Un viejo anhelo

Se abri¨® el festival de esta primavera con una obra del gran repertorio y un estreno absoluto. No es mala combinaci¨®n. Si se hiciera con m¨¢s frecuencia, quiz¨¢s ser¨ªa menor la fractura existente entre la m¨²sica actual y un p¨²blico que tiende a rechazar todo lo nuevo. En esta ocasi¨®n, adem¨¢s, ambas obras estuvieron servidas por una gran orquesta y un gran director: la del Palau de les Arts y Zubin Mehta.

Qualia-Jard¨ª Blau fue el nombre del estreno, que, por cierto, se erige en una de las pocas concesiones hecha en este recinto al repertorio contempor¨¢neo. Firmada por el compositor de Algeciras Jos¨¦ Mar¨ªa S¨¢nchez-Verd¨², se inspira en el pensamiento, el entorno y la poes¨ªa de Ramon Llull. Pero su m¨¦rito mayor fue el de crear una realidad sonora interesante y bella en s¨ª misma. La conexi¨®n de la m¨²sica con la literatura y la filosof¨ªa vuelve a estar en el punto de mira de muchos compositores del siglo XXI, como lo ha estado en tantos otros momentos de la historia. Wagner y su Gesamtkunswerk fueron uno de los momentos culminantes de ese viejo anhelo. Anhelo que, a pesar de su enorme potencialidad, no libera a los pentagramas de la necesidad de constituirse en edificio con cimientos propios. Qualia los tiene, sin duda alguna. La obra, estructurada en forma de variaciones sobre un acorde de car¨¢cter organ¨ªstico salpicado por sugerentes trallazos de cuerda y percusi¨®n, introduce, con las voces del coro y del bar¨ªtono, resonancias de melismas medievales. Todo ello, desarrollado con una gran elegancia, se conjug¨® perfectamente con la investigaci¨®n de las posibilidades del clarinete, tremendas al contarse con un solista como Joan Enric Lluna. Si algo le sobr¨® a Qualia fue minutaje y, quiz¨¢s tambi¨¦n, todos esos humos y colores que ya estaban presentes en la partitura.

La conexi¨®n de la m¨²sica con la literatura y la filosof¨ªa vuelve a estar en el punto de mira de muchos compositores del siglo XXI

Las obras estuvieron servidas por una gran orquesta y un gran director: la del Palau de les Arts y Zubin Mehta

Antes, el Concierto en La menor de Schumann estuvo servido por un Javier Perianes menos convincente que de costumbre. Los nervios gastan a veces malas pasadas: a pesar de su intencionalidad y de su t¨¦cnica, no pudo evitar lanzarse con un punto de dureza, alg¨²n roce en los acordes y demasiada velocidad sobre una obra que, si algo requiere, es un fraseo gr¨¢cil y relajado. El mismo Perianes, en una reciente entrevista concedida a Scherzo, alababa las ventajas de "tocar con naturalidad". Zubin Mehta intent¨® ajustar la orquesta al solista con toda la ma?a posible, en tiempo y en esp¨ªritu, pero el maridaje, esta vez, no acab¨® de funcionar. Una l¨¢stima.