El gran Lumet menos conocido
Sidney Lumet fue uno de esos pocos cineastas que puede presumir de haber compuesto obras maestras en seis d¨¦cadas distintas
?Hay alg¨²n cineasta que pueda presumir de haber compuesto obras maestras en seis d¨¦cadas distintas? Muy pocos: John Ford, Alfred Hitchcock y alguno m¨¢s. Y, sin embargo, piensen en Sidney Lumet: Doce hombres sin piedad (1957), El prestamista (1965), Serpico (1973), Veredicto final (1982), La noche cae sobre Manhattan (1996) y Antes que el diablo sepa que has muerto (2007). Por supuesto que en casi 50 a?os de carrera tambi¨¦n cayeron algunas pel¨ªculas fallidas, e incluso alg¨²n bodrio (El mago, Buscando a Greta, El abogado del diablo), pero, ?qu¨¦ artista no se permite el lujo de decaer durante una carrera tan extensa?
Minusvalorado durante a?os por una cr¨ªtica miope que le neg¨® la excelencia simplemente por haberse criado como realizador de la incipiente televisi¨®n, Lumet demostr¨® que, sin embargo, sus pel¨ªculas eran puro cine. No fue el ¨²nico. Directores tan sensacionales como Robert Mulligan, Alan J. Pakula, Sydney Pollack o John Frankenheimer, entre otros, tambi¨¦n vieron c¨®mo buena parte de los especialistas renegaban de su origen en la peque?a pantalla, obviando que se hab¨ªan convertido en la conciencia liberal de Am¨¦rica durante las d¨¦cadas de los sesenta y setenta, la era de los asesinatos pol¨ªticos. La llamada Generaci¨®n del Compromiso, aquella que hurg¨® en la herida de una sociedad abrasada por el racismo y la corrupci¨®n a trav¨¦s de obras como Todos los hombres del presidente y Klute (Pakula), Matar a un ruise?or y El hombre clave (Mulligan), El mensajero del miedo, Siete d¨ªas de mayo y Seconds (Frankenheimer), y Tal como ¨¦ramos y Los tres d¨ªas del c¨®ndor (Pollack), fue pasando definitivamente a la historia del cine gracias a otros especialistas sin tantos remilgos.
Y Lumet, el m¨¢s prol¨ªfico de todos, acaba de dejar un legado de important¨ªsimas pel¨ªculas que, sin embargo, como suele ocurrir cuando se tiene una obra tan extensa, no acaba de ser bien conocida. Obras que inciden, principalmente, en la gran tem¨¢tica de Lumet: la corrupci¨®n, ya fuera en su vertiente judicial, pol¨ªtica, empresarial, policial, religiosa o militar. Por eso nos hemos propuesto recuperar, adem¨¢s del conjunto de obras maestras incontestables al que ya se han referido en otros art¨ªculos en este d¨ªa de luto (Doce hombres sin piedad, El prestamista, Serpico, Tarde de perros, Network, Veredicto final y Antes que el diablo sepa que has muerto), otro pu?ado de trabajos, quiz¨¢ no tan conocidos, pero igual de extraordinarios. He aqu¨ª una selecci¨®n:
- Larga jornada hacia la noche (1962). Basada en una obra teatral de Eugene O'Neill, la pel¨ªcula se adentraba en un c¨ªrculo familiar explosivo, comandado por una madre que, tras una larga estancia en un hospital, deambulaba por el hogar como un fantasma al que de vez en cuando hab¨ªa que obviar. El secreto, una bomba de relojer¨ªa en aquellos tiempos, era que la se?ora de la casa no era m¨¢s que una yonqui adicta a la morfina. Para mayor calado, el papel protagonista lo interpret¨® nada menos que Katharine Hepburn. El plano final, inolvidable, puede presumir de ser uno de los travellings de alejamiento m¨¢s impactantes de la historia del cine. Editada en dvd en Espa?a por la casa Suevia.
