Cuando La Rambla era una librer¨ªa
En contra de lo que hoy podr¨ªa pensarse, los libros no son un gran negocio. Solo hay que ver lo discretas que son las librer¨ªas que pueblan actualmente La Rambla. A excepci¨®n de la Librer¨ªa de Barcelona -situada en los soportales del palacio Moja-, y de las recientemente inauguradas Casa del Libro y Laie-Liceo, nuestro paseo m¨¢s fotog¨¦nico apenas ofrece otra cosa en este ramo. Pero no siempre fue as¨ª. La Rambla tuvo -desde principios del siglo XIX hasta la d¨¦cada de 1930- una gran tradici¨®n de comercios dedicados al libro.
La m¨¢s antigua de esta estirpe fue la librer¨ªa Verdaguer, situada frente al Liceo. Aunque ya funcionaba desde 1828 como imprenta, se inaugur¨® en 1835 -el a?o de la quema de conventos-, aproximadamente donde hoy est¨¢ el Caf¨¦ de la ?pera. Desde all¨ª populariz¨® primero la literatura del romanticismo y despu¨¦s la de la Renaixen?a. Como era frecuente en aquellos a?os, este tipo de tiendas contaba con rebotica para organizar tertulias, donde los escritores del momento pod¨ªan conocerse y pelearse a placer. Por este motivo, frecuentaban la casa personajes como Antoni Brusi, Jaume Balmes, Mil¨¤ i Fontanals, Duran i Bas y Ma?¨¦ i Flaquer. Esta actividad seguir¨ªa en los a?os veinte cuando fue regentada por Anselm Domenech, t¨ªo del pintor Salvador Dal¨ª.
En vista del ¨¦xito, la Verdaguer muy pronto tuvo competidores. As¨ª, en 1837 abr¨ªa la Librer¨ªa de Valent¨ªn Torras, frente al antiguo cuartel de las Atarazanas. Y poco despu¨¦s inauguraban la Librairie Fran?aise -Rambla del Centro, 10 y 22-, la Maison Fran?aise de Librairie -Rambla del Centro, 19-, el Kiosqu¨¦ Fran?ais -Rambla de los Estudios, 7-, El Plus Ultra -Rambla del Centro, 15-, la Fernando Roca -Rambla de San Jos¨¦, 18-, la Librer¨ªa Popular Econ¨®mica -plaza del Teatro, 7-, o la Librer¨ªa Manero, frente al teatro Principal. Este florecimiento explica que -en 1902-, junto a la iglesia de Santa M¨°nica se instalase un gran mercado de libros de lance que abr¨ªa a diario, posteriormente trasladado a la calle de la Diputaci¨®.
No obstante, la librer¨ªa m¨¢s famosa de La Rambla no abri¨® hasta 1863, cuando Inocencio L¨®pez Bernagosi decidi¨® mudarse desde el n¨²mero 26 de la calle Ample, para reabrir su Llibreria Espanyola al lado del hotel Oriente. Esta fue sin duda alguna la m¨¢s c¨¦lebre de su ¨¦poca, el lugar de referencia para literatos y bibli¨®filos de todo pelaje. El viejo se?or L¨®pez era un republicano furibundo, que lleg¨® a ser miembro de la Junta Revolucionaria de Barcelona en 1868. Bajo sus auspicios se lanzaron toda clase de publicaciones, entre las que destacaron L'Esquella de la Torratxa y La campana de Gr¨¤cia. Si la Verdaguer hab¨ªa sido el emporio de los renaixentistes, la Espanyola lo fue de los modernistas. En ella hab¨ªa tertulia diaria cada mediod¨ªa y cada tarde, a la que asist¨ªan bohemios de la talla de ?ngel Guimer¨¤, Seraf¨ª Pitarra, Santiago Rusi?ol, Albert Llanas, Prudenci Bertrana y Pompeu Gener. Cualquier personalidad que pasaba por la ciudad terminaba en la Espanyola; y su due?o se jactaba de haber tenido entre sus invitados a Sarah Bernhart, Blasco Ib¨¢?ez, P¨¦rez Gald¨®s, Nicol¨¢s Salmer¨®n, Emilio Castelar y Pi i Margall.
Desde sus aceras opuestas, la conservadora Verdaguer y la republicana Espanyola se vigilaron de cerca, favoreciendo una sana competencia que estimul¨® a los esp¨ªritus m¨¢s inquietos de la ciudad; hasta que la posguerra borr¨® todo rastro de libros en la avenida. Solo los quioscos y los puestos anuales de Sant Jordi mantuvieron una actividad que hoy, poco a poco, parece querer recobrar. Est¨¢ por ver si alg¨²n d¨ªa La Rambla vuelve a llenarse de librer¨ªas, ni que sea de libros en ingl¨¦s, para los turistas.
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