Relato de un viaje imposible
Leila Guerriero y Juan Jos¨¦ Mill¨¢s desmenuzan su trabajo en el primer coloquio de "Testigos del olvido"
No es nada f¨¢cil escribir un buen reportaje, encontrar el equilibrio entre la informaci¨®n y la expresi¨®n. Abarcarlo todo, no traicionar a nadie, atrapar al lector. La insatisfacci¨®n acompa?a siempre al cronista que se acerca a un lugar para contarlo. Peor a¨²n si se trata de un lugar remoto y perdido del que ya nadie se acuerda. La periodista argentina Leila Guerriero y el escritor espa?ol Juan Jos¨¦ Millas han desmenuzado esta tarde en el sal¨®n de actos de la sede central del Instituto Cervantes (en Madrid) su trabajo para El Pa¨ªs Semanal en dos lugares lejanos: Zimbaue y Cachemira. Mientras Guerriero se mostr¨® como una tozuda cronista en busca de los dem¨¢s y, por extensi¨®n, de s¨ª misma, Mill¨¢s confens¨® que esta vez el resultado lo asume como un fracaso. "No acert¨¦ con este reportaje", admiti¨®. Se le escap¨®, dijo, la verdad que buscaba ante la presi¨®n de querer contarlo todo, de querer "complacer" a todos. El escritor fracas¨® en las vestiduras del periodista.
La pareja ha abierto la serie de mesas redondas que se celebrar¨¢n sobre la exposici¨®n Testigos del olvido, que re¨²ne en el Cervantes fotograf¨ªas, manuscritos y extractos de los reportajes que realizaron entre 2009 y 2010 ocho autores de primera fila sobre ocho rincones remotos del mundo. De la mano de M¨¦dicos sin Fronteras, El Pa¨ªs Semanal envi¨® a Mario Vargas Llosa, Manuel Vicent, John Carlin, Guerrier y Mill¨¢s, entre otros, para contar estos conflictos perdidos. El periodista y comisario de la exposici¨®n, Jes¨²s Ruiz Mantilla, ha conducido un veloz taller de escritura y periodismo en el que se ha puesto sobre la mesa una tarea en la que regatear los t¨®picos y buscar una voz propia es una meta harto complicada.
Junto a ¨¦l y los dos autores, Javier Sancho, "uno de los padres del proyecto", evoc¨® la matriz de los ocho viajes, escoltados siempre por ¨¦l y el fot¨®grafo de M¨¦dicos sin Fronteras, Juan Carlos Tomasi. "La idea surgi¨® cuando en 2005 le¨ª un reportaje de Martin Amis sobre la violencia en Colombia. Me pareci¨® muy interesante ver aquel conflicto desde la mirada de un escritor. Por ello pensamos en trasladarlo a escritores hispanohablantes, embarcados en viajes a lugares cuyas crisis ya no eran foco de atenci¨®n de los medios de comunicaci¨®n. No se trataba de volver con periodistas al uso".
Guerriero titul¨® su reportaje sobre la naci¨®n con la tasa m¨¢s alta del mundo de VIH "Un pa¨ªs que se desangra" y para recordar su experiencia ley¨® ("no soy buena improvisando") un relato cuyo temblor puso contra las cuerdas emocionales a un sal¨®n de actos hipnotizado con lo que escuchaba. Evocaciones infantiles de tierras lejanas que finalmente chocaron con una realidad imposible de asumir desde el calor del primer mundo. Guerriero ley¨® sin un respiro, como probablemente vivi¨® sin un respiro sus 12 d¨ªas en un pa¨ªs aterrado y aterrador. Pese a ello, ah¨ª estaba su obstinado instinto de cronista para narrar lo inenarrable.
Mill¨¢s viaj¨® a la guerra eterna de Cachemira y se equivoc¨®, seg¨²n su propia confesi¨®n, al no atreverse a contar lo que de verdad le obsesionaba: la vida en el manicomio local de un lugar se?alado en el mapa como la tierra con m¨¢s locos por metro cuadrado del mundo. "El psiqui¨¢trico me obsesionaba pero opt¨¦ por lo fragmentario, por los fogonazos frente al relato, la sucesi¨®n de horrores costumbrista. Lo quise contar todo y fracas¨¦ al querer dar satisfacci¨®n a todos menos a m¨ª mismo".
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