Nuestro mejor narrador
El escritor catal¨¢n Juan Mars¨¦ gana el Premio Cervantes 2008
No lo ha hecho mal el azar. El mismo a?o en que se ha otorgado el Premio de las Letras a Juan Goytisolo, le han dado el Cervantes a Juan Mars¨¦, dos candidatos que llevaban muchos a?os de presencias infructuosas en las votaciones y que merec¨ªan cualquiera de los dos galardones. La obstinaci¨®n de los jurados en el caso de Goytisolo lo acercaba m¨¢s -pensar¨ªa alguno de sus entusiastas- a la pureza del disidente y a la mala suerte de sus h¨¦roes literarios. Resulta m¨¢s dif¨ªcil aventurar los motivos que han tenido a Juan Mars¨¦ lejos de los premios. ?Ser¨¢ que en Espa?a la popularidad sigue siendo incompatible con el m¨¦rito? ?O quiz¨¢ alguien habr¨¢ pensado que con Mars¨¦ se colar¨ªan de rond¨®n por las moquetas tantos Sarnitas y Pijoapartes, Rositas y Montses, como pueblan su obra?
Pero bien est¨¢ lo que bien acaba... Mars¨¦ es el novelista espa?ol que tiene un mundo m¨¢s propio y coherente y cuya influencia en lo mejor de la nueva narrativa es m¨¢s visible. Y es, ahora que tanto se habla de memoria hist¨®rica, el ¨²nico que podr¨ªa impartir cursos de su teor¨ªa y pr¨¢ctica: sabe que la memoria nos construye como seres morales pero tambi¨¦n que es un hecho privado y mudable, fantasioso y mendaz, como supieron el Luys Forest de La muchacha de las bragas de oro o los inventores de V¨ªctor Bartra en Rabos de lagartija. Todos sus lectores vieron que, a partir de Un d¨ªa volver¨¦, aquel ciclo de la memoria rescatada que se inici¨® en Si te dicen que ca¨ª inclu¨ªa la imaginaci¨®n y el autoenga?o. Y que desde el inspector de Ronda de Guinard¨® hasta el Ra¨²l Fuentes de Canciones de amor de Lolita's Club, ni los que tiran de pistola son exclusivamente malos.
Mars¨¦ escribi¨® su primera novela, Encerrados con un solo juguete (1960), con poco m¨¢s de veinte a?os y la entreg¨® a una empleada en la porter¨ªa de Seix-Barral con destino al premio Biblioteca Breve. No lo gan¨® por poco pero conquist¨® amigos. All¨ª apareci¨® por vez primera el barrio clave del resto de su obra: el d¨¦dalo de calles que descienden desde el Carmelo hacia Gracia y el Ensanche. Aquel fue el paisaje originario de ?ltimas tardes con Teresa (1966), su carta de presentaci¨®n intelectual en aquella literatura de v¨ªsperas a la que perteneci¨® tambi¨¦n Se?as de identidad (1966), la novela de Juan Goytisolo. En rigor, aquellas dos grandes par¨¢bolas s¨®lo pod¨ªan escribirse desde una experiencia barcelonesa: a la vez intelectual y popular, comprometida y desencantada, profundamente mestiza.
Otro gran escritor catal¨¢n hubiera celebrado de verdad el Cervantes de Mars¨¦: Jaime Gil de Biedma. Uno era hijo "de la p¨¦rgola y el tenis"; el otro, vinculado a la Barcelona derrotada en 1939. Los dos se admiraron sinceramente: el poeta a rachas encontraba en Mars¨¦ el contrapeso vital para una inteligencia como la suya que tend¨ªa m¨¢s a la inhibici¨®n l¨²cida que al compromiso; el novelista aprendi¨® a refugiar en el sarcasmo su tendencia a lo c¨®mico. Gil de Biedma ha escrito el pu?ado de poemas m¨¢s importante hecho en Espa?a entre 1960 y 1970; no deber¨ªa haber reserva en reconocer que Mars¨¦ es, desde ese 1960, nuestro mejor narrador.
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