Merit¨ªsimo Del ?lamo

Juan del ?lamo es un novillero salmantino que quiere ser torero. Al menos, eso fue lo que dijo el lunes en las Ventas ante un lote nada f¨¢cil con el que dej¨® la impronta de su valor, disposici¨®n, seguridad, t¨¦cnica y buen gusto. Mulete¨® muy bien al primero, dificultoso como el resto, pero al que ense?¨® a embestir a base de aguante y buenas maneras; y se mostr¨® heroico y firme ante el deslucido quinto, al que s¨®lo pudo robar medios muletazos tras convencerlo de que el mando correspond¨ªa al torero. Tiene pinta este Del ?lamo de novillero antiguo, de los que vienen a Madrid a jug¨¢rsela de verdad, sin cuento, con el hambre propia de quien busca la gloria a base de superar los miedos y las dificultades.

Porque dificultosos s¨ª que eran los novillos. El segundo de la tarde embest¨ªa, como todos, con la cara por las nubes, y en el primer muletazo tir¨® un ga?af¨®n que fue todo un bocado a la yugular del chaval. Pero ¨¦ste, en lugar de amilanarse, que hubiera sido comprensible, se plant¨® en la arena, se coloc¨® como mandan los c¨¢nones y dijo aquello de 'o t¨² o yo'. Y lo tore¨® de dulce, con dominio y hondura por ambas manos, hasta que su oponente entendi¨® que la batalla la ten¨ªa perdida. Fue una labor de mando en plaza, de entrega y de categor¨ªa.

Pero el quinto dijo que no embest¨ªa porque no entraba en sus previsiones. Y se neg¨® a pasar, y con la cara siempre buscaba las moscas. Pero Del ?lamo le plante¨® una seria porf¨ªa, valerosa e inteligente, y le rob¨®, primero, medios muletazos, hasta que consigui¨® que el novillo metiera la cara a rega?adientes por el lado izquierda en un par de tandas muy meritorias. Sali¨® volteado de la estocada final, y en la plaza qued¨® la impresi¨®n de que este Juan del ?lamo -Jonathan en la vida civil- huele seriamente a torero.

Poco lucida fue la actuaci¨®n de Tomasito -natural de Francia y Tomhas Jauber de nombre-, pues a su escaso rodaje hay que unir la dificultad de su lote; especialmente violento fue el cuarto, que se hizo el amo del ruedo. Por cierto, una gran parte del p¨²blico dio toda una lecci¨®n de insensibilidad al mofarse de manera indecente de un subalterno que pas¨® fatigas de muerte en el tercio de banderillas. A Madrid se le supone m¨¢s categor¨ªa.

Y de Miguel de Pablo s¨®lo pudo brillar su ¨¢nimo y pundonor. No se arredr¨® ante la escasa boyant¨ªa de sus novillos, dijo poco con su toreo bullanguero, pero no perdi¨® nunca la cara.