La historia latinoamericana en 35 mm
Los cineastas del continente no han sido complacientes ni ben¨¦volos a la hora de llevar al cine las historias de su Historia
No ha sido complaciente Am¨¦rica Latina a la hora de mirar su historia, su idiosincrasia y sus vaivenes sociales y pol¨ªticos en el cine. A diferencia de Estados Unidos que ha revisado desde todos los ¨¢ngulos su propia historia, casi siempre en versiones que hacen apolog¨ªa a sus haza?as, con ensalzamiento de sus h¨¦roes, los cineastas latinoamericanos han mirado con ojo cr¨ªtico, desconfiado, y a veces despiadado, su pasado, su historia y su propia problem¨¢tica. En los inicios del cinemat¨®grafo, los mexicanos se volcaron a retratar su gesta en la Revoluci¨®n, en c¨¦lebres pel¨ªculas como la famosa trilog¨ªa de los a?os 30: El prisionero trece, El compadre Mendoza y V¨¢monos con Pancho Villa, todas de Fernando de Fuentes.
Y en los a?os 40 y 50, su potente industria supo vender como s¨ªmbolo de todo el continente su cultura de rumberas, lucha libre y melodramas. Sin embargo, durante el dif¨ªcil desarrollo y penosa evoluci¨®n de las cinematograf¨ªas continentales, incluida la mexicana que no pudo subsistir los embates de Hollywood, las pel¨ªculas latinoamericanas pocas veces parecen orgullosas de su historia, abordando con cierto desd¨¦n sus temas relevantes del pasado remoto y reciente.
No hay exaltaciones heroicas ni triunfalistas cuando han decidido revisar acontecimientos como la conquista espa?ola, la colonia y las posteriores gestas de liberaci¨®n. Con su tono po¨¦tico, el venezolano Diego Risquez ofreci¨® en los ochenta una apesadumbrada imagen de conquistadores y conquistados, en su trilog¨ªa Bol¨ªvar, Sinfon¨ªa Tropikal; Orinoko, Nuevo Mundo y Am¨¦rika Tierra inc¨®gnita, y no resultan especialmente ¨¦picas ni exaltadas pel¨ªculas sobre la Independencia como la argentina La guerra gaucha, de Lucas Demare (1942), la chilena Alsino y el C¨®ndor, de Miguel Littin (1982) o la tremenda Os Confidentes (1972), del brasilero Pedro de Andrade sobre la dominaci¨®n portuguesa.
Reflejos de las dictaduras
Tampoco son esperanzadoras ni optimistas, las que abordan los fen¨®menos de las dictaduras continentales y sus consecuencias, que ser¨¢ un tema recurrente en el cine latinoamericano, destacando t¨ªtulos como Historias de la Revoluci¨®n (1960), todo un cl¨¢sico del cubano Tom¨¢s Gutierrez Alea, El silencio de Neto (del guatemalteco Luis Argete, 1994) o Se llamaba S.N. (1978), del venezolano Luis Correa. En Argentina, la tem¨¢tica de la dictadura y los desaparecidos se ha convertido pr¨¢cticamente en un subg¨¦nero en s¨ª mismo, a trav¨¦s de pel¨ªculas terribles como La historia oficial, de Luis Puenzo, La noche de los l¨¢pices (H¨¦ctor Olivera, 1986) y hasta Moebius (Gustavo Mosquera, 1996), met¨¢fora de los desaparecidos en clave de ciencia ficci¨®n. En el pa¨ªs del sur, Fernando Pino Solanas se ha convertido en un cineasta clave de la tendencia al revisionismo hist¨®rico. Es una suerte de Michael Moore argentino que, desde el documental pero sin desde?ar la ficci¨®n pol¨ªtica, ha revisado los procesos del exilio, el peronismo o las dictaduras argentinas en pel¨ªculas como La hora de los hornos, Tangos, el exilio de Gardel, o Sur.
