Cine contra el olvido
Bicicleta, cuchara, manzana documenta la vida de Pasqual Maragall despu¨¦s de serle diagnosticado alzh¨¦imer y prologa una oleada de filmes sobre la enfermedad
Hace un siglo la gente mor¨ªa de gripe, peste o guerras. Hace 100 a?os, pocas, muy pocas personas superaban los setenta a?os. Muy pocos enfermaban de c¨¢ncer, nadie conoc¨ªa el parkinson o el alzh¨¦imer. Si acaso, se les igualaba a la demencia senil. Hoy vivimos m¨¢s, vivimos mejor, y las sustancias contaminantes han hecho mella en nuestros cuerpos. Tambi¨¦n investigamos m¨¢s, pero por ahora la enferemedad gana la carrera. En el ¨²ltimo certamen de San Sebasti¨¢n, hasta cinco filmes hablaban en mayor medida del alzh¨¦imer, de su da?o en el enfermo y en las familias que le rodean.
Porque este mal no distingue entre clases sociales, pol¨ªticas o econ¨®micas. El estremecedor documental Bucarest, de Albert Sol¨¦, sobre su padre, el pol¨ªtico y luchador social Jordi Sol¨¦ Tura (Goya 2008), se atrev¨ªa a ir m¨¢s lejos, al mostrar el final de alguien que ya no recuerda, pero al que todos nosotros s¨ª recordamos. Mientras en los cines se proyecta Amanecer de un sue?o, con H¨¦ctor Alterio como sufridor de la enfermedad, hoy llega Bicicleta, cuchara, manzana, el documental en el que Carles Bosch -candidato al Oscar por Balseros - revolotea alrededor de Pasqual Maragall para ahondar en la enfermedad. "No nos olvidemos que el filme, financiado por la Fundaci¨®n Maragall no va sobre ¨¦l, sino sobre la enfermedad de Alzh¨¦imer. Rod¨¦ muchas horas en la intimidad con Pasqual y algunos de esos momentos est¨¢n, pero otros han salido porque preferimos hablar sobre el mal", asegura el realizador. Bicicleta, cuchara, manzana es devastador porque Maragall est¨¢ en los inicios de su enfermedad, porque en su pudicia violenta el alma del espectador, como qued¨® claro en los pases en el Zinemaldia. Como dice su esposa, Diana Garrigosa: "Estamos a pocos minutos de que el alzh¨¦imer alcance la categor¨ªa de pandemia, vista su propagaci¨®n por todo el mundo".
En realidad, algunos chistes que se hac¨ªan sobre el alzh¨¦imer han desaparecido de los filmes de esta temporada. Ya no hay viejos atontolinados, sino ancianos perdidos y familias sufridoras. El ¨²ltimo d¨ªa del certamen donostiarra coincidieron Barney's version, con Paul Giamatti, y Addicted to love, del chino Lui Hao. El primero cerraba la secci¨®n Perlas de Otros Festivales, con el recorrido vital de un productor televisivo cuyas neuronas cerebrales acababan destruidas: Giamatti no se permit¨ªa ning¨²n estruendo interpretativo, y crea un Barney ido, pero amado. En cuanto a la china Addicted to love, que cerraba el concurso de la secci¨®n Oficial, Hao coment¨®: "Yo tambi¨¦n vi c¨®mo mi abuela se apagaba, lo tengo bien presente". El realizador cuenta una historia de amor entre dos ex compa?eros de f¨¢brica, ya jubilados. Ella es quien padece el mal.
Por cierto, en San Sebasti¨¢n el alzh¨¦imer no es un invitado reci¨¦n llegado en 2010. Hace dos a?os, la Concha de Oro fue a parar a la turca La caja de Pandora, en la que un chaval acompa?aba a su abuelo enferma a su pueblo natal. Al rev¨¦s, la anciana con alzh¨¦imer cuida a su nieto, era el mecanismo que daba vida a la coreana Poetry, tambi¨¦n en Perlas de Otros Festivales y ganadora del mejor gui¨®n del pasado Cannes. Su protagonista, la veterana actriz Yun Junghee, aportaba otro matiz com¨²n a esos fimes: "Mi personaje es vivaz porque siempre ha sido as¨ª, no porque el alzh¨¦imer acent¨²e su despreocupaci¨®n, hecho que suele ocurrir con los enfermos, es cierto. Pero es un detalle, no lo principal. Creo que en el cine nos estamos acostumbrando a hablar de este mal como del c¨¢ncer. Y eso me parece bien". Poetry tambi¨¦n habla del olvido, pero del activo, del que se impone la sociedad ante ciertos temas, y no solo del pasivo, del que sufren los enfermos. Un diferencia a tener muy en cuenta viendo esos filmes.
Habr¨¢ m¨¢s alzh¨¦imer. Hace diez d¨ªas La mitad de ?scar, de Manuel Mart¨ªn Cuenca, particip¨® en el certamen de Toronto. Otro drama que ahonda en los dos olvidos, el activo y el pasivo, el del protagonista y su hermana, y el de su abuelo, un aut¨¦ntico enfermo. "Su hija insisti¨® en que saliera en la pel¨ªcula. La entiendo: yo pas¨¦ lo mismo con un familiar", dice el realizador. Por desgracia, como avisa Garrigosa, se acerca al grado de pandemia.
Babelia
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