Woody Harrelson lleva el dolor de Irak a Berl¨ªn
El actor protagoniza 'The messenger' una producci¨®n dirigida por el debutante Oren Moverman muy bien recibida en el certamen berlin¨¦s
El actor Woody Harrelson transmiti¨® hoy a la Berlinale todo el dolor y el cinismo de la guerra de Irak con su papel de encargado de comunicar a las familias la muerte de cada soldado de EEUU, en The Messenger, hasta ahora la pel¨ªcula m¨¢s impactante a competici¨®n en este festival.
"Pretendo explicar las terribles consecuencias de la guerra sobre las personas, un dolor que es universal, m¨¢s all¨¢ de ¨¦sta u otra guerra", dijo su director, el debutante Oren Moverman, acompa?ado por Harrelson y su co-protagonista, Oven Foster. "No se trata solo de los soldados de Irak, son los de todas las guerras y es un dolor universal, ante el que no podemos m¨¢s que sentir respeto y compasi¨®n", dijo Harrelson, que ante la prensa se desprendi¨® de la piel de curtido oficial que ense?a a un primerizo "el peor oficio del ej¨¦rcito", para mostrarse humano y pacifista.
La rabia, el odio, la desesperanza, la resignaci¨®n o las meras l¨¢grimas: cualquier reacci¨®n es posible, le explicar¨¢ Harrelson en el filme al sargento reci¨¦n regresado del frente, obligado a asumir una funci¨®n que pocos desear¨ªan para s¨ª. Los destinatarios de la noticia son j¨®venes esposas embarazadas o padres patriotas que colgaron la bandera de EEUU en la puerta de casa, y que no siempre tendr¨¢n a su lado a alguien a quien abrazarse cuando vean cruzar su jard¨ªn dos oficiales condecorados.
Puede ser que quieran de ellos el consuelo del desconocido -que no est¨¢ autorizado m¨¢s que a estrecharles la mano- o descargar la rabia contra el representante del Estado que les rob¨® a su hijo en una guerra que ya nadie entiende. Para algunos, su presencia ser¨¢ la constataci¨®n de una muerte anunciada que presintieron en cuanto su soldado sali¨® de casa. Para otros, algo que se niegan a aceptar.
Todo esto le explica Harrelson a su pupilo, sin contemplaciones, salpicando los consejos profesionales con botellas de cerveza y alg¨²n desahogo sexual. Harrelson desarrolla con solidez un papel que le viene como anillo al dedo, ante el que al espectador no le queda m¨¢s que esperar a que se resquebraje su m¨¢scara de cinismo. Foster saca adelante impecablemente un papel con m¨²ltiples facetas, el del joven sargento, te¨®rico h¨¦roe, que regres¨® a casa por una lesi¨®n ocular mientras un compa?ero saltaba por los aires.
Ser¨¢ un mensajero distinto, tambi¨¦n para una de las viudas -Samantha Morton, tan impecable como ¨¦l-. Moverman refleja en un par de secuencias, con maestr¨ªa, cada uno de esos entornos familiares y c¨®mo era la relaci¨®n de qui¨¦n con qui¨¦n, y lo hace desde el quicio de la puerta.The Messenger no es ni patri¨®tico ni antiamericano. El director ha asumido, como sus personajes, la misi¨®n de transmisor de la tragedia humana de la guerra. La labor del mensajero es algo intr¨ªnseco a cualquier guerra, pero nadie como Harrelson para sintetizar la componente c¨ªnica que, adem¨¢s, encierra la de Irak.
Comparti¨® jornada con The Messenger la segunda pel¨ªcula alemana a competici¨®n, Alle Anderen -Everyone Else-, un ejercicio sustentado pr¨¢cticamente en dos ¨²nicos personajes, interpretados por Lars Eidinger y Birgit Minichmayr. Lo que refleja es una especie de crisis preventiva de pareja. Es decir, la crisis persistente en unas vacaciones en Cerde?a entre dos personas empe?adas en ser novios, aunque en realidad no encajan.
Ella aspira al amor incondicional y se aferra a ¨¦l en busca de una declaraci¨®n de amor, lo que no significa tampoco que est¨¦ dispuesta a escucharle cuando ¨¦l pretende hablarle de lo que realmente le inquieta, la profesi¨®n. Simplemente quiere escuchar de ¨¦l la palabra amor, mientras ¨¦l quiere saber c¨®mo salir del pozo de la nula creatividad laboral. En ese c¨ªrculo vicioso se mueven ambos, con alguna incursi¨®n de una pareja amiga que no hace m¨¢s que acentuar su crisis. All¨¢ ellos.
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