Hessel: "Hay que inventar una nueva democracia"
En su visita a Madrid, el autor de '?Indignaos!' anima a votar en las elecciones y a desobedecer las decisiones de los Gobiernos que no sean leg¨ªtimas
Este se?or que est¨¢ a punto de cumplir 94 a?os, que ha pasado por campos de concentraci¨®n, que ha sido torturado y que ha combatido clandestinamente contra los nazis, cree en el futuro. Por la larga vida de St¨¦phane Hessel ha pasado la apisonadora de la historia del XX. Y ya sabemos que fue un siglo pr¨®digo en espantos totalitarios. Quiz¨¢ para compensarlo fue asimismo un siglo memorable por sus conquistas. Hessel, tambi¨¦n aqu¨ª en primera fila, asisti¨® a la gestaci¨®n de algo extremadamente vital: la Declaraci¨®n Universal de los Derechos Humanos.
Este se?or al que le sobran razones para odiar o llorar ha decidido sonre¨ªr todo el rato, como reiter¨® de nuevo esta ma?ana en Madrid. "Lo que caracteriza mi vida es la suerte. He sido sumamente afortunado. He pasado por cosas que han salido mal y he logrado salir indemne". He aqu¨ª a un optimista irredento, que decidi¨® abrazar la esperanza y no dejarse arrastrar por la oscuridad que acab¨® con un gran amigo de su padre y gran pensador europeo, Walter Benjamin, el fil¨®sofo que acab¨® suicid¨¢ndose en 1940, mientras hu¨ªa del nazismo, y que cre¨ªa que el progreso era un hurac¨¢n destructor.
Este se?or que escribi¨® un panfleto (?Indignaos!), al que luego sigui¨® otro (?Comprometeos!) y al que suceder¨¢ un tercero en breve, al alim¨®n con el fil¨®sofo Edgar Morin -publicados en Espa?a por Destino-, ha dado cauce te¨®rico a un descontento que ya ha vivido alguna crecida. Le toman en serio porque antes de la teor¨ªa se dedic¨® a dar lecciones pr¨¢cticas.
Este se?or est¨¢ hoy en Madrid para dar respuestas. No tiene todas las respuestas, claro. Hessel, doblemente sabio por diplom¨¢tico y mayor, avisa que desconoce realidades con la concreci¨®n que se necesita para posicionarse. Pero en la expectante rueda de prensa que ha dado esta ma?ana en C¨ªrculo de Lectores no elude ninguna pregunta. Desgrana sus recetas universales: hay que despedirse de la era Reagan y Thatcher en la que vivimos, hay que apoyar nuevos movimientos democr¨¢ticos y votar por los partidos que m¨¢s se acerquen a la defensa de la democracia y la igualdad social. "Hay que empezar por usar las fuerzas que ya existen en las pr¨®ximas elecciones en Francia, Espa?a y Alemania, no vale decir que todos son iguales y me abstengo, y luego hay que apoyar a los nuevos movimientos", apel¨® antes de explicar que, en su pa¨ªs, respalda al partido socialista. Tampoco tuvo empacho en confesar sus simpat¨ªas por el presidente Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero -y por mostrar esperanza ante Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, "quiz¨¢s sea otro gran l¨ªder"- y en recomendar que se combata activamente a los partidos que van en direcci¨®n contraria al refuerzo de la democracia y la solidaridad. ?C¨®mo? Con el voto. Al 15-M, el movimiento espa?ol que enarbol¨® su manifiesto como un estandarte, le augura larga vida. Dos de sus representantes, ?scar Rivas y Fabio G¨¢ndara, se sentaron hoy en primera fila para escucharle y preguntarle. Le ve¨ªan por primera vez. G¨¢ndara ley¨® el texto recomendado en las redes sociales cuando ya se preparaba el 15-M: "Me sirvi¨® para saber que hab¨ªa gente con un bagaje vital enorme, que ha vivido el siglo XX, y que defiende lo mismo que nosotros". Rivas lo hizo unos meses antes, asaltado por el panfleto en una librer¨ªa: "No fue un libro de descubrimiento, pero s¨ª de confirmaci¨®n".
Este se?or que ha pertenecido al status quo (fue diplom¨¢tico) se atreve a decir cosas contra el sistema: "Hay que inventar una nueva democracia", "No podemos aceptar este FMI incapaz de resolver el problema de la deuda", "Cuando la legalidad democr¨¢tica choca contra la legitimidad democr¨¢tica es v¨¢lido recurrir a la desobediencia civil", "La excesiva presi¨®n de los mercados y el poder financiero han hecho que los gobiernos act¨²en de espaldas a su pueblo".
Este se?or de manos grandes y ojos diminutos no cree que merezca ser candidato al premio Nobel de la Paz, por mucho que le halague la propuesta. Probablemente se compare con Franklin D. Rooselvet, a quien le agradece cada vez que puede la Declaraci¨®n de los Derechos Humanos, y piense que sus op¨²sculos son poca cosa.
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