?Qui¨¦n da m¨¢s por esta mano del siglo XVII?
Le apetece un hacha de bronce prehist¨®rica para decorar el sal¨®n? ?O prefiere un busto griego del siglo II antes de Cristo, al m¨®dico precio de 350 euros? ?O un sable samur¨¢i del a?o 1648 para colgar de una pared? Si se ha sentido tentado a pujar en Internet por reliquias similares, pi¨¦nseselo dos veces: podr¨ªa comprar una pieza ilegal, o, m¨¢s probable, una copia bien hecha. Las subastas virtuales han hecho aflorar el tr¨¢fico clandestino de bienes arqueol¨®gicos y, sobre todo, alimentar una boyante industria de la falsificaci¨®n. Siempre hubo ladrones de tesoros, pero nunca hasta ahora hab¨ªan dispuesto de una plataforma global en la que vender su bot¨ªn con casi total impunidad. Las cosas han cambiado con la aparici¨®n de eBay, el sitio de subastas de Internet. Este sistema de intermediaci¨®n autom¨¢tica atrae a multitudes de interesados en piezas arqueol¨®gicas, con el efecto de democratizar un mercado restringido a los coleccionistas ricos.
"?C¨®mo impedir a un campesino africano que venda un objeto por 600 euros, El equivalente a dos a?os de su salario?"
Las falsificaciones se sofistican. El l¨¢ser y nuevas t¨¦cnicas qu¨ªmicas generan p¨¢tinas capaces de crear la ilusi¨®n de lo antiguo
"Pa¨ªses latinoamericanos y africanos est¨¢n sufriendo m¨¢s pillaje en los ¨²ltimos 50 a?os que en los cuatro siglos anteriores"
Haga la prueba y eche un vistazo en www.ebay.com. All¨ª ver¨¢ desde utensilios de s¨ªlex del hombre de Neandertal (tres piezas, 30 euros), una m¨¢scara de momia egipcia (600 euros), un collar vikingo (65 d¨®lares), una punta de flecha griega del siglo XIII antes de Cristo (33 d¨®lares) o un cuchillo ceremonial azteca de obsidiana (46 d¨®lares), junto con sus respectivas fotograf¨ªas. Si se decide, no tiene m¨¢s que rellenar un formulario, pujar, pagar y esperar a que le env¨ªen su adquisici¨®n a casa (eBay garantiza las transacciones).
Fundada en 1995 en California, eBay cuenta actualmente con 86 millones de usuarios en todo el mundo. De acuerdo con sus propias cifras, en sus m¨²ltiples filiales cada d¨ªa se ofertan m¨¢s de ocho millones de art¨ªculos, por un montante que representa el 14% de las ventas globales del comercio electr¨®nico. Como pocas empresas, eBay ha materializado las promesas del e-commerce al establecer un punto de encuentro online para compradores y vendedores deseosos de librarse de intermediarios innecesarios, y obtener por esta v¨ªa una sustancial reducci¨®n de los costes fijos de las transacciones (en este caso, de los elevados precios del mercado de antig¨¹edades).
La expansi¨®n galopante de los remates en la Red ha dado mucho que hablar a los te¨®ricos de la econom¨ªa virtual y a los gur¨²s de las nuevas tecnolog¨ªas; pero a los arque¨®logos y custodios del patrimonio cultural ha conseguido provocarles escalofr¨ªos de s¨®lo pensar en la ampliaci¨®n del tr¨¢fico ilegal que pod¨ªa traer consigo.
Sus aprensiones no resultaron infundadas. Ya en diciembre de 2004, agentes del Gobierno iraqu¨ª detectaron que una tablilla cuneiforme de 4.000 a?os de antig¨¹edad iba a ser subastada en el website suizo de eBay. Se trataba de una de las 15.000 piezas procedentes del saqueo del Museo Nacional de Bagdad al t¨¦rmino de la guerra de Irak.
