormente inici¨® una larga aventura profesional en Am¨¦rica que colm¨® su curiosidad e inter¨¦s por un continente que le fascinaba y donde pas¨® los mejores a?os de su vida. Primera parada de tres a?os pilotando el Expreso de Guayaquil en Ecuador. Segunda, un largo periplo en medios del Grupo PRISA. Durante cinco a?os, dirigi¨® sus filiales en Bolivia (tres diarios ¡ªLa Raz¨®n, El Nuevo D¨ªa y Extra¡ª y la cadena de televisi¨®n ATB). Antes de recalar en M¨¦xico, fue director de Radio Continental en Argentina durante dos a?os. Posteriormente, ejerci¨® como director de la cadena de emisoras W Radio en M¨¦xico.
Ricardo se retir¨® de la profesi¨®n hace unos a?os. En silencio, sin ninguna exhibici¨®n ni despedida. No a?oraba sus a?os de investigaci¨®n sobre los GAL y confesaba su desencanto por el periodismo. Se refugi¨® en Santo?a, su pueblo, donde este lobo solitario, leal, generoso y bueno sal¨ªa todos los d¨ªas a hacer deporte con su bici y su piragua. Al atardecer, una lata de anchoas en la barra de Casa Berto y retirada a casa. Necesitaba ver cada ma?ana el mar y, sobre todo, cumplir con una deuda pendiente que hab¨ªa contra¨ªdo con Pituca, su madre, durante su larga etapa americana: regresar alg¨²n d¨ªa y vivir con ella. Deuda que cumpli¨® hasta el ¨²ltimo d¨ªa.
El reportero de investigaci¨®n se ha ido en paz este jueves, acompa?ado de su esposa, Khatia Bra?ez Ugartetxe, su madre y su hermana Mar¨ªa Jes¨²s. Deja atr¨¢s una legi¨®n de amigos y admiradores de su bondad, elegancia y sobriedad. Buen viaje, Willowy.
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