Las juventudes cruzadas de Picasso, Mir¨® y Dal¨ª
Florencia expone las influencias y encuentros entre los tres artistas
Picasso apareci¨® en la escena art¨ªstica en la primera d¨¦cada del siglo XX, Mir¨® en la d¨¦cada de 1910, y Dal¨ª a comienzos de los a?os veinte. La modernidad fueron ellos. Les separaba la edad, pero les un¨ªan muchas cosas. Sobre todas, la idea de que el arte genuinamente moderno no puede renunciar a las ra¨ªces y a la tierra. Picasso y Dal¨ª vivieron su etapa madrile?a. Y aunque Mir¨® fue quiz¨¢ el m¨¢s catal¨¢n, los otros tambi¨¦n se empaparon de ese aroma. Picasso fue maestro, pionero; Mir¨® y Dal¨ª le siguieron por los ismos y vanguardias hasta el m¨¢s all¨¢, los sue?os y el surrealismo. Los tres fueron grandes buscadores de lenguajes nuevos. Sus encuentros e influencias cruzadas, a menudo invisibles o inconscientes, son el centro de la exposici¨®n Picasso, Mir¨®, Dal¨ª: tres j¨®venes airados y los or¨ªgenes de la modernidad, que se puede ver en el palacio Strozzi de Florencia desde el s¨¢bado pr¨®ximo hasta el 17 de julio.
La interacci¨®n entre los tres artistas espa?oles se explica a trav¨¦s de m¨¢s de 60 pinturas de los tres protagonistas y m¨¢s de 100 dibujos de Picasso. La exposici¨®n ha requerido dos a?os de trabajo, y se detiene sobre todo en las producciones juveniles de Picasso, Mir¨® y Dal¨ª para explicar c¨®mo contribuyeron a la transformaci¨®n creativa de su tiempo.
Eugenio Carmona, catedr¨¢tico de la Universidad de M¨¢laga, ha preparado la muestra con el suizo Christof Vitali, y sit¨²a la entrada definitiva de Picasso en la modernidad en 1907. La de Mir¨® a partir de 1923. Y la de Dal¨ª en 1929. Con anterioridad, sus "b¨²squedas, hallazgos y experimentaciones fueron continuas y comunes", explicaba ayer el comisario durante una visita con periodistas espa?oles. "Necesitaron muchas veces dar un paso atr¨¢s para luego dar el gran salto hacia delante".
La exposici¨®n comienza en abril de 1926 y luego va retrocediendo en el tiempo salteada en cuatro ideas, episodios o pensamientos. El primer acto final detiene el tiempo en el a?o en que Dal¨ª viaja a Par¨ªs y visita a Picasso en su casa, o al menos eso cont¨® en su biograf¨ªa La vida secreta de Salvador Dal¨ª. Ese encuentro real o supuesto, que Carmona define como psicomaquia, muestra las obras de un Dal¨ª mestizo, neocl¨¢sico, neocubista y freudiano, que acaba de dejar atr¨¢s el clasicismo y se debate entre dos mundos, el vicio de lo cl¨¢sico y la virtud de lo moderno que luchan en Composici¨®n con tres figuras. Academia neocubista .
Dal¨ª es a¨²n muy joven -naci¨® en 1904- pero ya refelxiona sobre Picasso y habla de Mir¨®, que andan todav¨ªa en sus propias luchas. El segundo pensamiento se titula Mir¨®-Dal¨ª, genius loci, y resume la vivencia madrile?a-catalana-parisina de los dos pintores catalanes entre 1915 y 1924. ?pocas de ismos, de paisajes, retratos y bodegones (entre ellos, dos magn¨ªficas naturalezas muertas de Mir¨®), en las que ambos, seg¨²n Cardona, reflexionan sobre "la exigencia de la identidad, la pervivencia del clasicismo, el arte figurativo y la relaci¨®n entre el arte nuevo y el arte de los museos".
El pen¨²ltimo salto atr¨¢s se llama "Cuando Mir¨® se cruz¨® con Picasso. Barcelona, 1917". El genio malague?o ha vuelto de un viaje a Roma, N¨¢poles y Florencia impresionado por las esculturas de Miguel ?ngel en la Capilla de los Medici de la capital toscana, y se dispone a hacer la escenograf¨ªa para Parade, de Los ballets rusos de Dhiagilev. Picasso tiene 36 a?os, y Mir¨® 24. El primero es cubista y neocl¨¢sico a la vez; Mir¨® est¨¢ empezando a ser, pero pinta su Autorretrato y unos estupendos paisajes catalanes.
El cuarto pensiero se dec¨ªa al joven Picasso y tiene dos partes. La primera muestra el ?lbum 7, con los bocetos para Les demoiselles d'Avignon procedentes de la colecci¨®n de la Fundaci¨®n Picasso de M¨¢laga. La segunda son quince pinturas adolescentes que muestran su evoluci¨®n desde que ten¨ªa 14 a?os hasta el a?o 1906.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.