Joaqu¨ªn Sabina o el inter¨¦s menguante
El trovador llena Las Ventas, pero se conforma con una faena de ali?o
Recapitulemos, antes de nada. Don Joaqu¨ªn Ram¨®n Mart¨ªnez Sabina suma ya la respetable cifra de 61 a?os, graba y gira con regularidad desde hace m¨¢s de tres d¨¦cadas, ha completado 15 ¨¢lbumes con su nombre estampado en portada y ayer, en el arranque oficial de la temporada veraniega, fue capaz de volver a llenar su querido coso de Las Ventas: 17.860 fieles corearon con intensidad desigual sus coplas y ocurrencias. El maestro merece un respeto del que aqu¨ª dejamos testimonio, negro sobre blanco. Pero que el de ?beda sea due?o de un gran curr¨ªculo y conserve notable capacidad de convocatoria no significa, necesariamente, que atraviese por el mejor de sus momentos.
Con independencia de lo que le digan sus secuaces, corifeos y dem¨¢s seguidistas, Sabina no seguir¨¢ siendo mucho Sabina solo porque se cale el bomb¨ªn y suelte alg¨²n chistecito. El mejor de ayer se lo dedic¨® a Chavela Vargas: "Nos parecemos en que hemos sido muy borrachos y muy mujeriegos, y en que los dos estamos ya muy acabados". El habitual apartado de exaltaci¨®n colchonera recay¨® esta vez en el escudero Pancho Varona, que aprovech¨® sus minutos de gloria para dedicarle Conductores suicidas a la familia.
Nada m¨¢s empezar, la primera decisi¨®n dudosa. Las Ventas se queda a oscuras a las 22.12, pero de los m¨²sicos a¨²n no hay rastro. En su lugar, atruena Y nos dieron las diez en versi¨®n de banda y verbena. ?Sabina, c¨®mplice necesario del chunda chunda? Quiz¨¢s el interrogante que luc¨ªa en su camiseta fuera alegor¨ªa de todas esas cosas para las que encontramos dif¨ªcil explicaci¨®n.
El trovador de sombrero y levita sabe de sobra que ha salpicado el camino con unas cuantas canciones memorables y a¨²n muchos m¨¢s versos merecedores de tal calificativo. S¨ª, es verdad: ir por la vida de sabiniano no constituye el menor desdoro. El verdadero problema consiste en que, como en las cl¨¢usulas bancarias, el inter¨¦s hist¨®rico no presupone intereses futuros. Y Joaqu¨ªn parece empe?ado, con la tozudez del inversor al que le suele sonre¨ªr la fortuna, en realizar maniobras caprichosas con su cartera de valores.
Una caricatura del que fue
Nuestro amigo jienense piensa que si alguien no se deshace en elogios sobre su magna obra es porque la desafecci¨®n le entra en el sueldo. El de este cronista es, con seguridad, mucho m¨¢s exiguo que el suyo, pero ello no nos impide sospechar que el ¨²ltimo Sabina, el posterior a 19 d¨ªas y 500 noches, es una calcoman¨ªa ramplona, una caricatura, del que fue. Y de aquello, burla burlando, ya han transcurrido 11 temporadas: casi tantas como las que pen¨® el Atleti sin un nuevo trofeo para sus vitrinas.
Era inevitable anoche la met¨¢fora y exaltaci¨®n taurina. No nos pidi¨® Sabina que firm¨¢semos ning¨²n manifiesto, pero s¨ª enfatiz¨® su fervor por "este lugar sagrado" y anunci¨®, para desasosiego de muchos: "Es muy probable, casi seguro, que este sea nuestro ¨²ltimo pase¨ªllo en Las Ventas". Por ello, ¨¦l y su cuadrilla se conjuraron para dejarse "el alma y los huesos", pero no hubo manera de distinguir un solo chispazo de calcio proveniente de las tablas.
El trovador manda tanto que su voz de lija se apodera de toda la mezcla. Canta Joaqu¨ªn y su media docena de acompa?antes parecen relegados a la condici¨®n de hilo musical. Intuimos, por sus movimientos, que El bulevar de los sue?os rotos se concibe como un mano a mano entre Sabina y Mara Barros, pero a esta ex concursante de Popstars no hubo forma de escucharle una triste s¨ªlaba.
Los fieles le siguen adorando, a la vista est¨¢. Y sin embargo, la chispa sabiniana cotiza a la baja y el inter¨¦s de sus acciones ha emprendido el rumbo menguante. L¨¢stima que no tengamos aqu¨ª a ninguna Angela Merkel a la que echarle la culpa. Torero y cuadrilla miraban con ojos golosos hacia la puerta grande, pero los m¨¢s viejos del lugar saben que la cosa no pas¨® de faena de ali?o.
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