?A bailar!
Tambi¨¦n es casualidad que de las tres tardes en las que ha actuado Manzanares, solo una ha matado los toros de la ganader¨ªa prevista. Rechazaron los toros de Garcigrande, los de hoy -de Rom¨¢n Sorando-, y tampoco pas¨® completa la de Juan Pedro Domecq, que hubo de ser remendada. ?Mala suerte tiene este torero...! Y, ayer, adem¨¢s, estaba anunciado con Cayetano, a quien lo apodera Curro V¨¢zquez. Y ya saben lo que dice por lo bajini: 'si est¨¢ Curro, baile seguro'. Y no es que el tal caballero sea pinchadiscos, no; es que dicen que presiona tanto a las empresas, a los veterinarios y a los ganaderos para rebajar el trap¨ªo de los toros que debe lidiar su poderdante, que rara es la ocasi¨®n en que la corrida elegida por ¨¦l no vuelve al campo porque no supera el examen m¨ªnimo de la autoridad competente. Y esa ida y venida de los toros del campo a la plaza, y de los corrales a la dehesa le llaman baile en el argot de los cuernos. Ser¨¢ verdad o ser¨¢ mentira, pero fama, lo que se dice fama, tiene de sobra Curro V¨¢zquez de que donde quiera que va monta una discoteca. Ayer mismo, los toros de Rom¨¢n Sorando bailaron, subieron de nuevo al cami¨®n y volvieron a su casa. Y, qu¨¦ casualidad, all¨ª estaba Curro V¨¢zquez.
El Torre¨®n/Mora, Manzanares, Cayetano
Rechazados los toros anunciados de Rom¨¢n Sorando. Toros de El Torre¨®n, bien presentados, mansos, sosos y muy descastados.
Juan Mora: estocada (silencio); estocada (ovaci¨®n).
Jos¨¦ Mar¨ªa Manzanares: estocada (silencio); gran estocada (palmas).
Cayetano: estocada tendida (silencio); estocada tendida y atravesada (silencio)
Plaza de las Ventas. 24 de mayo. D¨¦cimoquinta corrida de feria. Lleno.
Pero este extendido rumor -seguro que falso y solo fundado en la maldad de la gente- no tiene ning¨²n sentido; porque, vamos a ver: ?qu¨¦ peso tiene en el toreo actual Cayetano para que su apoderado pueda hacer y deshacer carteles all¨¢ por donde va? ?ste es otro de los misterios de esta fiesta. El torero y el apoderado, sin razones que lo avalen, han ca¨ªdo de pie y se permiten el lujo de convertirse en los pinchadiscos de la tauromaquia del siglo XXI. ?Qu¨¦ injusticia, se?ores! Con la de buenos toreros que hay por ah¨ª y nadie les hace ni caso, y no bailan ni con las m¨¢s fea...
?Y saben que Manzanares es el nuevo presidente de la organizaci¨®n que integra a los toreros, entre cuyos objetivos est¨¢ defender el prestigio de la fiesta de los toros? Pues, vaya petardo, Jos¨¦ Mar¨ªa. Quien debe preservar la autenticidad y la integridad del festejo pretende colar gato por liebre nada menos que en Madrid. H¨¢brase visto... A ver si va a resultar que uno de los enemigos es el presidente.
Ayer, desde luego, se cubri¨® de gloria. Por culpa del se?or Manzanares y del se?or Cayetano, se lidiaron toros de El Torre¨®n, propiedad del m¨ªtico C¨¦sar Rinc¨®n, que tampoco acert¨® como ganadero: de buena planta los seis, pero mansos y descastad¨ªsimos todos. Y lleg¨® la debacle.
Volv¨ªa Juan Mora despu¨¦s de su sonado triunfo en el oto?o pasado, pero no fue el torero de entonces, sino el de antes de entonces; es decir, el diestro de espejo, c¨®modo y dubitativo que acompa?a las embestidas sin mando ni confianza. Se dobl¨® bien por bajo en el primero de la tarde; un recuerdo agradable para algunas ver¨®nicas a pies juntos, y para un trincherazo y un recorte garboso en el cuarto, y ah¨ª se acab¨® todo. Quiz¨¢ su primero hubiera dado m¨¢s de s¨ª le hubiera planteado pelea, pero no est¨¢ Mora para retos a estas alturas de su vida torera. Lo mejor, su brevedad, y que se acompa?a con la espada de verdad, que monta cuando menos te lo esperas, -pero s¨ª cuando debe-, y te ahorra aburrimiento.
Ni Manzanares ni Cayetano dieron una a derechas. El alicantino present¨® siempre la muleta retrasada, se coloc¨® al hilo del pit¨®n y prefiri¨® la comodidad ante el segundo de la tarde, desabrido y malaje; y el quinto era pura soser¨ªa, y el torero le recet¨® una buena estocada con la que salv¨® los muebles del naufragio.
Y Cayetano se mostr¨® muy despegado y sin ¨¢nimo ante el tercero, que mereci¨® algo m¨¢s, y golpe¨® la muleta con la espada de mentira como gesto de rabia ante la total par¨¢lisis de bravo que sufr¨ªa el sexto, que decidi¨® no embestir una sola vez. Mejor har¨ªa si se enfadara con su apoderado...
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