Toreros en fuga
En la plaza de las Ventas se vivieron momentos de aut¨¦ntico p¨¢nico. Las tres cuadrillas y los novilleros pasaron un doloroso calvario a causa de una muy dura novillada de Moreno Silva, no apta para el toreo moderno. Novillos muy dif¨ªciles, muy mansos algunos de ellos, correosos y ¨¢speros -primero y quinto volvieron a los corrales tras sonar los tres avisos- para torerillos poco placeados sin capacidad alguna para superar tan tremenda dificultad. Novilleros de hoy para novillos de ayer; ganado de otra ¨¦poca para j¨®venes del siglo XXI. Todos los hombres corrieron como pudieron para ponerse a salvo de la oleada de arreones, gran parte del p¨²blico se divirti¨® con los temores indisimulados de los toreros, pero all¨ª hab¨ªa que haber visto al escalaf¨®n completo de matadores de toros. Hoy por hoy, no hay toreros capaces de lidiar -no digamos dar pases- a los novillos de Moreno Silva.
MORENO / CHAVES, HIDALGO, ROSALES
Novillos de Moreno Silva, bien presentados, a excepci¨®n del primero, y de juego desigual: ¨¢spero el primero, mansos y muy deslucidos cuarto, quinto y sexto, y nobles segundo y tercero. Los tres primeros, ovacionados en el arrastre.
Paco Chaves: pinchazo -aviso- estocada que asoma -2? aviso- estocada y un descabello -3? aviso- (pitos); estocada trasera, pinchazo y estocada (bronca).
Miguel Hidalgo: bajonazo (silencio); estocada que asoma, pinchazo -aviso-, 2? aviso, pinchazo, media -3? aviso- (pitos).
Antonio Rosales: estocada (silencio); media (ovaci¨®n)
Plaza de las Ventas. 17 de mayo. Duod¨¦cimo festejo de la feria de San Isidro. Casi lleno.
En pura l¨®gica, el terror se apoder¨® del callej¨®n, y todo fue un completo desastre; o, dicho de otro modo, se vivi¨® un festejo novedoso, donde los novillos impusieron su ley, mientras los toreros hu¨ªan desesperadamente para ponerse a salvo.
Al pacense Paco Chaves no se le olvidar¨¢ la tarde de ayer en su vida. Sufri¨® el escarnio del respetable, pero tambi¨¦n es verdad que le toc¨® uno de los peores lotes del a?o. Y el chaval, que da pases despegados y destemplados, se sinti¨® indefenso ante tan dif¨ªcil responsabilidad, y mostr¨® todas las carencias que ten¨ªa escondidas, a pesar de que recibi¨® cuarto de rodillas en la puerta de toriles.
No lo pas¨® mejor el alt¨ªsimo Manuel Hidalgo, que no dijo nada ante el noble segundo, y puso pies en polvorosa, muleta en mano, -actitud poco torera- ante el marrajo quinto que se le fue vivo. Mejor parado, si se puede decir as¨ª, sali¨® Antonio Rosales, desinflado y muy fr¨¢gil ante el tercero, que se dej¨® torear, y valeroso y sin la experiencia necesaria ante el poco manejable sexto.
Si estos toros salieran dos tardes, todas las figuras actuales correr¨ªan calle Alcal¨¢ arriba, y nunca m¨¢s se les ver¨ªa el pelo...
Babelia
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