Diario de Los ?ngeles
Gregorio Belinch¨®n, enviado especial de El Pa¨ªs, relata los momentos previos a la gala de los Oscars 2009
Calentando motores
Video: as¨ª se prepara la gala
Un suspiro del making of de la ceremonia de entrega de los Oscars 2009 en esta grabaci¨®n con tel¨¦fono m¨®vil.
Y esta noche, ?qu¨¦ cenamos?
Hubo un tiempo en Los ?ngeles...
Ya ha acabado el montaje de la alfombra roja en Hollywood boulevard. La cadena de televisi¨®n ABC se ha tomado con resignaci¨®n la pinza comercial que le supone por un lado la cacareada crisis econ¨®mica y por el descenso de la audiencia televisiva y por ello ha rebajado el costo de los anuncios que se emitir¨¢n en la gala: si el a?o pasado se pagaron 1,7 millones de d¨®lares por 30 segundos, en esta edici¨®n el mismo periodo de tiempo cuesta 1,4 millones. L¨®gico, porque si en 2007 vieron la gala 40 millones de televidentes en EE UU en Estados Unidos, en 2008 se pusieron delante de la peque?a pantalla 32 millones. Y Hugh Jackman ha memorizado sus movimientos en el escenario (confirmado, canta y baila, o al menos as¨ª se anuncia en este video colgado en Los Angeles Times). Y sin embargo, hubo un tiempo en el que a la industria del cine no le interesaban ni la tele ni la publicidad. No queda mucho rastro del viejo Hollywood: alg¨²n edificio por aqu¨ª y por all¨¢, los teatros Egipcio y Chino, erigidos por Sid Grauman, el cementerio Hollywood Forever, que a¨²n admite fallecidos hoy y en cuyo suelo –justo al lado de los estudios Paramount- reposan Rodolfo Valentino, Cecil B. DeMilles, Douglas Fairbanks o Tyrone Power. En los a?os 30 el pueblo de Hollywood era para vivir y para trabajar, y los grandes estrenos se realizaban en Broadway, pero en el Broadway angelino, que recorre el Dowtown de norte a sur. Al contrario que en las ciudades europeas, y s¨ª al estilo estadounidense, el centro de Los ?ngeles no es precisamente el ombligo de la ciudad. Hace mucho tiempo que vive su decrepitud. Curiosamente a muy pocos metros est¨¢ el centro financiero de Los ?ngeles, que bulle de d¨ªa y reposa en absoluto silencio por la noche, y no mucho m¨¢s all¨¢ la catedral cat¨®lica, obra de Rafael Moneo, el Walt Disney Concert hall, dise?ado por Frank Gehry, y el Dorothy Chandler Pavillion, durante a?os casa de los Oscars. En la calle Broadway edificios imponentes de art deco est¨¢n sin embargo vac¨ªos en su interior y s¨®lo mantienen vida sus fachadas monumentales y sus bajos, repletos de tiendas de chicanos donde se venden sobre todo ropa, vestidos de gala para la fiesta de las quincea?eras –la puesta de largo aqu¨ª- y m¨²sica. Un buen recorrido empezar¨ªa por el edificio Bradbury que sigue manteniendo su esplendor original. Se llama as¨ª en honor a quien pag¨® su erecci¨®n, el magnate minero Lewis Bradbury, y todo cin¨¦filo debe acercarse porque en su interior se rod¨® Blade runner, y en su tejado la secuencia de la muerte de Decker (“yo he visto…”). En realidad, todo el barrio, en los d¨ªas de lluvia, parece un decorado del filme de Ridley Scott. Enfrente se encuentra el Gran Mercado Central, repleto de puestos para cenar y con aroma tambi¨¦n a androides y replicantes, y a su lado, el primero de los grandes teatros, el Million Dollar, levantado por Grauman antes de llevarse el negocio a Hollywood. M¨¢s abajo se suceden los espectaculares Roxy, Palace, Globe, Tower (donde se estren¨® El cantante de jazz, la primera pel¨ªcula sonora), Los Angeles (donde, con la presencia de Albert Eisntein, se estren¨® Luces de ciudad, de Charles Chaplin), Orpheum y United Artists (cuya construcci¨®n pagaron Mary Pickford, Chaplin y Dougkas Fairbanks). Algunos son ahora iglesias, el United es la sala de actos de una telepredicadora, otros se dedican a bailes de gala y la mayor parte est¨¢n cerrados. Al final de esas diez manzanas de ex gloria el espectacular Empire Columbia, con sus fachadas turquesas y sus adornos art deco obligan al visitante a reflexionar que hubo un tiempo en que aqu¨ª se hacian los estrenos con ca?ones de luz y famosos. Hoy, se oyen rancheras y, sorpresa, alguna canci¨®n de Alaska y los Pegamoides.
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