La Guerra Civil estalla en Broadway
'La Quinta Columna', una de las dos obras teatrales de Hemingway, llega a un escenario
En la sala de ensayos del Mint Theater, junto a Times Square, en el coraz¨®n del distrito teatral neoyorquino, las palabras de Ernest Hemingway han resucitado un cap¨ªtulo de la historia pr¨¢cticamente desconocido para la mayor¨ªa de los actores que las recitan. Hace apenas dos meses que se han inmerso en las p¨¢ginas de La Quinta Columna, una de las dos ¨²nicas obras de teatro escritas por el premio Nobel estadounidense, ambientada en el Madrid sitiado por los fascistas durante la Guerra Civil espa?ola, y que estrenar¨¢n el pr¨®ximo 26 de febrero.
Hemingway residi¨® durante un a?o junto a muchos otros corresponsales de guerra bajo el precario techo del madrile?o hotel Florida, hasta que la capital espa?ola cay¨® en manos franquistas. Y all¨ª decidi¨® situar una obra cuyo protagonista, Philip Rawlings, es un periodista que trabaja como agente secreto para el bando republicano junto a la Brigada Lincoln, inspirado en parte en su propia persona, y que tiene que decidir entre su lealtad a un ideal y su amor por Dorothy Bridges, una reportera rubia y mordaz, retrato de su amante de entonces, Martha Gellhorn. Tras la guerra se convertir¨ªa en la tercera esposa del Nobel.
"En Estados Unidos, la Guerra Civil espa?ola y, sobre todo, la Brigada Lincoln son un tema tab¨². Los voluntarios estadounidenses que fueron a luchar en el bando republicano sufrieron el rechazo social por haber apoyado al bando que perdi¨®, que en el contexto de la guerra fr¨ªa se convirti¨® en sin¨®nimo de comunista. Por eso, tambi¨¦n la obra La Quinta Columna cay¨® en desgracia. Hemingway dej¨® constancia de las atrocidades de ambos bandos, as¨ª que ni la derecha ni la izquierda la pudieron capitalizar pol¨ªticamente y la obra cay¨® en el olvido". Lo explica el espa?ol Juan Salas, historiador e investigador de la New York University, que a petici¨®n del director, Jonathan Banks, se ha encargado de educar hist¨®ricamente a los actores del Mint Theater, una compa?¨ªa off Broadway que rescata obras desconocidas o ignoradas.
Kelly Aucoin, actor protagonista, hijo de un ex congresista dem¨®crata, considera que La Quinta Columna tiene mucha actualidad. "Mi personaje es un hombre que cree en un ideal y es capaz de torturar en nombre de ello. Estados Unidos est¨¢ haciendo lo mismo en Guant¨¢namo. ?D¨®nde est¨¢n los l¨ªmites? ?De verdad el fin justifica los medios?", se pregunta este brillante int¨¦rprete que lleva el peso de las m¨¢s de dos horas de duraci¨®n del drama.
Cuando Jonathan Banks se puso a investigar sobre la pieza descubri¨® que s¨®lo hab¨ªa sido representada una vez en Broadway, en 1940 y bajo la direcci¨®n de Lee Strasberg, pero en versi¨®n edulcorada por la adaptaci¨®n puritana que hizo de ella Benjamin Glazer, productor y guionista de la pel¨ªcula Adi¨®s a las armas, basada en la novela hom¨®nima de Hemingway. "Su adaptaci¨®n de La Quinta Columna fue un desastre, as¨ª que Hemingway siempre reneg¨® de ella. Glazer destroz¨® a Dorothy Bridges, que es un personaje adorable pero con deseos sexuales, algo inconcebible para el puritanismo de la ¨¦poca. Los expertos asumieron que la obra no ten¨ªa calidad. Sin embargo, tiene una profunda carga humana y muchas lecturas, aunque sobre todo es una historia de amor en la que se plantea el problema de que quienes deciden entregar su vida a una organizaci¨®n, ya sea la CIA o el partido comunista de entonces, no pueden tener vida privada". Juan Salas va m¨¢s all¨¢. "Para m¨ª el concepto de Quinta Columna es el amor. Hemingway era un pijo con ideales. Y en la obra plantea su conflicto interno entre entregarse del todo a la causa, como a ¨¦l le hubiera gustado, o dejarse llevar por la frivolidad de los de su clase, a quienes tambi¨¦n critica en la obra".
El pasado oto?o Banks descubri¨® una carta en los archivos de la Universidad de Yale en la que Hemingway explicaba detalles sobre su vida en el hotel Florida y resum¨ªa as¨ª su inter¨¦s por el teatro, al que nunca m¨¢s se volver¨ªa a dedicar: "Es muy excitante poder escribir sobre un lugar sin tener que describirlo. El cr¨¦dito se lo llevan el director, el escen¨®grafo y los actores. Yo s¨®lo me divierto. Ellos hacen todo el trabajo. Es un buen cambio, para variar".
El actor y su abuelo asturiano
Para el actor Carlos L¨®pez, de 44 a?os, que interpreta al manager espa?ol del hotel Florida, a quien Hemingway retrat¨® con cierta condescendencia y siempre hambriento, participar en el montaje de La Quinta Columna ha sido mucho m¨¢s que un viaje profesional.
De peque?o, L¨®pez pasaba los veranos en Espa?a. Su padre, estadounidense, le hab¨ªa prometido a su abuelo materno, asturiano, que cada dos a?os llevar¨ªa a su familia a Espa?a. Fue la ¨²nica condici¨®n que aquel electricista jefe de Oviedo puso para permitirle que se casara con su hija Mar¨ªa del Carmen y se la llevara a California, donde naci¨® L¨®pez. "Todos mis recuerdos de Espa?a son muy felices. Yo era un ni?o y lo viv¨ªa como un pa¨ªs muy tranquilo, seguro, con alguna cosa extra?a como esos gorros cuadrados de la guardia civil y el papel higi¨¦nico, que era como cart¨®n piedra", recuerda L¨®pez risue?o tras el ensayo. Sab¨ªa que en Espa?a hubo una guerra, y que su casa familiar en Oviedo fue bombardeada, pero apenas ten¨ªa detalles. "Al ponerme a investigar para la obra he descubierto que parte de mi familia estuvo en el bando franquista y que mi t¨ªo abuelo fue un famoso general, Eleuterio Suard¨ªaz, que luch¨® en la guerra de Cuba y que muri¨® a manos de los republicanos. Nunca encontraron su cad¨¢ver", explica. "En Estados Unidos vemos el comunismo y el fascismo como dos cosas opuestas, pero en aquella ¨¦poca en Espa?a cada uno de los bandos hizo cosas terribles, ?no?", inquiere con curiosidad. ?l tampoco sab¨ªa nada de la Brigada Lincoln. Su viaje por la historia acaba de comenzar. Pero no es el ¨²nico. Ni siquiera la ¨²nica actriz espa?ola de la obra, Mar¨ªa Parra, conoc¨ªa la historia de su propio pa¨ªs, aunque no se la puede culpar. Criada en Espa?a hasta su adolescencia pero hija de mexicano y estadounidense, recuerda perfectamente c¨®mo su profesor de EGB en Madrid decidi¨® saltarse completamente el cap¨ªtulo dedicado a la Guerra Civil espa?ola. "Yo crec¨ª en Espa?a pero jam¨¢s estudi¨¦ aquella guerra, y mucho menos a la Brigada Lincoln. Es como si all¨ª tampoco se hubieran preocupado de ense?arnos nuestra propia historia".
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