Kate Winslet reina en Berl¨ªn como celadora de Auschwitz
La actriz present¨® en la Berlinale la pel¨ªcula 'The Reader' durante una jornada en la que tambi¨¦n se pudo ver la nueva pel¨ªcula del catal¨¢n Sergi L¨®pez
La actriz Kate Winslet rein¨® hoy sobre la Berlinale con The Reader, la historia de amor y verg¨¹enza de una ex celadora de Auschwitz exhibida hoy en el festival y cuyo desfile de aspirantes a los Osos trajo adem¨¢s la divertida sorpresa de un Sergi L¨®pez convertido en pap¨¢ de un beb¨¦ volador.
El personaje de Hanna Schmitz, la mujer capaz de avergonzarse de su analfabetismo pero no de haber seleccionado qu¨¦ presas deb¨ªan morir en el campo nazi, sobrecogi¨® a un Berl¨ªn ansioso de recibir a Winslet, tan inmensa en la pantalla como en persona.
"Mi responsabilidad ante ese papel era dar con el equilibrio necesario para interpretar a una mujer capaz de amar y de expresar ternura, y tambi¨¦n de haber estado entre ese personal de selecci¨®n", explic¨® Winslet, receptora de la primera ovaci¨®n de esta Berlinale.
"No es una pel¨ªcula sobre el Holocausto, sino sobre sus consecuencias y el impacto de ¨¦stas en la generaci¨®n siguiente", matiz¨® el director Stephan Daldry sobre su filme, basado en el best-seller de Bernard Schlink y con cinco nominaciones a los ?scar, entre ellos la correspondiente a Winslet.
La Berlinale cay¨® en la red de los devotos de The Reader, exhibida fuera de competici¨®n, que arranca de la historia de amor desigual entre la ex celadora y un adolescente en la posguerra alemana, deambula por los procesos de Auschwitz y desemboca en la Alemania casi actual.
A Winslet la acompa?a un rictus de celadora nazi de esa historia de amor que transcurre entre la ba?era, la cama y las sesiones de lectura de su jovencito. Domina siempre, aunque aparentemente se derrumbe, pero sin caer en la tentaci¨®n de devorar ni al joven David Kross ni a Ralph Fiennes, los actores que interpretan a ese amor, en la adolescencia y la madurez.
Due?a y soberana de cada una de sus palabras, como de cada una de las escenas de la pel¨ªcula, Winslet impuso su presencia ante la prensa, mientras Kross explicaba que hab¨ªa tomado "clases adicionales" para estar a la altura "de la responsabilidad con la historia".
El proceso de Auschwitz, celebrado en Fr¨¢ncfort de 1963 a 1965, fue el primer gran juicio de un tribunal alem¨¢n contra implicados en los cr¨ªmenes de ese campo de concentraci¨®n nazi. Si en Nuremberg, en 1948, los altos responsables del Tercer Reich respondieron ante un Tribunal aliado, ah¨ª les toc¨® el turno a ciudadanos "corrientes" -desde m¨¦dicos a guardianes de Auschwitz- y ante la justicia de la Alemania renacida de las cenizas.
Hanna Schmitz fue uno de esos ciudadanos corrientes que ni en los 50, ni en los 60 ante el tribunal que la juzga, ni luego, en la c¨¢rcel, siente culpa y defiende que hizo lo que le mandaron. S¨ª se averg¨¹enza, y hasta las ¨²ltimas consecuencias, de no haber aprendido a leer ni escribir.
The Reader dej¨® a la Berlinale rendida a Winslet, aunque a los alemanes les cueste verse reflejados en una pel¨ªcula de corte tan estadounidense. Los momentos de intimidad son perfectos -Winslet parece capacitada para representar a un personaje de cualquier latitud del planeta- pero la ambientaci¨®n tiene sus puntos flacos.
Tal vez no desde la perspectiva de la cr¨ªtica internacional, pero s¨ª desde la del p¨²blico local. Como no pod¨ªa ser de otra forma, The Reader y Winslet acapararon el protagonismo de la jornada, en la que desfilaron las dos primeras concursantes: Ricky, del franc¨¦s Fran?ois Ozon, y Lille Soldat, de la danesa Annette K. Olesen.
Ozon deleit¨® al personal con el hermoso beb¨¦ con alitas de pollo que le coloca a un algo torpe, pero noble, emigrante espa?ol -Sergi L¨®pez, por supuesto-. De la f¨¢bula a la mera diversi¨®n, la pel¨ªcula del nene volador da para m¨²ltiples interpretaciones -seguramente, ninguna buena- y para salir del cine con la sonrisa p¨ªcara de L¨®pez a cuestas. Lille Soldat explora dos temas complejos: los transtornos traum¨¢ticos de una soldado danesa, de regreso a casa, y el d¨ªa a d¨ªa de una prostituta nigeriana en ese mismo contexto escandinavo.
A ambas las une el trabajo ocasional de la ex soldado, como ch¨®fer de la prostituta -y novia de su padre- y a partir de ah¨ª se trata de reflejar, sin salir de la ¨®rbita escandinava, los efectos globales de dos tragedias geogr¨¢ficamente alejadas: la guerra de Irak y la miseria africana.
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