El fot¨®grafo del Mal¨ª yey¨¦
Malick Sidib¨¦, ganador del Le¨®n de Oro en la Bienal de Venecia de 2007, lleva sus retratos a una galer¨ªa de Madrid
Los turistas que viajan a Mal¨ª apenas paran en su capital, Bamako. Enseguida salen corriendo hacia el norte del pa¨ªs. Pero algunos conocen un peque?o secreto. En el barrio de Bagadadji hay un estudio de fotograf¨ªa, el Studio Malick, donde por apenas unos pocos euros pueden ser retratados por el ganador del Le¨®n de Oro en la Bienal de Venecia de 2007: Malick Sidib¨¦ que, junto con su compatriota Seidou Ke?ta (fallecido en 2001), son los fot¨®grafos africanos que mayor reconocimiento mundial han alcanzado. Pero si el segundo se convirti¨® en el cronista de las ¨¦lites, Sidib¨¦ decidi¨® retratar la alegr¨ªa de vivir que se desencaden¨® en la juventud maliense en los cincuenta y los sesenta. "Y no fue gracias a la independencia, como muchos piensan", apunta el fot¨®grafo, elegante con su bubu azul, el traje tradicional, en la galer¨ªa madrile?a Oliva Arauna. "Fue la m¨²sica occidental lo que liber¨® a la juventud. Uno puede bailar al son del tam tam, pero la m¨²sica occidental es lo que permit¨ªa que los chicos y las chicas se arrimaran".
Es la ¨¦poca de los guateques, de las fiestas nocturnas en la capital de Mal¨ª. Cada noche, Sidib¨¦ recorr¨ªa en su bicicleta los saraos en los que en los tocadiscos se pinchaba m¨²sica de James Brown, de Ray Charles, o los ritmos que llegaban de Francia. All¨ª retrataba j¨®venes en plena fiesta, vestidos a la occidental, a veces chicas en minifalda. La exposici¨®n tambi¨¦n recoge el trabajo en estudio que Sidib¨¦ empez¨® a realizar sobre todo a partir de los setenta. "Son copias nuevas, que hemos positivado a partir de sus negativos. Algunos estaban realmente estropeados", explica la galerista Oliva Arauna.
Sidib¨¦ recorre del brazo de su hijo Sin¨¦ -uno de los quince que ha tenido- el montaje de sus fotograf¨ªas en la galer¨ªa. A pesar de la lentitud de su paso de anciano -"nac¨ª en 1936 o en 1937, no hay datos precisos- deslumbra su memoria prodigiosa: se acuerda de todos y cada uno de los protagonistas de sus fotograf¨ªas. "Hac¨ªa 30 ¨® 40 a?os que no ve¨ªa algunas de estas fotos", dice como si fuera la cosa m¨¢s normal del mundo recordar con esa precisi¨®n. Y cuenta c¨®mo lleg¨® a la fotograf¨ªa, un destino poco realista para un ni?o nacido en Soloba, al sur de Mal¨ª. "Desde mi nacimiento ve¨ªa a mi madre decorar las habitaciones del poblado y yo tambi¨¦n empec¨¦ a dibujar. Mi padre decidi¨® entonces enviarme a la Escuela de Artesanos Sudaneses, donde estudie dibujo. As¨ª que mi primera formaci¨®n fue como dibujante".
Su encuentro con la fotograf¨ªa fue casual. El franc¨¦s G¨¦rard Guillat-Guignard, conocido como G¨¦g¨¦ la pellicule (G¨¦g¨¦ carrete) necesitaba un decorador para su estudio de Bamako y la escuela de Sidib¨¦ le envi¨® a ¨¦l por ser "el mejor dibujante". Era 1955 y a partir de ah¨ª, todo fue rodado. Aprendi¨® fotograf¨ªa con G¨¦g¨¦, en 1956 compr¨® su primera c¨¢mara y en 1962 abri¨® su propio estudio en Bamako. Son los a?os de las fiestas, de sus escapadas nocturnas. Despu¨¦s de la independencia de Mal¨ª en 1960 hab¨ªa ganas de celebrarlo. A partir de mediados de los setenta, sin embargo, el fot¨®grafo se dedic¨® en exclusiva a los trabajos en su estudio.
Con humildad sincera asegura que no se considera un artista: "Yo s¨®lo he aprendido a manejar una m¨¢quina fotogr¨¢fica. La gente me dice que soy artista. Bueno, quiz¨¢s cuando fotograf¨ªo a la gente, las coloco en posiciones, hay una intervenci¨®n m¨ªa. Quiz¨¢s eso sea actuar como un artista". Acumula cajas y cajas de negativos en viejas cajas de cart¨®n de Kodak en su estudio de Bamako y sentencia: "La fotograf¨ªa digital no es verdadera fotograf¨ªa porque puedes corregir, cambiar. Eso no es fotograf¨ªa".
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