Las noticias alarmantes se sucedieron. En 2006, la revista British Archaeology inform¨® que entre agosto y septiembre de ese a?o se ofrecieron 3.500 antig¨¹edades en el sitio brit¨¢nico de eBay, 600 de ellas procedentes del Reino Unido. Que no se trataba de reclamos sin base lo confirm¨® un ingl¨¦s cuando inform¨® que hab¨ªa comprado online un juego de aut¨¦nticas hachas de la edad del bronce, por el que pag¨® 205 libras esterlinas.
El alcance global del fen¨®meno qued¨® de manifiesto cuando el Gobierno camboyano denunci¨® la venta de trozos de un antiguo templo de su pa¨ªs. Poco despu¨¦s, en Australia un coleccionista fue pillado in fraganti tras anunciar en el mencionado sitio de compra y venta online hachas y otros instrumentos de piedra del acerbo aborigen.
Pronto le toc¨® el turno al patrimonio espa?ol. Monedas expoliadas de las ruinas romanas de Acinipo de Ronda, unas de las m¨¢s importantes de Andaluc¨ªa, salieron a puja sobre una base de 220 euros. Los doblones del gale¨®n Nuestra Se?ora de la Concepci¨®n se cotizaron a raz¨®n de 1.795 d¨®lares el pack de tres piezas; eso s¨ª, acompa?ados de certificados extendidos por Hispaniola Ventures, la firma de cazatesoros que localiz¨® el pecio hundido en las costas de la Rep¨²blica Dominicana.
La proliferaci¨®n de piezas ib¨¦ricas no tard¨® en despertar las sospechas de los entendidos. El a?o pasado, un lote de "16 balas de honda romanas" (precio de salida: 140 euros) movi¨® a Fernando Contreras, director del Ecomuseo de Cap de Caballer¨ªa (Menorca), a alertar a la Guardia Civil; se ol¨ªa que ven¨ªan de excavaciones en el archipi¨¦lago. Instigado por temores semejantes, V¨ªctor Guerrero, del Grupo de Recerca Arqueobalear de la Universitat de les Illes Balears, denunci¨® la comercializaci¨®n de estatuillas y monedas romanas procedentes de yacimientos menorquinos.
Que eBay da para todo se comprob¨® el a?o pasado cuando trascendi¨® que, por la aceptable base de 2.400 euros, cualquiera pod¨ªa pujar por una espada celt¨ªbera de hierro. El vendedor aseguraba que el arma proven¨ªa de un yacimiento celta del siglo III antes de Cristo, aunque carec¨ªa de un certificado que lo acreditase. Todav¨ªa subsiste la duda de si se trataba de un timo o de un bien extra¨ªdo furtivamente de alg¨²n castro soriano.
?Casos aislados? Nada de eso; lo dej¨® claro el a?o pasado la Operaci¨®n Pitufo de la Brigada de Patrimonio Hist¨®rico de la Polic¨ªa. Veinte personas fueron detenidas por robo, estafa y comercializaci¨®n il¨ªcita de bienes culturales a trav¨¦s de eBay, o de coleccionistas. Un modus operandi parecido ten¨ªa el grupo desarticulado en abril pasado en Catalu?a, con 15.000 piezas expoliadas en su haber. Las detenciones confirman que Internet act¨²a como un im¨¢n para saqueadores de todas las nacionalidades y pelajes.
La dimensi¨®n cobrada por estos flujos comerciales trae de cabeza a las autoridades policiales. No por casualidad un punto principal del 7? Simposio Internacional sobre Robo y Tr¨¢fico Ilegal de Obras de Arte y Antig¨¹edades, organizado por Interpol en Ly¨®n en junio de 2008, fue "el aumento del uso de Internet en el tr¨¢fico ilegal de objetos culturales, y el constante saqueo de yacimientos arqueol¨®gicos, en tierra y bajo el agua".
