Adi¨®s Mr. Berlanga
Fallece en Madrid uno de los grandes cineasta espa?oles
"Como alcalde vuestro que soy, os debo una explicaci¨®n". Si hubiera que escoger una frase que haya marcado la memoria de la Espa?a de los ¨²ltimos 70 a?os, ah¨ª est¨¢ el arranque del discurso de Pepe Isbert en ?Bienvenido, mister Marshall! Con la muerte esta madrugada de Luis Garc¨ªa Berlanga (Valencia, 1921) desaparece un genio de las artes, el creador que junto a Luis Bu?uel ha marcado el cine espa?ol en el siglo XX. Por desgracia, su comedia, tan pegada a la realidad espa?ola, tuvo muy poca repercusi¨®n en el mundo anglosaj¨®n.
Porque a trav¨¦s de la obra de Luis Garc¨ªa Berlanga cualquier espectador aprende c¨®mo ha sido la Espa?a del siglo XX, y m¨¢s a¨²n, de d¨®nde vienen los actuales lodos de la del XXI. As¨ª mismo, Berlanga se defini¨® como ¨¢crata, como anarquista burgu¨¦s independiente, como pesimista, valenciano, t¨ªmido (de ah¨ª que como contrapartida, y as¨ª se justificaba, no paraba de hablar), como amante y creador de paradojas... Michel Piccoli, con el que trabaj¨® en Tama?o natural y Par¨ªs Tombuct¨², dijo de ¨¦l: "Es Don Quijote" y a?adi¨®: "Bueno,tambi¨¦n podr¨ªa ser Sancho". Berlanga ha sido muchas cosas; incluso de su obra ha nacido un adjetivo: berlanguiano. Hasta Franco ten¨ªa su propia definici¨®n sobre el cineasta. Cuando sus ministros le contaron que era un anarquista, un bolchevique o un comunista, el dictador les respondi¨®: "Berlanga es mucho peor que eso, es un mal espa?ol".
De ni?o, Garc¨ªa Berlanga era un solitario (lleg¨® a pasar un a?o en Suiza por problemas de salud), hasta que la Guerra Civil le cambi¨® la vida. "Lleg¨® la contienda y tuve que salir de casa. En el 36 yo ten¨ªa 15 a?os. Y a los 13 ya sab¨ªa qu¨¦ pasaba en Espa?a, porque mi padre era diputado republicano [de Uni¨®n Republicana] y mi abuelo hab¨ªa sido senador con Sagasta. Mi familia era una familia de pol¨ªticos, y con ellos supe que la pol¨ªtica era una cagada, como todo...". Para Garc¨ªa Berlanga, esa guerra supuso "unas largas vacaciones", que se acabaron de repente, cuando atraparon a su padre huido en T¨¢nger. "Condenaron a mi padre a la pe?a de muerte, y por eso me fui a la Divisi¨®n Azul... en realidad, estaba enamorado de un chica y pens¨¦ que con esta muestra de valor se quedar¨ªa prendada de m¨ª". Nunca peg¨® un tiro, pas¨® un mont¨®n de fr¨ªo y all¨ª conoci¨® al actor Luis Ciges, un cl¨¢sico en su carrera. A su padre le fue conmutada la pena no por su hijo Luis, sino porque vendieron sus posesiones... y la chica no le hizo caso. A la vuelta a Espa?a decidi¨® estudiar Derecho y m¨¢s tarde Filosof¨ªa y Letras, hasta que en 1947 cambi¨® su vocaci¨®n e ingres¨® en la primera promoci¨®n del Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematogr¨¢ficas de Madrid. Empieza el Berlanga cineasta.
