La era del enchufe aviva el hambre de electricidad
Una familia estadounidense redujo su consumo mensual de energ¨ªa un 16% enchufando sus aparatos a unas regletas inteligentes
Con dos hijos aficionados a los port¨¢tiles y un terrier Jack Russell cercado por una valla el¨¦ctrica, Peter Troast se dio cuenta de que su hogar utilizaba mucha electricidad. Pero no cay¨® en la cuenta de la cantidad exacta hasta que la familia apag¨® las luces de su casa de Maine y empez¨® a buscar aparatos que brillaban en la oscuridad. "Era alucinante ver todas esas luces parpadeando", cuenta Troast.
Y lo que es v¨¢lido para la familia Troast, es v¨¢lido para todo el planeta. El consumo de electricidad de los aparatos que requieren mucha energ¨ªa est¨¢ aumentando r¨¢pidamente en todo el mundo. Los televisores de pantalla plana han terminado consumiendo m¨¢s que algunos frigor¨ªficos.
La proliferaci¨®n de ordenadores personales, iPods, m¨®viles, videoconsolas y dem¨¢s representa la fuente de demanda energ¨¦tica con mayor crecimiento del mundo. La electr¨®nica de consumo constituye en la actualidad el 15% de la demanda energ¨¦tica global de las familias, y est¨¢ previsto que se triplique a lo largo de las pr¨®ximas dos d¨¦cadas, seg¨²n el Organismo Internacional de la Energ¨ªa.
Seg¨²n este organismo, para satisfacer la demanda estadounidense de los aparatos ser¨¢ necesario construir el equivalente a 560 centrales el¨¦ctricas de carb¨®n o 230 centrales nucleares. Muchos expertos en energ¨ªa no ven m¨¢s que una soluci¨®n: normas obligatorias de eficiencia que especifiquen cu¨¢nta energ¨ªa pueden utilizar los aparatos.
Los electrodom¨¦sticos como los frigor¨ªficos est¨¢n sujetos a dichas normas en Estados Unidos. Pero los intentos de abarcar la electr¨®nica de consumo, como los televisores o las videoconsolas, se han visto obstaculizados por los fabricantes, preocupados por un aumento de los costes.
Parte del problema es que muchos aparatos modernos no se pueden apagar totalmente: incluso aunque no est¨¦n us¨¢ndose, siguen consumiendo electricidad mientras esperan la se?al de un mando a distancia o para grabar un programa de televisi¨®n. "Nos hemos adentrado en esta nueva era en la que b¨¢sicamente todo est¨¢ encendido todo el tiempo", se?ala Alan Meier, cient¨ªfico del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley de California y uno de los principales expertos en ahorro de energ¨ªa.
Est¨¢ claro que la gente puede reducir la energ¨ªa que desperdicia, pero para hacerlo hay que ser una persona decidida. A Troast, que vende equipos que ahorran energ¨ªa, no le echaba para atr¨¢s la idea de husmear detr¨¢s de los armarios para encontrar todos los enchufes y aparatos electr¨®nicos, como cajas de cables, routers para la conexi¨®n a Internet u ordenadores que brillan en la oscuridad.
Los Troast redujeron su consumo mensual de energ¨ªa en un 16% aproximadamente, en parte enchufando sus ordenadores y aparatos de entretenimiento a regletas inteligentes. Estas regletas se apagan cuando los aparatos electr¨®nicos no se est¨¢n utilizando.
Aunque la experiencia de Troast demuestra que los consumidores pueden reducir la cantidad de energ¨ªa que desperdician los aparatos inactivos, hay otro problema que no es tan f¨¢cil de resolver: muchos productos requieren grandes cantidades de energ¨ªa para funcionar. El principal culpable es el televisor de pantalla plana. A medida que las pantallas de cristal l¨ªquido y las tecnolog¨ªas de plasma sustituyen a los tubos de rayos cat¨®dicos y aumenta el tama?o de las pantallas, los televisores requieren m¨¢s energ¨ªa que los antiguos modelos.
Otro agujero por el que se va la energ¨ªa son las videoconsolas. Noah Horowitz, del Consejo de Defensa de los Recursos Naturales, ha calculado que las videoconsolas, como la Xbox 360 de Microsoft, la Sony Playstation 3 y la Nintendo Wii, ahora consumen pr¨¢cticamente la misma cantidad de electricidad cada a?o que San Diego, la novena ciudad de Estados Unidos.
Las normas obligatorias relativas al ahorro para los aparatos electr¨®nicos obligar¨ªan a los fabricantes a redise?ar sus productos o a a?adir componentes que controlen mejor el consumo de energ¨ªa. Muchos fabricantes se oponen a esas ordenanzas porque aumentar¨ªan los costes y tambi¨¦n, seg¨²n afirman, limitar¨ªan la innovaci¨®n. "Las ordenanzas pasan por alto la naturaleza b¨¢sica del sector, que innova por la demanda del consumidor y los avances tecnol¨®gicos, no por las normativas", comenta Douglas Johnson, director de pol¨ªtica tecnol¨®gica de la Asociaci¨®n de Electr¨®nica de Consumo.
Los c¨¢lculos var¨ªan en lo que se refiere a cu¨¢nto les costar¨ªa a los consumidores un plan de ahorro obligatorio para los aparatos. Seg¨²n los expertos, algunos cambios, como el asegurarse de que los aparatos consumen la electricidad m¨ªnima cuando est¨¢n en modo de espera, s¨®lo aumentar¨ªan el coste en unos c¨¦ntimos. Por otro lado, los televisores que menos energ¨ªa gastan pueden costar 100 d¨®lares m¨¢s que los menos eficientes, pero a la larga, este gasto se compensa en parte porque se consume menos electricidad).
Incluso ahora, cuando tanto la Administraci¨®n de Obama como el Congreso se est¨¢n centrando en los problemas energ¨¦ticos, no hay en marcha ninguna ley que aborde el problema. Expertos como Dan W. Reicher, que dirige los planes energ¨¦ticos de Google, sostienen que EE UU tiene que mejorar y dar ejemplo al resto del mundo.
Babelia
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