Muere el intelectual canario Juan Marichal
El hombre que redescubri¨® a Aza?a desde el exilio falleci¨® esta madrugada en M¨¦xico
Juan Marichal, el hombre que redescubri¨® desde el exilio la obra de Manuel Aza?a y trabaj¨® por la reivindicaci¨®n hist¨®rica de Juan Negr¨ªn, su paisano canario, falleci¨® esta madrugada en Cuernavaca, M¨¦xico, seg¨²n ha comunicado su hijo, el profesor Carlos Marichal, con quien viv¨ªa all¨ª desde hace siete a?os.
Marichal es uno de los intelectuales m¨¢s importantes de la Espa?a que hizo la di¨¢spora durante la Guerra Civil. Hab¨ªa nacido en 1922, en Tenerife; su familia era republicana; estudi¨® en Madrid, y cuando a¨²n era un chiquillo vivi¨® el inicio de la guerra (que ¨¦l llam¨® incivil) en el barrio de Chamber¨ª. El horror de aquellos episodios y el posterior exilio, que inici¨® cuando aun no hab¨ªa concluido la contienda, fueron hechos fundamentales en la formaci¨®n de su car¨¢cter, introvertido y anal¨ªtico, preocupado siempre por la esencia de su pa¨ªs herido.
En la comunicaci¨®n de la noticia del fallecimiento de su padre, Carlos Marichal indica que el desarrollo ¨²ltimo de la enfermedad fue muy r¨¢pido, que don Juan (as¨ª le llamaba Carlos y as¨ª le llam¨¢bamos muchos de los que conocimos a Marichal cuando ¨¦l era a¨²n un joven profesor que volv¨ªa del exilio) apenas not¨® ese momento grave de la muerte, y que el hijo le encomend¨® que fuera "a las islas Encantadas", a encontrarse con su esposa, Solita Salinas, fallecida tambi¨¦n en Cuernavaca hace tres a?os. Solita era hija del poeta Pedro Salinas y hermana del editor Jaime Salinas.
Don Juan Marichal fue director del Departamento de Lenguas Romances de la Universidad de Harvard. Como estudioso de la obra de Aza?a, que convirti¨® en un s¨ªmbolo de la Espa?a trasterrada, y tambi¨¦n del pensamiento pol¨ªtico republicano, consigui¨® poner en pie un legado que durante las primeras d¨¦cadas de la posguerra permaneci¨® ennegrecido por las campa?as franquistas en contra del que hab¨ªa presidido el Estado hasta 1939.
Del mismo modo, Marichal se empe?¨® en redescubrir para los espa?oles la figura de Juan Negr¨ªn, v¨ªctima de parecidas campa?as de desprestigio. Su mala salud, que a principios de la d¨¦cada de 2000 ya fue empeorando, le impidi¨® culminar la que era una de sus iniciativas m¨¢s importantes como intelectual dedicado a la reflexi¨®n pol¨ªtica.
Fue tambi¨¦n un gran estudioso de la literatura y del pensamiento hispanoamericano, que contribuy¨® a divulgar en Espa?a como ensayista y como conferenciante. En 1968 regres¨® a Espa?a y visit¨® en Tenerife a quien fue uno de sus grandes y amigos y corresponsales intelectuales en este pa¨ªs, Domingo P¨¦rez Minik, republicano que permaneci¨® en el exilio interior. Los que presenciamos aquel reencuentro podemos dar testimonio de lo que significaba para Marichal el reencuentro con aquellos que aqu¨ª mantuvieron el fuego republicano al rojo vivo mientras duraba la dictadura de Franco.
En los ¨²ltimos tiempos, a pesar de su delicado estado de salud, Marichal no dej¨® de estar atento a lo que suced¨ªa en Espa?a, de un modo distinto, claro est¨¢, que cuando observaba este pa¨ªs desde el exilio; ahora se informaba (ped¨ªa que le informaran) de todo lo que suced¨ªa, y no perd¨ªa la esperanza de volver a residir en Madrid, cerca de aquel lugar donde, a principios de la Guerra Civil, vivi¨® espantado las consecuencias de un odio que, cre¨ªa ¨¦l, hab¨ªa sellado la transici¨®n.
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