Catedr¨¢tico Fundi
Lecci¨®n de toreo de un maestro que ya ha cumplido los veinte a?os de alternativa
Que El Fundi es un maestro no es noticia. Pero cuando ya ha cumplido los veinte a?os de alternativa, ha aprobado con suficiencia las oposiciones a c¨¢tedra. Lo demostr¨® en la Feria de Abril, volvi¨® a hacerlo en su primera comparecencia isidril y, ayer, dict¨® una lecci¨®n magistral de lo que es el toreo, y le cort¨® una oreja a un toro por el que nadie daba un duro. Pero los verdaderos maestros son as¨ª: hacen sencillo lo que parece imposible.
Pasaport¨® con suficiencia al muy dificultoso primero y esper¨® al otro. Era el cuarto un toro blando que se derrumb¨® en banderillas. El Fundi lo cit¨® por primera vez por el lado derecho y recibi¨® una colada de ¨¦sas que hacen tambalear las piernas. El animal se fue quedando cada vez m¨¢s corto, sos¨ªsimo, y la desilusi¨®n se apoder¨® de todos. De todos, menos del maestro Fundi. Miraba fijamente al toro, escudri?¨¢ndolo, analiz¨¢ndolo con mirada de cient¨ªfico loco, y parec¨ªa ajeno a la plaza. Un muletazo, por aqu¨ª; otro, por all¨¢, y, poco a poco, el animal comenz¨® a embestir con m¨¢s franqueza, hasta que consigui¨® meterlo literalmente en la muleta. Y el enga?o en la mano izquierda, y los naturales cada vez m¨¢s largos y las tandas m¨¢s templadas y ligadas.
El toro, que se negaba a humillar, lo desarm¨®, y El Fundi reaccion¨® con rabia juvenil. Cuando ten¨ªa a la plaza entregada, absorta ante la lecci¨®n magistral, mont¨® la espada, se tir¨® encima del morrillo del toro, enterr¨® el estoque hasta la empu?adura, pero el torero qued¨® prendido por la taleguilla en unos instantes dram¨¢ticos. Afortunadamente, consigui¨® zafarse de los pitones, y antes de que pudiera comprobar que s¨®lo el vestido de torear hab¨ªa quedado maltrecho, el toro rod¨® sin puntilla. La plaza entera explot¨® de emoci¨®n, y puesta en pie en se?al de respeto, vitore¨® al catedr¨¢tico Fundi.
Muy estudiosos resultaron tambi¨¦n sus j¨®venes compa?eros de cartel. Ojal¨¢ que el caso de Diego Urdiales no sea flor de un d¨ªa. Entr¨® en la feria por una sustituci¨®n y ah¨ª se gan¨® la de ayer, en lugar del herido Javier Valverde. Torea como los ¨¢ngeles este muchacho. Se abri¨® de capa en su primero, el m¨¢s potable de su lote, y dibuj¨® unas magn¨ªficas ver¨®nicas, especialmente dos por el lado derecho. Aprovech¨®, despu¨¦s, la descastada nobleza del toro para muletearlo con suavidad, y surgieron derechazos y naturales de bella factura. Rebos¨® torer¨ªa, pero falt¨® la codicia necesaria para que naciera la emoci¨®n.
Torero, muy torero, tambi¨¦n Talavante, en el sexto, otro soso y noble toro, ante el que destac¨® con la mano derecha con muletazos largos, templados y ligados con largos de pecho. Hubo elegancia, buen trazo y lentitud. Lo m¨¢s importante, quiz¨¢, es que vio a un Talavante distinto, m¨¢s animoso y artista. Dos trincherazos y un pase de la firma auguraban un fin de fiesta exitoso, pero el torero no corrobor¨® su faena con la espada, y todo qued¨® en una gran ovaci¨®n de despedida, que compartieron Urdiales y El Fundi, otro joven maestro y un catedr¨¢tico en plena madurez.
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