?Pero realmente est¨¢ creciendo el comercio ilegal, o lo ¨²nico que pasa es que se ha hecho m¨¢s visible? De esta ¨²ltima opini¨®n es Paloma Cabrera, experta del departamento de antig¨¹edades cl¨¢sicas del Museo Arqueol¨®gico Nacional. "Ahora se detecta mejor; antes era m¨¢s subterr¨¢neo". Que eBay ha tra¨ªdo m¨¢s visibilidad tambi¨¦n lo cree Rafael Azuar, director del Museo Nacional de Arqueolog¨ªa Subacu¨¢tica de Cartagena. "A trav¨¦s de Internet est¨¢n aflorando piezas que desaparecieron hace 70 a?os, generalmente de la mano de personas que suelen ignorar su procedencia ilegal".
"Se expolia hoy tanto como ayer", asevera Cabrera, quien tiene bien presente la plaga representada por los toperos, saqueadores especializados en necr¨®polis ib¨¦ricas y yacimientos romanos, que llegaron a tener naves para albergar lo robado. "Aunque hoy, gracias a la creaci¨®n de unidades especiales, se vigila m¨¢s sobre el terreno", a?ade.
"Existe m¨¢s control", coincide Azuar. "Hay mayor coordinaci¨®n entre los organismos encargados de los bienes patrimoniales. Hay listas rojas de objetos expoliados que circulan v¨ªa Interpol, seguimientos de piezas robadas, redes de colaboraci¨®n policial. El mercado europeo se encuentra bien vigilado". Prueba de ello es la paralizaci¨®n en la aduana de Alicante, hace unos a?os, "de la importaci¨®n de una pieza adquirida en Internet, sin saber que proced¨ªa del expolio de Irak", ejemplifica.
El Tercer Mundo es harina de otro costal. Walter Alva, ex director del Museo Br¨¹nning de Per¨², afirma que su pa¨ªs ha sufrido m¨¢s pillaje en los ¨²ltimos 50 a?os que en los cuatro siglos anteriores. ?frica, con la vulnerabilidad que depara la miseria, es presa f¨¢cil de los ladrones. "Asistimos desde hace treinta a?os al saqueo de los yacimientos arqueol¨®gicos de ?frica occidental", denuncia el arque¨®logo suizo Eric Huysecon. "Casi todos los objetos arqueol¨®gicos africanos presentes en los pa¨ªses industrializados proceden de pillajes recientes y del comercio il¨ªcito". Y con desaliento, se pregunta: "?C¨®mo impedir a un campesino que venda por 600 euros, el equivalente a dos a?os de su salario, un objeto que acabar¨¢ subast¨¢ndose p¨²blicamente a 600.000?".
Como ocurre con toda econom¨ªa clandestina, aqu¨ª tambi¨¦n resulta dif¨ªcil estimar su magnitud. Lo cierto es que entre el mercado negro y el legal se ha creado en Internet un mercado gris, por llamarlo de alguna manera. En muchos objetos no se informa sobre la legalidad de su procedencia ni si su hallazgo ha sido notificado, como es preceptivo.
Desde eBay insisten en su rectitud: "Tenemos una pol¨ªtica contra la venta ilegal de antig¨¹edades en nuestro sitio. No la queremos aqu¨ª", afirma Hani Durzy, portavoz de eBay en California. Durzy se defiende de las acusaciones aludiendo a sus dificultades para atajar este tipo de comercio, toda vez que "nosotros no entramos en posesi¨®n de los art¨ªculos y, por tanto, no podemos probar, cuestionar o confirmar su origen".
Estas declaraciones de buenas intenciones no le bastaron al jefe del Tesoro del Museo Brit¨¢nico, Roger Bland, quien exigi¨® la retirada de las subastas de todos los objetos que las autoridades consideren posibles bienes del patrimonio nacional. En las negociaciones entabladas, eBay (Reino Unido) prometi¨® quitar las antig¨¹edades sospechosas, siempre y cuando las autoridades probasen que violan la legalidad.
