H¨¦ctor Aguilar Cam¨ªn inaugura 'Lecciones y maestros'
El escritor mexicano abre el ciclo donde intervendr¨¢n este a?o Rosa Montero y Manuel Vicent
La alargada sombra de Jos¨¦ Saramago presidi¨® esta ma?ana el comienzo de la nueva edici¨®n de Lecciones y maestros en Santillana del Mar. El escritor portugu¨¦s fue el primero en intervenir en 2007 en estos cursos que cada final de junio organizan la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo y la Fundaci¨®n Santillana. Por eso, los tres participantes de este a?o -H¨¦ctor Aguilar Cam¨ªn, Rosa Montero y Manuel Vicent- guardaron ayer junto a los asistentes un minuto de silencio en su memoria.
Luego, la jornada se ha dedicado por entero al escritor mexicano. El escritor Hugo Hiriart lo introdujo: "Para lograr un destilado de Aguilar Cam¨ªn se requieren los siguientes ingredientes esparcidos en una retorta: Un poco de Chetumal, el pueblo donde naci¨®, lugar primitivo y selv¨¢tico. Una pizca de su madre y su t¨ªa, dos mujeres que pon¨ªan a los ni?os a cantar para espantar sus miedos, y los jesuitas, donde estudi¨® desde ni?o hasta llegar a la universidad".
Tambi¨¦n, la pol¨ªtica, el poder, el puro M¨¦xico. Temas sobre los que Aguilar Cam¨ªn escribe desde siempre. No s¨®lo en los peri¨®dicos y de joven, como doctor en Historia. Sino despu¨¦s, obsesivamente, en sus novelas, la primera de ellas -'Morir en el golfo'-, apareci¨® cuando ¨¦l ten¨ªa 39 a?os.
Despu¨¦s, el mismo autor confes¨® su obsesi¨®n por la pol¨ªtica, el poder, el periodismo. Asuntos que ha ido desgranando despu¨¦s en obras como La guerra de Galio, donde a la destilaci¨®n anterior hay que a?adir un poco de whisky y tinta de imprenta, o despu¨¦s en Un soplo en el r¨ªo, su obra m¨¢s m¨ªstica, seg¨²n Hugo Hiriart, donde entran mujeres, un tanto irreales.
Aguilar Cam¨ªn asegur¨® delante del auditorio que se encontraba en una encrucijada. La de una peligrosa y dram¨¢tica falta de inspiraci¨®n. Le ha aparecido desde que muri¨® su madre, do?a Enma, hace cinco a?os, un personaje clave para entenderle. Como tambi¨¦n lo es su padre, que desapareci¨® un buen d¨ªa de sus vidas sin decir adi¨®s: "Acaso porque pensaba que no era ni siquiera merecedor de una despedida", comenta Aguilar.
Se reencontraron con los a?os. Y la historia de ambos le ha rondado en la cabeza como una historia que deb¨ªa ser escrita. Empez¨®, avanz¨® y... embarranc¨®. El escritor quiso desnudarse esta ma?ana y compartir las claves de ese encallamiento con quienes le escuchaban. Empez¨® a referirse a ¨¦l en tercera persona. Tomaba distancia. Una distancia que en absoluto result¨® fr¨ªa. Pero s¨ª cruel consigo mismo. "No s¨¦ qu¨¦ decir del escritor que se llama como yo...", coment¨® al comenzar. Ahora, dijo Cam¨ªn, "escribe sin fe, en las horas libres y est¨¢ lleno de fragmentos que no van a ning¨²n lado".
A partir de ah¨ª examin¨® al autor que hab¨ªa sido en el pasado y dej¨® claro que no sabe ni tiene idea de los que ser¨¢ de ¨¦l en el futuro. En medio queda la historia ahora moribunda de ese hombre, su padre, a quien destruy¨® a su vez su propio padre, es decir, su abuelo. Su madre, su t¨ªa Luisa Cam¨ªn, que no quer¨ªa vender los vestidos de su tienda y se retir¨® de leer las cartas cuando comprob¨® que ese poder era cierto, sus abuelos maternos... historias de vida, pasi¨®n y cenizas. De fracasos y traumas en una tierra convulsa y un tiempo tambi¨¦n siempre convulso. ?Ser¨¢ posible que no vuelva a revivir en el pulso de su pluma?
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