- Punto l¨ªmite (1964). Rodada el mismo a?o que la m¨ªtica Tel¨¦fono rojo: ?volamos hacia Mosc¨²?, de Stanley Kubrick, la pel¨ªcula de Lumet vendr¨ªa a ser algo as¨ª como su reverso dram¨¢tico, pues al fin y al cabo, en medio de la Guerra Fr¨ªa, planteaba la misma situaci¨®n: el holocausto nuclear basado en una contienda entre Estados Unidos y la URSS. Filmada en un blanco y negro de grano duro y gran contraste, la pel¨ªcula se iniciaba con la pesadilla de uno de los a la postre causantes del terror¨ªfico desenlace. Un sue?o demencial e inquietante en el que se mezclaban las bombas con ?una corrida de toros! Editada en dvd en Espa?a por Sony Pictures.
- La colina (1965). Muy probablemente la mejor pel¨ªcula b¨¦lica sin combates que se haya realizado jam¨¢s. Ambientada en una especie de prisi¨®n para militares brit¨¢nicos que, de una u otra forma, la hab¨ªan cagado con los altos mandos (desobediencias m¨¢s o menos voluntarias, desacatos, deserciones...) durante la II Guerra Mundial, la pel¨ªcula narraba las continuas vejaciones a las que eran sometidos por un sargento cuel, y la absoluta estupidez de pasar sus d¨ªas trasladando sacos de arena hasta el pico de una colina artificial creada especialmente para la actividad. Una met¨¢fora de la demencia que casi siempre rodea a las guerras, que culminaba con un desolador desenlace sin lugar para la esperanza. Editada por Warner.
- La ofensa (1973). Rodada y producida en Inglaterra, era la viva demostraci¨®n de que buena parte de las ideas pregonadas por el propio Lumet en su libro Making movies, principalmente la aplicaci¨®n de una direcci¨®n invisible, no eran del todo ciertas... para bien. Es decir, las normas (incluso las propias) est¨¢n para salt¨¢rselas, y en La ofensa experiment¨® con todo tipo de movimientos de c¨¢mara, encuadres, zooms, estructuras dram¨¢ticas y hasta efectos de sonido y de montaje. El resultado es una obra paranoica, descomunal y desconcertante, protagonizada por un enorme Sean Connery: un polic¨ªa empe?ado en demostrar la culpabilidad de un asesino de ni?as que ve c¨®mo su propio mundo y su propia mente se despe?an por culpa de la represi¨®n sexual. La dram¨¢tica como espejo. No est¨¢ editada en Espa?a pero puede comprarse en Inglaterra una edici¨®n de Metro-Goldwyn-Mayer con subt¨ªtulos en espa?ol, o a trav¨¦s de webs de venta como www.play.com.
- Equus (1977). Basada en una obra de teatro de Peter Shaffer, el autor del original del que parti¨® Milos Forman para componer Amadeus, la pel¨ªcula era, de nuevo, un acercamiento al fundamentalismo religioso cat¨®lico a trav¨¦s de la tragedia de un adolescente amante de los caballos que, al principio de la pel¨ªcula, decide sacar los ojos con una hoz a una docena de equinos de la cuadra en la que trabaja. El resto se desarrolla a trav¨¦s de las conversaciones entre el chaval y un m¨¦dico en un psiqui¨¢trico, huyendo en todo momento del lenguaje teatral para abrazar muy diversos recursos puramente cinematogr¨¢ficos. Hace unos a?os la obra se puso de moda de nuevo gracias a un montaje londinense protagonizado por Daniel Ratcliffe, el chaval de la saga Harry Potter, que sal¨ªa desnudo en escena. Editada en Espa?a por Fox.
Las muertes, como casi siempre, son motivo para el duelo, pero quiz¨¢ tambi¨¦n para la celebraci¨®n. El festejo de hoy es que quiz¨¢ nos queden obras del gran Lumet por descubir. A por ellas.
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