En Espa?a se habr¨ªa llegado a un compromiso similar: la polic¨ªa comunic¨® recientemente que hab¨ªa detectado 3.000 operaciones ilegales con bienes del patrimonio cultural gracias a la colaboraci¨®n de los administradores locales de eBay.
En justicia, hagamos constar que los casos pol¨¦micos no son privativos de las subastas virtuales. En febrero pasado, China exigi¨® a la casa Christie's que retirase unos bronces sustra¨ªdos por tropas europeas en el saqueo del Palacio de Verano pequin¨¦s, en 1860, y que pertenecieron a la colecci¨®n de Yves Saint Laurent. La subasta no se detuvo, adjudic¨¢ndose el lote a un postor que ofreci¨® 40 millones de d¨®lares, resultando luego que pertenec¨ªa al Fondo Chino para la Repatriaci¨®n de Bienes Expoliados, que puj¨® ¨²nicamente para reventar la operaci¨®n.
En paralelo, el boom de eBay ha provocado un fen¨®meno imprevisto: una explosi¨®n en el trasiego de falsificaciones. Lo afirma Charles Stanish, una eminencia en arqueolog¨ªa andina, en un art¨ªculo en la revista estadounidense Archaeology, con el ir¨®nico subt¨ªtulo de 'C¨®mo aprend¨ª a no preocuparme y a querer a eBay'. Desde los a?os noventa, Stanish viene siguiendo las subastas virtuales y ha notado que "en los primeros a?os de eBay, la proporci¨®n entre piezas andinas verdaderas y falsas era 50%-50%. En los ¨²ltimos a?os, en cambio, las falsas representan el 95% de lo expuesto". Por lo que se puede apreciar en las im¨¢genes de la pantalla del ordenador, un 30% de las "antig¨¹edades" actualmente en venta en el gigante de las subastas son falsificaciones, asegura Stanish, y un 5% ser¨ªan tesoros genuinos. El resto deber¨ªa someterse a un estudio minucioso para salir de dudas, agrega.
Paloma Cabrera comparte esa percepci¨®n: "En eBay he visto falsificaciones que saltan a la vista, y la gente, inexperta en estas materias, las compra; y tambi¨¦n las he visto en galer¨ªas de antig¨¹edades, aunque se cubren las espaldas con letreros que dicen estilo romano".
"Hay bastantes falsificaciones en esculturas, objetos de metal, terracota y cer¨¢mica. Incluso compran metales antiguos para fundirlos y fabricar con ellos copias de figurillas romanas, con lo que resulta casi imposible detectar la impostura", prosigue la arque¨®loga. Muy pocos tienen la franqueza del vendedor que en eBay (EE UU) pide 1.400 euros por un busto "griego" de bronce antiguo de "inicios del siglo XX", una creaci¨®n de "autenticidad garantizada": con ofertas como ¨¦stas, nadie puede llamarse a enga?o. "Otra cosa son las reproducciones hechas legalmente por artesanos autorizados, que se venden como copias en las tiendas de los museos", distingue Cabrera.
Este asunto no resulta tan novedoso, despu¨¦s de todo. Las falsificaciones han seguido a la arqueolog¨ªa como la sombra a los pies: a finales del siglo XIX ya circulaba gran cantidad de presuntas piezas "precolombinas", mientras las colecciones europeas y estadounidenses se colmaban de vasos "etruscos" elaborados por diestros artesanos italianos y de sarc¨®fagos "fara¨®nicos" confeccionados por sus colegas egipcios.
Entre los maestros de la copia brilla sin rival el mexicano Br¨ªgido Lara, autor de 40.000 piezas cer¨¢micas "aztecas, mayas o totonacas", muchas de ellas expuestas en las vitrinas de los confiados museos extranjeros. Su producci¨®n ha sido tan profusa que la mayor¨ªa de los supuestos vestigios de la cultura totonaca resultaron ser obra suya.