"Bardem y yo ¨¦ramos los renovadores, pero no llegamos a inquietar al cine oficial". Juntos escribieron un primer gui¨®n, La hu¨ªda, que fue prohibido por la censura, y levantaron otro proyecto, Esa pareja feliz. "Bardem y yo la preparamos como si fu¨¦ramos a construir la torre Eiffel:dibujos, alzados, a qu¨¦ altura deb¨ªa ir la c¨¢mara... todo debido al atrac¨®n de prepotencia que hab¨ªamos adquirido en las clase de Serrano de Osma y Antonio del Amo y con los libros de Kulechov, Eisenstein, Pudovkin y dem¨¢s genios, rusos sobre todo". Berlanga recordaba que durante el rodaje midi¨® mucho sus palabras para no chocar constantemente con Bardem. "Al menos, el filme trataba de cosas m¨¢s cercanas, naturales, divertidas y distintas a las que se filmaban por aquel entonces", gracias en gran parte a su protagonista, Fernando Fern¨¢n G¨®mez, que encarnaba a un el¨¦ctrico del cine espa?ol. Esa pareja feliz no se estren¨® hasta despu¨¦s de ?Bienvenido, m¨ªster Marshall!, con lo que el encargo a Bardem y a Berlanga les lleg¨® de una manera rebuscada (a trav¨¦s de militantes comunistas). "Hab¨ªa tres condiciones previas: que saliera Lolita Sevilla, que pasara en Andaluc¨ªa y que fuera de risa". La pareja se junta con Miguel Mihura para escribir el gui¨®n, aunque en Berlanga recay¨® la direcci¨®n.
Bienvenido, mister Marshall (1953) es el inicio del cine moderno en Espa?a y los cimientos del estilo Berlanga: humanista, ¨¢cido y triste, de finales agridulces, pegado a la vida. Villar del R¨ªo,el pueblo volcado en hacer felices a los estadounidenses, se recre¨® en Guadalix de la Sierra (Madrid). "Se estren¨® sin mucho ¨¦xito, pero la menci¨®n especial al gui¨®n que ganamos en Cannes la convirti¨® en un acontecimiento". La leyenda asegura que Edward G. Robinson, miembro del jurado, se indign¨® con el plano dela banderita estadounidense de papel que flotaba hacia una alcantarilla, y la vet¨® para premios mayores. La censura no le dej¨® rodar uno de los sue?os de los habitantes de Villar del R¨ªo, y curiosamente fue esa pieza, en forma de cortometraje, la ¨²ltima que dirigir¨ªa el valenciano: El sue?o de la maestra, en 2002. Su carrera se abri¨® y cerr¨® con la misma obra, que conten¨ªa, por supuesto, dos de sus caracter¨ªsticas m¨¢s populares: la constante repetici¨®n de la palabra austroh¨²ngaro y sus planos secuencias, que ensayaba con conciencia.
En esas primeras pel¨ªculas -Novio a la vista (1954), Calabuch(1956), Los jueves, milagro (1957)-la tristeza final y el ambiente gris de la ¨¦poca eran amortiguados por la solidaridad entre los protagonistas. Tras cinco a?os levantando pel¨ªculas que nunca se har¨ªan, y mientras estalla el talento de j¨®venes de Carlos Saura y triunfa en Cannes Luis Bu?uel con Viridiana, Berlanga se encuentra con un guionista, Rafael Azcona, con su bistur¨ª dial¨¦ctico, y el cine del valenciano entra en nuevos campos: incomunicaci¨®n, insolidaridad, cierta crueldad y a la vez mayor humanismo. Llegan as¨ª Pl¨¢cido (1961) y El verdugo (1963). La presentaci¨®n de esta ¨²ltima, con esc¨¢ndalo incluido, en la Mostra de Venecia la convirti¨® en un filme pol¨ªtico, algo que su director nunca hab¨ªa buscado, y por ello estuvo nueve a?os sin poder rodar hasta La boutique (1967) y ?Vivan los novios! (1970).
Otro par¨®n de cuatro a?os le lleva finalmente a Francia, a rodar Tama?o natural (1973), con Michel Piccoli enamorado de una mu?eca hinchable. Es su ¨²ltimo trabajo en el franquismo y el primero en el que, siempre acompa?ado de Azcona, da rienda suelta a su lado erot¨®mano -con su especial fetichismo por los zapatos de tac¨®n- al que dedic¨® alguna de sus mejores frases, estilo: "Un buen culo es m¨¢s relevante que todas las ideolog¨ªas". Por ese erotismo estuvo durante a?os detr¨¢s de la colecci¨®n de novelas er¨®ticas La sonrisa vertical, de la editorial Tusquets.Tama?o natural recibi¨® ataques por todos lados y Berlanga vio confirmada su habitual sensaci¨®n de soledad creativa.
