Tres millones de historias de inmigraci¨®n
El documental 'La pr¨®xima estaci¨®n' aborda los problemas de los ecuatorianos en Espa?a a trav¨¦s de tres relatos de dolor y esperanza
"En Espa?a hay medio mill¨®n de ecuatorianos y esta es la historia de algunos de ellos". La tarjeta de presentaci¨®n de La pr¨®xima estaci¨®n, documental dirigido por Estela Il¨¢rraz (San Sebasti¨¢n, 1969), es sencilla. Pero la experiencia de Fernanda Maldonado, Marco P¨¢ez y la familia Campoverde, que Il¨¢rraz recorre en una pieza de 70 minutos que se puede ver en los cines Kin¨¦polis Madrid (Pozuelo) hasta el 15 de noviembre (Horario: de viernes a domingo, 17.15/18.45/20.30; de lunes a jueves, 17.00/18.30/20.15; www.kinepolis.com), es la cr¨®nica de uno de los fen¨®menos sociales m¨¢s importantes que ha experimentado Espa?a en la ¨²ltima d¨¦cada: convertirse en tierra de acogida de inmigrantes ecuatorianos.
"Yo quer¨ªa contar, sobre todo, c¨®mo se vive la distancia a trav¨¦s del tiempo. C¨®mo va evolucionando ese sentimiento de separaci¨®n f¨ªsica y emocional que supone la inmigraci¨®n", explica Il¨¢rraz, que fue testigo directo de la crisis social y econ¨®mica de Ecuador, donde viaj¨® y vivi¨® en distintos periodos entre 1992 y 2000. Mientras Espa?a multiplicaba su bienestar en un espectacular ciclo de crecimiento, al otro lado del Atl¨¢ntico la econom¨ªa de Ecuador se desmoronaba en 2000 (el reparto de la riqueza mundial es un juego de suma cero) como consecuencia de un c¨®ctel perverso de dolarizaci¨®n, corrupci¨®n institucional, paro e inflaci¨®n. Entre la inmigraci¨®n y la miseria, tres millones de ecuatorianos decidieron abandonar su pa¨ªs. En Espa?a hay unos 376.000 ecuatorianos censados, pero la cifra se multiplica hasta los 700.000, seg¨²n estimaciones que incluyen tambi¨¦n a los que a¨²n no tienen papeles.
La cineasta empez¨® a grabar en Madrid en 2002. Encontr¨® a sus protagonistas en el Retiro, en la Casa de Campo, en el barrio de Tetu¨¢n, lugares de reuni¨®n de ecuatorianos. Enseguida sac¨® una conclusi¨®n: las madres suelen ser pioneras. Como Fernanda, que dej¨® a sus tres hijos peque?os para limpiar pisos en la periferia de Madrid mientras en Quito su madre, Helena, cuida de ellos. "Todas las madres somos suficientemente valientes como para dejar a nuestros hijos all¨¢ y esperar a lo mejor cinco a?os sin verlos. Es el problema de los que no tenemos papeles", dice en un momento de la pel¨ªcula. O como Lucrecia, que busc¨® la posibilidad de una vida mejor, lejos de un marido problem¨¢tico, y se lanz¨® como avanzadilla a una aventura en la que luego le acompa?aron dos de sus hijos varones. Las chicas quedaron en Guayaquil. El matrimonio formado por Marco, locutor en una radio latina, y Norma pudo, tras un tiempo, traer a sus dos hijos.
Il¨¢rraz salta con su c¨¢mara de Madrid a Quito, Guayaquil o Lacatunga para mostrar la cara de la emigraci¨®n que no se ve en los pa¨ªses de acogida: familias que se parten, dolorosas a?oranzas, el sue?o de volver. Es, sobre todo, un destino que no eligieron (?pudo elegir Fernanda dejar a sus hijos de dos, siete y nueve a?os?) y que asumen, a veces con resignaci¨®n, a veces con rabia. La pr¨®xima estaci¨®n recoge tres historias de inmigraci¨®n que son tambi¨¦n tres millones de historias de dolor y esperanza.
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