Cuando el silencio esconde algo m¨¢s que palabras
Jos¨¦ Luis Cuerda rueda en Galicia 'Todo es silencio', el guion escrito por Manuel Rivas
El ayuntamiento de Carnota, en la Costa da Morte gallega, se ha reconvertido por un fin de semana en unos juzgados imaginarios. En el interior de ese edificio austero y elegante se intuye una dura pelea judicial entre dos viejos amigos, la que enfrenta a un narcotraficante poderoso y chulo con un polic¨ªa de vida controlada. ?Qui¨¦n sale vencedor en este pueblo gallego de finales de los a?os ochenta que ha visto aumentar su riqueza al dar el salto del contrabando de tabaco a la droga? Al menos en este caso, es el narcotraficante quien, a las puertas del juzgado donde se han congregado vecinos y periodistas, sale en libertad con una gran sonrisa y acompa?ado, adem¨¢s, de una belleza de chica. Muy poco despu¨¦s, solo y con el rostro desencajado de indignaci¨®n, con la mirada hacia el suelo, lo hace el polic¨ªa.
La historia forma parte de Todo es silencio, la pel¨ªcula que rueda estos d¨ªas en Galicia Jos¨¦ Luis Cuerda, con Miguel ?ngel Silvestre (en el papel del narco Brinco), Quim Guti¨¦rrez (Fins, polic¨ªa), Juan Diego (Mariscal, el gran capo de la localidad) y Celia Freijeiro (Leda, la chica). El guion, escrito por el autor Manuel Rivas, se adentra en una historia de silencios, donde la ley es no ver ni oir, donde el narcotr¨¢fico se extiende y lo envenena todo. Brinco y Fins son dos adolescentes en Noit¨ªa, un pueblo gallego dominado por el contrabando de tabaco. Son amigos pero tambi¨¦n rivales por una mujer, Leda. Cuando Fins se ve obligado a marcharse del pueblo, Brinco tiene el camino libre del amor. Han pasado veinte a?os y Fins vuelve al pueblo convertido en polic¨ªa. Todo ha cambiado. Los celos, las lealtades y las viejas amistades explotan en este peque?o pueblo frente al mar.
Jos¨¦ Luis Cuerda, afeitado y ataviado como un pescador (chubasquero amarillo y pantalones de lluvia azules) para enfrentarse a la llovizna matinal, est¨¢ en la escalinata del ayuntamiento-juzgado. Buen conocedor de Galicia, d¨®nde vive largas temporadas desde hace a?os y donde se dedica al cultivo del vino, -"me considero un gallego adjunto, me he gastado todo el dinero que ten¨ªa, todo el que consegu¨ª con mi participaci¨®n en la pel¨ªcula Los otros, de Alejandro Amen¨¢bar, aqu¨ª en una bodega"- Cuerda, nacido en Albacete, habla con pasi¨®n del gui¨®n de Rivas. "Nunca me he topado con unos personajes m¨¢s poli¨¦dricos, que tengan m¨¢s facetas, con m¨¢s complicados sentimientos.Nunca se sabe si sus palabras m¨¢s que palabras son sentimientos y no dicen lo que realmente quieren decir. Es una historia donde el amor, lo sentimientos y las emociones est¨¢n muy determinados por el mundo del narcotr¨¢fico en una zona costera. El tr¨¢fico de drogas en el lugar en el que transcurre la historia ha adquirido una importancia enorme, con implicaciones internacionales y corrupci¨®n en la polic¨ªa, los jueces, el mundo empresarial. El ¨¦xito de todas estas operaciones radica precisamente en el silencio que se impone alrededor".
Nubes, lluvia y finalmente sol en la ma?ana del s¨¢bado en Carnota, con la espl¨¦ndida playa al fondo, fue lo que se encontr¨® el equipo de la pel¨ªcula y tambi¨¦n los pocos curiosos que se acercaron a la plaza a ver c¨®mo el popular Miguel ?ngel Silvestre se sale con la suya y adem¨¢s besa a la chica. Silvestre entiende bien al personaje. "Es un chico con un pasado muy duro, con muchas grietas familiares, rodeado de mil agujeros, que conoce la riqueza con el contrabando de tabaco y poco a poco se da cuenta de que le va muy bien en el negocio. Es el mejor lanchero, el que mejor conoce las r¨ªas, el que mejor sabe d¨®nde se encuentran las rocas en el mar. Intenta salir a flote en un mundo que tiene complicado", dice Silvestre, que al final de la ma?ana acepta hacerse una foto con cuatro chicas del pueblo al lado de la caravana en la que descansa. Intenta pasar desapercibido, vestido con vaqueros y una camisa de cuadros, frente a la elegancia de Juan Diego, que aparece vestido con un traje de lino blanco, zapatos de rejilla tambi¨¦n claros y unos guantes caladitos. Es la pura imagen del indiano rico y poderoso, al que se quiere pero tambi¨¦n se teme. "Me siento muy a gusto con Mariscal. Utiliza un lenguaje ya en desuso, culto pero popular, muy elaborado. Es importante lo que dice, pero tambi¨¦n c¨®mo lo dice. No es el t¨ªpico capo, fue seminarista durante un tiempo y eso le ha marcado, goza de una cultura general amplia.. Se le ve refinado, el poder que tiene y es mucho no lo ejerce con gritos. Es un tipo amable pero, eso s¨ª, sin escr¨²pulos". Es la primera vez que Juan Diego, ya con una extensa carrera en el cine, trabaja a las ¨®rdenes de Cuerda. "Me gusta porque se le nota que tiene una mirada muy gallega sobre esta historia tan gallega", apunta el actor.
Tambi¨¦n Quim Guti¨¦rrez se estrena en Todo es silencio con Cuerda. Ecos shakesperianos es lo que ha sentido Guti¨¦rrez al leer este guion. "Hay muchas preguntas y pocas respuestas. Las cosas van y vuelven. Hay relaciones de amor-odio", dice el int¨¦rprete que todav¨ªa recuerda con placer las dos horas que pas¨® con Manuel Rivas que le abri¨® puertas para lanzarse a su personaje, que se le rompe la vida al morir su padre y que se acomoda a una vida solitaria y ordenada, un hombre que no manifiesta abiertamente sus emociones. A Celia Freijeiro, actriz gallega que ha compaginado el rodaje de esta pel¨ªcula con la serie de televisi¨®n Homicidios que protagoniza junto a Eduardo Noriega, se la ve feliz en la piel de esta mujer, Leda, fuerte y decidida. "Es salvaje, decidida, no se plantea ninguna cuesti¨®n moral. Es una superviviente. Ella se hace preguntas: ?C¨²al es la mejor mujer del pueblo? Yo. ?C¨²al es el mejor hombre del pueblo? Pues a por ¨¦l".
Y entre supervivientes, amores pasados, dinero f¨¢cil, la lucha contra el poderoso mar y las dunas de las playas desiertas transcurre la vida de este pueblo en la Costa da Morte, que tanto tiene que ver con la realidad de los a?os ochenta del siglo pasado en muchas localidades costeras de Galicia. All¨ª tambi¨¦n imperaba el silencio.
Babelia
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