Con la democracia llegan las pel¨ªculas m¨¢s corales de Berlanga (que rueda mientras dirige la Filmoteca Nacional entre 1979 y 1982), como la trilog¨ªa de los Leguineche que componen La escopeta nacional (1977), Patrimonio nacional (1981), con la que obtuvo el Premio Nacional de Cinematograf¨ªa, y Nacional III (1982), toda una disecci¨®n de las maneras imperantes en Espa?a. Traslada el ¨¦xito de esa estructura a la Guerra Civil con La vaquilla (1985), un triunfo abrumador de cr¨ªtica y p¨²blico gracias a un gui¨®n escrito 25 a?os antes, pr¨®logo del premio Pr¨ªncipe de Asturias de las Artes en 1986: fue el primer cineasta en obtener el galard¨®n, justo cuando impulsa la creaci¨®n de la Academia del Cine.Dos a?os m¨¢s tarde fue elegido acad¨¦mico de Bellas Artes de San Fernando.
Su lado m¨¢s fallero se muestra en Moros y cristianos (1987) y en Todos a la c¨¢rcel (1993), con la que consigui¨® el Goya al mejor director. En los noventa debut¨® en el teatro, como director del sainete Tres forasteros de Madrid, en 1995 en Valencia, y tambi¨¦n en su Valencia natal film¨® la serie BlascoIb¨¢?ez, la novela de su vida. En esos a?os Berlanga demostr¨® no tener pelos en la lengua:asegur¨® que "el cine espa?ol est¨¢ robotizado por las subvenciones del Ministerio" y se opuso junto a Bardem a las ayudas que favorec¨ªan las pel¨ªculas de los directores debutantes. Tambi¨¦n disfrut¨® de todo tipo de homenajes y parabienes, como diversas celebraciones en Guadalix en conmemoraci¨®n de varios aniversarios de ?Bienvenido, m¨ªster Marshall!, antes de meterse en el rodaje de Par¨ªs-Tombuct¨² (1999), su decimos¨¦ptimo y ¨²ltimo largometraje. En ¨¦l resumi¨® sus vicios ("El ciclismo, el Valencia, la literatura er¨®tica..."), yen su promoci¨®n defini¨® su estilo: "Nada deber¨ªa estar sujeto al gui¨®n, los actores deber¨ªan inventar la pel¨ªcula. Yo tengo fama de ser ca¨®tico, pero es mi forma de trabajar y lo que he perseguido siempre. Y siempre he huido de la farsa, todo lo que se ve en mis pel¨ªculas es real, son cosas que he vivido o me han pasado". En el ¨²ltimo plano de Par¨ªs-Tombuct¨²puso la frase: "Tengo miedo". Siempre con su vestir elegante, aseguraba -y era cre¨ªble o no, como todo lo que le contaba- que hab¨ªa dejado de ir al cine en los a?os noventa, "por causas que no se pueden entender, como dejar de beber vino o de besar a las chicas". La ¨²ltima que vio en gran pantalla fue "Torrente, de mi amamantado Santiago Segura".
El siglo XXI ha sido el del lento declinar f¨ªsico del genio,acuciado por su alzh¨¦imer. En 2002 muri¨® de c¨¢ncer su hijo Carlos, y ¨¦l poco apoco fue desapareciendo de la escena p¨²blica. En octubre de 2009 la Mostra de Valencia le rindi¨® un homenaje donde se estren¨® el documental Por la gracia de Luis, dirigido por Jos¨¦Luis Garc¨ªa S¨¢nchez, fundador del centro de Altos Estudios Berlanguianos, al que acompa?¨® un libro ?Viva Berlanga!, en el que sus amigos recordaban sus mejores momentos. Esta misma semana se ha presentado un anuncio de M¨¦dicos sin Fronteras protagonizado por Berlanga en el que llamaba la atenci¨®n sobre las enfermedades olvidadas. El anuncio se ha convertido por tanto en un bello mensaje p¨®stumo de Berlanga.
A pesar de su fallecimiento, a¨²n queda un ¨²ltimo berlanga, el que est¨¢ confinado en la arqueta 1.034, una caja de seguridad de la Caja de las Letras del Instituto Cervantes. Cerrada el 27 de mayo de 2008, el contenido se desvelar¨¢ el 12 de junio de 2021, cuando se cumpla el centenario del nacimiento del cineasta.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.