Guerrillas y narcotr¨¢fico son problem¨¢ticas tan v¨ªvidas en Latinoam¨¦rica que, a su vez, se han convertido en un fil¨®n de cine que ha intentado revisarlas, comprenderlas o rechazarlas. M¨¦xico, en los ochenta y noventa, apadrin¨® dos subg¨¦neros de cine barato y violento: el tortilla western y el cabrito western, con pel¨ªculas del oeste desarrolladas en el contexto actual del narcotr¨¢fico y la inmigraci¨®n ilegal a Estados Unidos. La boca del lobo (Francisco Lombardi, 1988) sobre el grupo Sendero Luminoso; Sicario y Punto y raya, de Elia Schneider, sobre los asesinos a sueldo y los problemas fronterizos colombo-venezolanos, y especialmente producciones colombianas como Sumas y restas, de V¨ªctor Gaviria (2005) o Apocalipsur (Javier Mej¨ªa, 2007), sobre el flagelo del narcotr¨¢fico, dibujan el paisaje desolador de una realidad hist¨®rica insoslayable.
M¨¢s que mirar hacia el pasado, con o sin nostalgia, la tendencia del cine latinoamericano ha sido siempre la de reflejar y retratar la cruda realidad del presente, siendo la violencia, la delincuencia y la corrupci¨®n pol¨ªtica el centro de atenci¨®n. La conocida tendencia de la Pornomiseria, en los a?os setenta y ochenta en Colombia, con t¨ªtulos como Gam¨ªn, de Ciro Dur¨¢n o Rodrigo D No Futuro, de V¨ªctor Gaviria; las venezolanas Soy un delincuente, de Clemente de la Cerda, o El pez que fuma, de Rom¨¢n Chalbaud, que comparaba al corrupto pa¨ªs con un gran burdel o la desgarrada Pixote, de H¨¦ctor Babenco, que alertaba sobre los delincuentes infantiles en Brasil, son t¨ªtulos ilustrativos de una tem¨¢tica que a¨²n hoy sigue estando presente, aunque ahora con est¨¦tica Tarantino, en pel¨ªculas m¨¢s recientes como Ciudad de Dios, de Fernando Meirelles, Amores Perros, de Alejandro Gonz¨¢lez I?arritu, o la producci¨®n venezolana Secuestro Expr¨¦s, de Jonathan Jakubowicz, al tiempo que algunas revisan puntuales casos recientes de corrupci¨®n como la muy reciente Las viudas de los jueves, de Marcelo Pi?eyro, que analiza el fen¨®meno del corralito argentino.
De la m¨¢s candente actualidad habr¨ªa que destacar que, a pesar del escaso ¨¦xito comercial, el cine venezolano del momento se afianza en el nacionalismo y el fervor por los pr¨®ceres patrios inyectado desde el gobierno y en los ¨²ltimos a?os se ha volcado en las pel¨ªculas hist¨®ricas financiadas generosamente por el Estado: una sobre la amante de Bol¨ªvar, dos sobre Miranda y otra sobre Zamora, todas rodadas como exaltaciones de estos h¨¦roes nacionales encumbrados por el presidente Hugo Ch¨¢vez, quien por cierto, apareci¨® como estrella el a?o pasado en el Festival de Venecia, por el documental South of Border, una apolog¨ªa de su gobierno, rodado por Oliver Stone. Por otro lado, con inter¨¦s se espera la pel¨ªcula mexicana Revoluci¨®n, un proyecto realizado a prop¨®sito del centenario de la Revoluci¨®n Mexicana y el bicentenario de Independencia, que pretende ser una lectura actual del movimiento revolucionario de 1910, a partir de diez historias cortas dirigidas por los cineastas mexicanos Mariana Chenillo, Patricia Riggen, Fernando Eimbcke, Amat Escalante, Gael Garc¨ªa Bernal, Rodrigo Garc¨ªa, Diego Luna, Gerardo Naranjo, Rodrigo Pl¨¢ y Carlos Reygadas.
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