Vida en charanga
La orquesta Mundo hace su agosto por los pueblos en fiestas y recorre 1.500 kil¨®metros durante un fin de semana
Los 11 m¨²sicos de la orquesta valenciana Mundo cenan sopa de fideos, trucha con patatas fritas y alg¨²n chupito de whisky. Es jueves y est¨¢n en Tielmes, un pueblo a 46 kil¨®metros al sureste de Madrid con cerca de 2.500 habitantes censados. Tienen un repertorio suficiente para tocar m¨¢s de seis horas seguidas, es el Ayuntamiento quien paga a la SGAE. Suben a la plaza, donde est¨¢ el escenario, y entran en el camerino.
Ellos se ponen traje y las dos cantantes minifalda. Kiko, una de las dos voces masculinas, se oscurece un poco los ojos y un mucho las patillas y la cresta cana. "Tengo 50 a?os y as¨ª parezco m¨¢s joven", explica mientras prepara los tocados que usar¨¢ en la actuaci¨®n: un pa?uelo pirata, un gorro jamaicano con rastas falsas, un sombrero de mafioso... Pasa media hora de las doce, suena la m¨²sica del Equipo A y saltan al escenario.
Antonio, jefe, cantante, t¨¦cnico y Jesucristo Superstar en un montaje de los ochenta, explica la lista de canciones para el primer pase. Como se espera p¨²blico entrado en a?os, habr¨¢ chachach¨¢s, boleros, y cl¨¢sicos de los sesenta y setenta. Los tres vientos, la bater¨ªa y los teclados se sit¨²an detr¨¢s. Los cuatro cantantes en el centro, flanqueados por la guitarra y el bajo. El p¨²blico est¨¢ un poco ap¨¢tico, en los m¨¢rgenes de la plaza, cuando la orquesta comienza la batalla habitual para lograr que la gente baile. Los animan, los provocan. Antonio monitorea a la concurrencia y a mitad del recital decide que el repertorio cambiar¨¢ hacia m¨²sica m¨¢s joven. Los primeros aplausos tienen que pedirlos y el ¨²ltimo, antes del descanso de las 2.30, es espont¨¢neo y largo. Como buenos valencianos, lanzan un espect¨¢culo pirot¨¦cnico.
De vuelta al camerino, se quitan el traje, las faldas y pasan a un vestuario m¨¢s informal. Las cantantes Mar¨ªa Jos¨¦ y M¨¢riam hablan en castellano con acento ingl¨¦s con el trompetista Pep mientras fingen que los dem¨¢s no les entienden. Fuera suena el waka-waka de Shakira. La orquesta no la toca. "Si la hubi¨¦ramos preparado", cuenta Antonio, "y Espa?a no gana el mundial, nos la hubi¨¦ramos comido con patatas". Ensayan una vez a la semana todo el a?o menos noviembre y diciembre.
A la media hora vuelven a subir al escenario. El p¨²blico se ha dispersado y tienen que volver a gan¨¢rselo. Cantan Metallica, ACDC con voces femeninas, Celtas Cortos, Barricada... combinado con disfraces. Los lugare?os se involucran y acaba la funci¨®n a las 5.10 de la madrugada tras un par de bises y un sonoro aplauso. Recogen los instrumentos, se cambian y montan en los veh¨ªculos. Una de las furgonetas est¨¢ a punto de cumplir el medio mill¨®n de kil¨®metros. Los m¨²sicos salen pitando de Tielmes para dormir en Valencia. Los diez montadores vuelven a la plaza y entre la basura generada por la parranda recogen el escenario. Acaban y salen hac¨ªa Otos, Valencia, donde la orquesta Mundo tiene un bolo el viernes.
La preparaci¨®n
Para que los m¨²sicos puedan levantar al p¨²blico, el escenario tiene que estar antes de las 19.30. La procesi¨®n de los santos del pueblo, los ni?os m¨¢rtires degollados Justo y Pastor, supuestamente nacidos en Tielmes en el siglo III, pasa por la plaza para ir hac¨ªa la vega del r¨ªo Taju?a. Se cumple el programa y nada m¨¢s pasar el carromato floreado con las dos im¨¢genes, llegan tres veh¨ªculos directos de Valencia con los m¨²sicos. Los 11 artistas descargan los b¨¢rtulos en su camerino, un aula de m¨²sica decorada con dibujos infantiles. Prueban el sonido, que reverbera por el peque?o espacio de la plaza.
A las cuatro de la tarde, Luis, l¨ªder del equipo de montaje, diagnostica la plaza. El ancho de la tarima para el escenario es suficiente, pero hay poca profundidad y no podr¨¢n montar la estructura circular perfecta para los focos, "como realmente luce", sino en dos arcos separados y dejando la mitad del material en el cami¨®n. El alumbrado est¨¢ bajo y las torres que soportan la estructura lo sobrepasan. "Da igual lo que pidas", explica Luis, "hay lo que hay y te adaptas". A su compa?ero Iv¨¢n- camionero, montador y electricista- le gusta: "Es diferente cada d¨ªa, ya no podr¨ªa estar en un trabajo normal". "Pero siempre vemos lo mismo, la plaza del pueblo", le puntualiza Luis.
Es temporada alta y viajan por la zona centro y levante de Espa?a. El viernes est¨¢n en Otos (Valencia), el s¨¢bado bolo en Alpera, Albacete, el domingo Olocau, de nuevo en Valencia, y el lunes retornan a Madrid, a las fiestas del Escorial. M¨¢s de 1.500 kil¨®metros es un fin de semana de un agosto normal para la orquesta Mundo.
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