Man¨¢ en su tercera dimensi¨®n
La banda mexicana abre en Murcia su nueva gira espa?ola por ocho ciudades
Man¨¢ agit¨® un buen d¨ªa el c¨®ctel del rock latino y logr¨® otra dimensi¨®n en la industria de la m¨²sica. Una dimensi¨®n con la que el rock en espa?ol conquist¨® de manera masiva Estados Unidos y parte de Europa. Ayer regresaron a Espa?a -donde no lo hac¨ªan desde 2007- para comenzar en Murcia la nueva gira que les llevar¨¢ por ocho ciudades. Y lo hicieron demostrando que hab¨ªan entrado en una dimensi¨®n diferente. Otro paso m¨¢s en una ya larga carrera que ha atravesado m¨¢s de dos d¨¦cadas.
Conquistaron un concepto de pop global a principios de los noventa. Consist¨ªa en mezclar con habilidad la herencia pura de The Beatles con Jos¨¦ Alfredo Jim¨¦nez, a The Police o U2 con Ruben Blades o Chavela Vargas y a los precursores del rock hispano -de Miguel R¨ªos a Mecano- con Bob Marley, Carlos Santana o Led Zeppelin. Explosivo.
Con Drama y Luz, su nuevo disco, se han entregado al g¨®tico y le sacan un brillante partido en la puesta en escena dise?ada junto al espa?ol Luis Pastor para su nueva gira. Lo hacen mediante un sorprendente juego de luz e imagen que adentra la m¨²sica en cielos, infiernos, conventos y hogueras para escenificar canciones como El espejo o Sor Mar¨ªa. Rock en directo en busca de las tres dimensiones a la manera de los grandes.
Pero donde ya han alcanzado otra marca superior es en su virtuosismo r¨ªtmico -imponente la ejecuci¨®n de Oye mi amor, nada m¨¢s empezar donde brillaba el Man¨¢ puro, desnudo y juguet¨®n-, en el color ecl¨¦ctico de sus himnos, de sus historias de amor comunes y desgarradas, de sus denuncias sociales y ecol¨®gicas.
Y donde ya se muestran inalcanzables es siguiendo a un tipo de brazos tatuados, que gasta 10 baquetas por concierto, rompe dos o tres y golpea los tambores hasta el punto de que deben ser recambiados en cada concierto. Se llama ?lex Gonz¨¢lez y es ya un baterista legendario en la historia del rock.
Los hay que son puros comparsas, los hay que destacan en la estela de Ian Pace, Phil Collins o Stewart Copeland -su m¨¢s directa influencia-, pero es dif¨ªcil encontrar hoy en los circuitos a alguien como Gonz¨¢lez. ?l impone en gran parte la marcha, la direcci¨®n del grupo con un sentido marcial, napole¨®nico, que sus compa?eros siguen firme y disciplinadamente.
Pero el cuarteto brilla tambi¨¦n con el liderazgo carism¨¢tico de Fher Olvera, un vocalista muy comprometido con el estilo personal¨ªsimo de su banda y luce con la guitarra cada vez m¨¢s libre de Sergio Vall¨ªn o la base r¨ªtmica sobria pero efectiva de Juan Calleros. Los cuatro, acompa?ados de tres m¨²sicos m¨¢s y un grupo de c¨¢mara sinf¨®nico en algunos temas, han regresado a Espa?a para demostrar su atractivo pulso en el panorama de una industria cambiante y fr¨¢gil.
Crece Man¨¢. Crece y se reinventa en nuevos caminos sin perder la frescura. La que demuestran en sus temas nuevos y en los cl¨¢sicos, desde Oye mi amor a Rayando el sol, de Clavado en un bar a El muelle de san Blas, una de las canciones m¨¢s memorables y m¨¢s vivas escritas en la historia del rock latino. Esa dimensi¨®n donde a¨²n reina de manera natural y merecida Man¨¢.
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