"Vivimos tiempos aterradores que son un fil¨®n para el cine"
Enrique Urbizu y Jos¨¦ Coronado presentan en San Sebasti¨¢n un 'thriller' excepcional, 'No habr¨¢ paz para los malvados'
Dentro de un tiempo, cuando alguien quiera saber c¨®mo fue Espa?a en los a?os noventa y en este siglo XXI, deber¨ªa ver la filmograf¨ªa de Enrique Urbizu. Sin ser un director social, m¨¢s a¨²n, siendo un maestro del thriller, Urbizu bebe del aqu¨ª y del ahora: ETA, los GAL, la corrupci¨®n inmobiliaria, la inmigraci¨®n, vida en los barrios, los polic¨ªas, los bares, la gente... Toda Espa?a cabe en el trabajo de este bilba¨ªno de 1962, que a?ade ahora su visi¨®n de los atentados perpetrados por el islamismo radical en Espa?a. "No habr¨¢ paz para los malvados no habla del 11-M, pero ah¨ª est¨¢n los trenes de cercan¨ªas, la calle Tribulete, la casa de Morata de Taju?a, incluso el equipo de f¨²tbol", concede el realizador, que ha recibido un aplauso un¨¢nime de cr¨ªtica y p¨²blico.
En realidad, el protagonista no es un terrorista magreb¨ª o un astuto detective, sino Santos Trinidad, un polic¨ªa al que hace ya tiempo dej¨® de importarle el mundo, incluso de importarle su propia vida: "Es un tipo que por salvar su culo acabar¨¢ por salvar a todos", accede Coronado (Madrid, 1957). Los dos, actor y director, charlan mientras comen un plato de jam¨®n y fuman. Aprovechan la conversaci¨®n para relajar un poco la promoci¨®n en su s¨¢bado de gloria.
No habr¨¢ paz para los malvados, que se estrena el pr¨®ximo viernes 23, empez¨® a urdirse hace cuatro a?os, pero sigue siendo muy actual. "La patria de un narrador es el lenguaje cinematogr¨¢fico, y dejemos de buscar referencias cl¨¢sicas. Vivimos tiempos apasionantes, aterradores, un fil¨®n para el cine, llenos de incertidumbre, con gran agitaci¨®n social como el 15-M... La cosa est¨¢ que arde, y eso tiene que salir en el cine, el teatro, la literatura... No se puede estar a por uvas, sino saber en el aqu¨ª y el ahora en el que vivimos. El cine es testigo de su tiempo", se enciende Urbizu. A su lado Coronado matiza. "Yo me siento c¨®modo en este aqu¨ª y este ahora, pero ese no es el objetivo. El objetivo es que el espectador entre la sala, se entretenga y se evada, y te acompa?e en ese viaje. Luego, de forma inteligente y sutil, ya le haces reflexionar sobre ciertos aspectos. Enrique lo ha hecho siempre: es un visionario. Lo que cont¨® en La caja 507 lo vimos dos a?os despu¨¦s en el caso Malaya".
La reflexi¨®n sobre el aqu¨ª y ahora lleva a otra reflexi¨®n: los pocos thrillers, y menos a¨²n polic¨ªacos que se hacen en Espa?a. Coronado: "Mira, este pa¨ªs esta hecho de estereotipos. Y a m¨ª me cay¨® el sambenito de gal¨¢n, y hala. Enrique va a la contra. Cuando La caja 507 pens¨¦ que me iba a ofrecer el papel de Modesto Pardo [finalmente lo hizo Antonio Resines] y no, me dijo que no, de killer, el de Rafael Mazas. Enrique va de cara y a la contra en su cine y en la vida". "As¨ª nos va", responde el aludido. Vuelve el actor: "Mira, lleva ocho a?os sin rodar, pero porque no quiere, y aguanta. S¨ª que me parece que est¨¢ un poco solo en la industria porque hacer un thriller son palabras mayores, es muy complicado cuando encima hay grandes referentes de otros pa¨ªses. Es digno de m¨¦rito". "Ya", zanja Urbizu, "habr¨¢ que ir poco a poco. Hace dos a?os vimos 25 kilates, de Patxi Amezcua, que estaba muy bien... y poco m¨¢s. Sin embargo en televisi¨®n se hace much¨ªsimo, aunque tiene un tono m¨¢s familiar. Piensa en El comisario o Polic¨ªas. Tambi¨¦n cuesta que los productores hagan thrillers. ?Sabes qu¨¦ falta? Una pel¨ªcula llave que tenga gran ¨¦xito econ¨®mico, abra las puertas a m¨¢s t¨ªtulos e inspire confianza en los inversores. Temas para hacerlos hay. Por ejemplo, el caso de aquella chica que desapareci¨® en Sevilla [se refiere a Marta del Castillo] cuyo cad¨¢ver no fue encontrado".
?No pens¨® entonces en aprovechar m¨¢s las referencias al 11-M? "No, no", se sobresalta el cineasta. "Hay una barrera ¨¦tica, de respeto a las v¨ªctimas, y la ficci¨®n te da m¨¢s libertad. En un polic¨ªaco como este o La caja 507 coges unos mimbres reales y creas tu propia realidad paralela. El atentado no pod¨ªa ser en trenes, porque nos propusimos estar cerca en el desarrollo y lejos en el resultado".
En el cine actual hay tambi¨¦n una vuelta al cine mudo. Empez¨® con Wall-e y poco a poco ha ido meti¨¦ndose en las arterias de otros g¨¦neros. No habr¨¢ paz para los malvados tiene una larga persecuci¨®n sin palabras, en la que el espectador va detr¨¢s del polic¨ªa Santos Trinidad mientras este sigue a un posible terrorista, a otro, a un tercero. Protagonista y p¨²blico componen el puzle al mismo tiempo. "Es importante escuchar los ambientes", asevera Urbizu. Es una herramienta que tampoco utiliza mucho el cine espa?ol, m¨¢s dado a la dial¨¦ctica, a la verborrea. "Eso es el puto Melville [risas], o incluso Lang. A m¨ª Super 8 no me gust¨® nada, pero su primera secuencia cuenta c¨®mo es ese ni?o solitario". Coronado responde: "Como actor, con un regalo as¨ª... Solo me falta pedirle en matrimonio o ponerle a Enrique un apartamento". El director sonr¨ªe y cambia de tercio para hablar de las referencias religiosas: un polic¨ªa que se llama Santos Trinidad con una cruz al cuello en una guerra contra los infieles. "Pues s¨ª, es una guerra santa, es un cruzado, y eso tambi¨¦n est¨¢ en el esp¨ªritu de contar el aqu¨ª y el ahora".
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