Tras el esc¨¢ndalo levantado, Lara se dedic¨® a la menos comprometida industria de las r¨¦plicas, o, como ¨¦l dice, de las "interpretaciones originales". Posteriormente, el portador del posmoderno t¨ªtulo de "ceramista pos-pre-colombino" complet¨® ingresos como asesor del Museo Antropol¨®gico de Xalapa en la detecci¨®n de falsificaciones.
En nuestros d¨ªas, la demanda global est¨¢ siendo atendida por talleres peruanos, b¨²lgaros, chinos y egipcios, "que producen falsificaciones a un ritmo fren¨¦tico", indica Stanish. De all¨ª salen artesan¨ªas sofisticadas. El l¨¢ser y las nuevas t¨¦cnicas qu¨ªmicas generan p¨¢tinas capaces de crear la ilusi¨®n de lo antiguo; aunque en ocasiones basta con retocar un pedernal para transformarlo en un "instrumento" de la edad de piedra.
?Qu¨¦ certezas puede tener el comprador que se mueve en este mercado tan visible y a la vez tan opaco? Depende. En artefactos de piedra resulta casi imposible dilucidar su edad. En cer¨¢micas, s¨ª, pero cuesta caro. Por 300 euros, la termoluminiscencia determina el tiempo transcurrido desde que un pote fue expuesto al fuego. Pero la picaresca ya prev¨¦ esa eventualidad. "Algunos vendedores dicen que devolver¨¢n el dinero si les presentan una carta de un especialista afirmando que la pieza no es aut¨¦ntica, salvo si se le realiza un an¨¢lisis destructivo. Y la termoluminiscencia, al utilizar trozos min¨²sculos, implica un peque?o deterioro", indica Stanish.
Parad¨®jicamente, el auge de lo falso ha tenido una consecuencia inesperada. Sin planearlo, Internet ha creado un vasto mercado para las copias, estimulando a muchos saqueadores a reciclarse en el lucrativo negocio de las reproducciones. "Los aldeanos acostumbrados a obtener unos pocos d¨®lares vendiendo el fruto de sus expolios a un intermediario pueden ahora fabricar sus propias mercanc¨ªas casi-tan-antiguas-como-los-originales, y para venderlas, recurrir directamente a un conocido en un pueblo cercano que tenga una cuenta en eBay", explica Stanish. "Con ello recibir¨¢n la misma suma de dinero o m¨¢s que si traficasen con antig¨¹edades reales".
A su vez, la incontenible incertidumbre acerca de la autenticidad de lo comercializado ha hundido los precios de las antig¨¹edades, reduciendo los incentivos para el expolio. "El valor de las excavaciones ilegales disminuye cada vez que alguien compra una vasija Mochica genuina por 35 d¨®lares, gastos de env¨ªo incluidos", precisa el arque¨®logo. "?Quien quiere gastarse 50.000 d¨®lares en un objeto de antig¨¹edad garantizada por los par¨¢metros actuales, cuando dentro de cinco a?os puede surgir una tecnolog¨ªa que demuestre sin lugar a dudas que se trata de una falsificaci¨®n?".
De las imitaciones no se salva nadie: tal parece ser la ense?anza a sacar de esta apoteosis de la copia. eBay y su avalancha de baratijas nos aproximan al escenario descrito por Philip K. Dick en su novela El hombre en el castillo (1962), con su industria de "antig¨¹edades estadounidenses" montada para enga?ar a los turistas japoneses: el modelo de la sociedad del simulacro teorizada por Jean Baudrillard.
A fin de cuentas, quiz¨¢ lo m¨¢s novedoso de esta historia lo represente el inesperado efecto ben¨¦fico de lo falso, en un mundo donde todo va camino de venderse al mejor postor.
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