30 a?os con carne de gallina en la butaca
El cr¨ªtico de EL PA?S y Babelia, Marcos Ord¨®?ez, resume media vida de teatro en su ¨²ltimo libro, 'Tel¨®n de fondo'
Puedes llevar m¨¢s de 30 a?os viendo y analizando espect¨¢culos teatrales. Puede que hayas escrito decenas de cr¨ªticas de todo tipo de obras, ya fueran sensacionales o atroces, y que hayas pisado los teatros de media Espa?a. Pero siempre que est¨¢s sentado en tu butaca y se apagan las luces, vuelve a repetirse la misma sensaci¨®n: carne de gallina. Esto, entre otras cosas, ven¨ªa a decir el cr¨ªtico de EL PA?S y Babelia, adem¨¢s de novelista Marcos Ord¨®?ez, con el escritor Eduardo Mendoza esta ma?ana en el centro cultural madrile?o Blanquerna, durante la presentaci¨®n del ¨²ltimo libro de Ord¨®?ez, Tel¨®n de fondo.
Este breve ensayo, publicado por El Aleph Editores, es, ante todo, la obra de un enamorado del teatro convencido de que "los espect¨¢culos buenos te reconcilian con la vida", como sosten¨ªa, detr¨¢s de unas gafas de sol y una gorra negra de b¨¦isbol, Ord¨®?ez. Pero Tel¨®n de fondo es tambi¨¦n una suerte de resumen en tres partes de la trayectoria y de la experiencia de uno de los principales cr¨ªticos espa?oles. Solo as¨ª se explica la gran cantidad de citas y an¨¦cdotas, fruto de media vida de teatro (lo que al principio iba a ser el subt¨ªtulo del libro). "La primera parte es la autobiograf¨ªa de Ord¨®?ez. Luego, hay un cap¨ªtulo m¨¢s te¨®rico sobre c¨®mo habr¨ªa de ser el teatro. Y finalmente, una especie de estado de la naci¨®n", resum¨ªa Mendoza. "Y lo digo para que veas que lo he le¨ªdo hasta el final", le dec¨ªa el escritor a Ord¨®?ez, en una de las muchas gags entre los dos que caracterizaron el encuentro, al que asistieron tambi¨¦n N¨²ria Espert, Jos¨¦ Luis G¨®mez, Carmen Conesa y Charo L¨®pez.
Desde que escribi¨® por primera vez de teatro, con 13 a?os, y que sus amigos le dec¨ªan "?por qu¨¦ sigues en eso? ?Por qu¨¦ no te buscas otra cosa?", Ord¨®?ez ha sabido convertir la de cr¨ªtico en su profesi¨®n. De hecho, en Tel¨®n de fondo reivindica la importancia, entre tantos personajes, de una pieza fundamental del mundo del teatro: "En t¨¦rminos utilitarios y en tiempos de crisis y poco dinero, el cr¨ªtico es el que levanta la mano y dice: 'id a ver esa obra, merece la pena', o 'cuidado, esos est¨¢n vendiendo matute". Seg¨²n Mendoza, es una figura comparable con la de un profesor. "Adem¨¢s de decidir qui¨¦n aprueba y qui¨¦n suspende, contribuye tambi¨¦n a la formaci¨®n y le tiene un gran cari?o a sus criticados", aseguraba el novelista.
Entre las tareas de todo cr¨ªtico que se respete est¨¢ tambi¨¦n la de poner verdes a las obras que, al menos a su modo de ver, se lo merezcan. "Es la parte m¨¢s dif¨ªcil", aseguraba Ord¨®?ez. "Lo pasas mal por ellos. Sufres especialmente cuando vas a una funci¨®n hecha por tus amigos, es decir, gente a la que admiras y respetas, y ves que no sale. Una vez hasta me desmay¨¦ de la tensi¨®n", contaba el cr¨ªtico. Y a?ad¨ªa que, aunque al principio algunos se lo toman mal y piensan "vaya cabr¨®n", acaban entendiendo que "no lo haces por animadversi¨®n". De todas formas, seguramente la experiencia ayude a ver las cosas con m¨¢s claridad y a "formar el gusto y controlar el humor" del que dependen, seg¨²n Ord¨®?ez, muchas piezas.
Sin embargo a?os de oficio no le han evitado al autor dar pasos y cometer errores que no repetir¨ªa. En especial recuerda uno: "Fui al preestreno de Caricias, de Sergi Belbel. Titul¨¦ mi cr¨ªtica Hay caricias que matan, pero no tuve en cuenta que la pieza sali¨® justo el d¨ªa del estreno".
Acostumbrado a comentar los errores de los dem¨¢s, Ord¨®?ez define como "un pecado" su par¨¦ntesis como autor de teatro. "Hago un mea culpa. La obra [La noche del El Dorado] no estaba ligada, eran trozos y la responsabilidad fue m¨ªa. Pero mereci¨® la pena por la amistad que naci¨® con los actores y porque me sirvi¨® para comprender la importancia del trabajo de equipo, de la compa?¨ªa".
Tanto en Tel¨®n de fondo, como en las cr¨ªticas de Ord¨®?ez, hay una constante que nunca abandona al autor: la pasi¨®n por el teatro. Pese a que una vez se qued¨® dormido "encima del abrigo de una se?ora sentada a mi lado", Ord¨®?ez exalta la grandeza de un arte que "se celebra en un acto ¨²nico y eterno entre p¨²blico y actores" y que "no se puede descargar". En m¨¢s de 30 a?os de cr¨ªticas, solo una vez tuvo la tentaci¨®n de tirar la toalla, aunque apenas le dur¨® el espacio de una "temporada horrible" en los setenta. En el fondo, resume Ord¨®?ez, "vamos al teatro para pasarlo bien". Y, claro est¨¢, para esa carne de gallina cuando se apagan las luces.
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