Tres mujeres y mucho misterio en Palmira
La escritora Cristina Morat¨® conjura en las ruinas de la ciudad Siria el recuerdo de la reina Zenobia y de la aventurera Marga d'Andurain
Amanece en la legendaria Palmira. Las mil columnas sobre la arena, que a la luz de la luna semejaban anoche grandes costillares de camello ro¨ªdos por los chacales, adquieren una tonalidad ros¨¢cea y parecen recubiertas de la m¨¢s delicada piel femenina. Es el milagro diario de la "novia del desierto", la opulenta ciudad caravanera siria sepultada por la historia y envuelta en el halo de su melanc¨®lico misterio.
La escritora Cristina Morat¨® ha recorrido de madrugada las viejas ruinas conjurando con su presencia la de otras dos mujeres, sensacionales, que vivieron aqu¨ª: la famosa y bella reina guerrera Zenobia, que se dec¨ªa descendiente de Cleopatra y desafi¨® a Roma con sus arqueros montados en dromedarios, y la viajera, esp¨ªa, contrabandista y asesina vasca francesa Marga d'Andurain, que regent¨® el hotelito pegado a las historiadas piedras en el que nos alojamos. Morat¨® (Barcelona, 1961), que ha consagrado varios de sus libros a rastrear la vida de las grandes aventureras y reivindicarlas, ha viajado a Palmira para presentar Cautiva de Arabia (Plaza & Jan¨¦s), una apasionada biograf¨ªa de Marga d'Andurain que descubre a un personaje fascinante, "una mujer aventurera como pocas a la que siempre persigui¨® el esc¨¢ndalo". Morat¨®, que es mujer de car¨¢cter, como Zenobia y la vasca ?que se identificaba con la reina de Palmira?, pasea por las ruinas como si estuviera en casa.
Palmira, la antigua Tadmor, fundada seg¨²n el mito por el mism¨ªsimo Salom¨®n, permanece todav¨ªa, inexplicablemente, a salvo del turismo de masas, y con s¨®lo excavado el 60 % de su superficie ?que incluye impresionantes templos, tumbas en torre, hipogeos y ?momias!?. As¨ª que uno puede deambular por el Arco Monumental, la Gran Columnata y el Tetrapylon, en conjunto uno de los escenarios m¨¢s espectaculares y conmovedores del mundo, casi a solas.
La barcelonesa, autora de Reinas de ?frica, oy¨® hablar por primera vez de la "emprendedora, feminista y rebelde" Marga d'Andurain (1893-1948), que "odiaba las convenciones y el aburrimiento y encontr¨® en la aventura su raz¨®n de ser", en su primera visita a Palmira. En la recepci¨®n del hotel Zenobia le dieron una baqueteada fotocopia con unos apuntes biogr¨¢ficos de la que fuera su propietaria entre 1927 y 1936. En la hoja se dec¨ªa que la condesa hab¨ªa sido esp¨ªa al servicio de Lawrence de Arabia y que, esbelta y seductora, cabalgaba desnuda entre las ruinas, lo que sin duda habr¨ªa aumentado el inter¨¦s paisaj¨ªstico del lugar. Morat¨® qued¨® prendada del personaje y se volc¨® a investigar qu¨¦ hab¨ªa en realidad tras la leyenda de la denominada en su ¨¦poca "la Mata Hari del desierto", "la amante de Lawrence de Arabia" ?extremo incierto: la sexualidad del h¨¦roe de las dunas iba por otros derroteros? o "la condesa de los veinte cr¨ªmenes". En lo de condesa, descubri¨®, Marga imitaba a otros aventureros de falso pedigr¨ª, como el conde Alm¨¢sy, por citar uno (?la vasca tambi¨¦n fue aviadora!).
La mujer era de armas tomar: tras divorciarse de su marido, se cas¨® con un beduino bizco y fingi¨® hacerse musulmana para intentar entrar subrepticiamente en la Meca, a lo Burton, y triunfar como escritora de viajes; trafic¨® con opio en el Par¨ªs ocupado por los nazis, llevaba pistola (aunque prefer¨ªa el veneno) y se lig¨®, entre otros muchos, al coronel Sinclair del Servicio de inteligencia brit¨¢nico en Palestina ("Sinclair", ronroneaba, "ll¨¦vame a Palmira") y alg¨²n arque¨®logo de fama. A su lado mor¨ªa la gente de la manera m¨¢s sospechosa: Sinclair, su primer marido (acuchillado no se sabe por qui¨¦n y enterrado en las ruinas), el beduino, su sobrino... La encerraron en un har¨¦n, luego en la peor c¨¢rcel de Arabia, y fue condenada a muerte (se salv¨®). De ni?a, a la luz de su car¨¢cter d¨ªscolo, su familia la hab¨ªa hecho exorcizar en la catedral de Bayona. Desapareci¨® a los 55 a?os en el mar cerca de T¨¢nger, arrojada por la borda de su velero cuando hac¨ªa contrabando.
Decisivo en la investigaci¨®n de la autora, que por primera vez ha trabajado con fuentes originales, fue contactar con el hijo de la aventurera, Jacques d'Andurain, de 92 a?os y h¨¦roe de la Resistencia francesa. En su libro, Morat¨® resigue los pasos de Marga con cierto af¨¢n de reivindicar a esa "mujer maldita" con fama de envenenadora, pero al final queda claro que uno hubiera hecho muy bien en no aceptar jam¨¢s de la postiza condesa una taza de t¨¦ y no digamos una trufa de chocolate.
Morat¨® no cree que fuera una mujer imp¨²dica, sino que era "adicta al bronceado" y por eso paseaba desnuda. En el libro no aporta pruebas definitivas de que trabajara realmente de esp¨ªa, pero est¨¢ convencida de que lo fue, aunque no de manera profesional, sino circunstancialmente. "Lo maravilloso de ella es su misterio, que no puede disolverse del todo", dice. Define a la aventurera como entregada "al diablo de la curiosidad" y declina juzgarla.
?Habr¨¢ peli? "Yo creo que s¨ª", se?ala la escritora que, apunta, ha recibido ya la llamada de una productora e imagina a Maribel Ved¨² en el papel de la aventurera. "Marga encontr¨® en Palmira su lugar en el mundo, el sol, la libertad, la amistad de los beduinos. Pero algo la impulsaba a seguir movi¨¦ndose, a meterse en otros l¨ªos; no era una mujer medida. Si no fuera por los esc¨¢ndalos estar¨ªa sin duda entre las mujeres c¨¦lebres".
Es oscuro ya en Palmira. El templo de Baal Shamin y Aglibol vuelve a mostrar una calidad marfile?a. Entre las ruinas, pasean los espectros de los visitantes: Marco Antonio, Adriano,Volney, Lady Stanhope (otra mujer de a¨²pa), destacamentos de meharistas y la desolada viajera Annemarie Schwarzenbach ?a la que dej¨® hasta tal punto impresionada Marga con su corpi?o que la incorpor¨® a sus relatos?... Entre todos ellos, la condesa y su misterio est¨¢n en excelente compa?¨ªa.
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