"El Gobierno de Calder¨®n ha llevado M¨¦xico a una p¨¦rdida de control y de vidas"
El escritor, invitado en el Hay Festival, es el creador de un lenguaje propio para describir el horror que asuela su pa¨ªs
El escritor mexicano Elmer Mendoza (Culiac¨¢n, 1949) es un hombre de fronteras: la que separa M¨¦xico de Estados Unidos y que ha condicionado la historia del pa¨ªs; esa otra, difusa, entre el bien y el mal, y una ¨²ltima y definitiva que le lleva a la creaci¨®n de un lenguaje nuevo, trasunto de influencias variopintas, corridos, televisi¨®n y voces populares. Mendoza es un autor enfrascado en una b¨²squeda continua de la fortaleza necesaria, la confianza, las justificaciones hist¨®ricas y las fuentes, literarias o no, para el uso del lenguaje de la calle, de los antros, del d¨ªa a d¨ªa m¨¢s gris, una b¨²squeda que le lleva hasta Arist¨®fanes o el Borges de Hombre en la esquina rosada, pasando por autores contempor¨¢neos de todo pelaje y origen.
La est¨¦tica de la violencia es una postura art¨ªstica para que los lectores del mundo experimenten lo que vive la gente de la calle en M¨¦xico
En la realidad en la que opera el polic¨ªa Mendieta a veces tiene que haber un contubernio, una convivencia con los mismos malos que no siempre est¨¢ muy clara
Considerado por muchos como el rey de la novela de narcos, el creador de la serie del polic¨ªa Edgar, el Zurdo Mendieta (Balas de plata y La prueba del ¨¢cido, ambas editadas por Tusquets, estuvo en el Hay Festival de Segovia para conversar sobre todos estos asuntos con Arturo P¨¦rez Reverte. Horas antes, en una ma?ana soleada de principios de oto?o, Mendoza convers¨® con EL PA?S sobre la situaci¨®n de M¨¦xico, los personajes de sus novelas y su verdadera obsesi¨®n por la renovaci¨®n del lenguaje. Con un hablar pausado que no revela nada de lo que ha visto un hombre que ha convivido con la violencia desde ni?o, Mendoza nos aporta algunas de las claves de su obra y su visi¨®n del mundo.
Pregunta. ?Qu¨¦ le ha pasado a M¨¦xico?
Respuesta. Tenemos una larga historia condicionada por nuestra relaci¨®n con EE UU que tiene que ver con el tr¨¢fico ilegal. Primero era de alimentos, despu¨¦s, durante la Ley Seca, de tequila, aunque ya entonces hab¨ªa producci¨®n de goma de opio. Y ahora, nosotros no producimos coca, pero est¨¢n las rutas de paso y producimos metaanfetaminas y tambi¨¦n cannabis, pues a los gringos les sigue gustando mucho la que producimos nosotros. Y ahora hay tambi¨¦n un tr¨¢fico que tampoco es nuevo pero que ha crecido mucho y que es el tr¨¢fico de personas. Y digamos que esa relaci¨®n de cercan¨ªa ha degenerado en esto.
P. ?Qu¨¦ se puede hacer? ?Hay una alternativa a la guerra directa planteada por el Gobierno de Calder¨®n?
R. El presidente Calder¨®n y su equipo son gente que no conoce el pa¨ªs que gobiernan, o no lo conoc¨ªan. ?l y su equipo son un grupo de buenas personas, de buenas familias, pero M¨¦xico es un pa¨ªs tan grande que las buenas personas de buenas familias se mueven en un territorio bastante limitado, igual las universidades en las que estudian, que no tienen que ver con otras regiones, otros perfiles, otro tipo de personas. Ellos llegan ah¨ª y quieren hacer la del Llanero Solitario y creen que pueden resolver este problema. Lo que hacen es declarar la guerra a la delincuencia organizada pero luego lo ¨²nico que hicieron fue producir una situaci¨®n nueva, de p¨¦rdida de control, de p¨¦rdida de vidas y que los ha llevado en estos cinco a?os a ning¨²n sitio y que tampoco les llevar¨¢ a ning¨²n lado en el a?o que le queda a la administraci¨®n. Eso es lo que le pas¨® a M¨¦xico: un pa¨ªs mal dirigido, donde los que gobiernan han descubierto que es muy dif¨ªcil tener ¨¦xito porque tenemos una polic¨ªa corrupta, un Ej¨¦rcito bajo sospecha.
P. ?Pero qu¨¦ esperanza tiene un pa¨ªs donde, como se ve en sus dos ¨²ltimas novelas, m¨¢s del 90% de los cr¨ªmenes no se resuelven, donde los mandos policiales ordenan a sus agentes cerrar en falso un caso en el que est¨¢ implicado el procurador de turno, o un empresario poderoso?
R. Las ¨¦lites se han fortalecido porque la corrupci¨®n se lo ha permitido. Y tienen influencia en todo, est¨¢n en todas partes. La forma en la que operan es as¨ª. En un Estado que no sea tan corrupto, las relaciones del poder, del Estado con la gente, no son tan corruptas pero en mi pa¨ªs no es as¨ª. Y no tengo idea de c¨®mo lo har¨¢n. Habr¨ªa que refundar M¨¦xico. Hemos pedido al Gobierno que llame a los expertos a los que no ha llamado, que reelabore la Constituci¨®n, que replantee el sistema de justicia y de educaci¨®n y la relaci¨®n del Gobierno con el sistema econ¨®mico.
P. En su obra El amante de Janis Joplin se ve muy bien c¨®mo el narco es una mancha que se extiende discretamente entre la mayor¨ªa de la poblaci¨®n mexicana.
R. En M¨¦xico el narco afecta, de alguna u otra manera, digamos, a m¨¢s o menos un 70% de la poblaci¨®n, y eso no excluye estatus: desde los que tienen una econom¨ªa precaria hasta los consorcios que lavan dinero. Todos, todos, todos est¨¢n... [se detiene y sonr¨ªe antes de seguir] Hay regiones enteras en las que est¨¢n identificados ciclos que tienen que ver con la siembra de la amapola o cannabis. Hay un momento en el que no hay ventas de coches, por ejemplo, y llega el tiempo de cosecha y venden joyas, mucha cerveza... Y los que tienen sus negocios saben eso. Y vuelve a reactivarse a los tres meses, con la siguiente cosecha. Todos estamos ah¨ª. L¨¢stima que no compren libros, pero no est¨¢n dentro de sus necesidades primarias.
P. La b¨²squeda de una est¨¦tica de la violencia, de un lenguaje propio que hable de esa situaci¨®n l¨ªmite ?tiene peligros? ?No puede generar cierto lenguaje legitimador? Porque hay acusaciones de este tipo desde distintos estamentos de la pol¨ªtica o las artes...
R. La est¨¦tica de la violencia es una postura art¨ªstica para que los lectores del mundo experimenten lo que vive la gente de la calle en M¨¦xico. Los que quieren, por ejemplo, que se proh¨ªban los narcocorridos no conocen el pa¨ªs, han vivido de otra manera durante todos estos a?os. Ahora el acierto es que hemos encontrado un lenguaje, aunque todo lenguaje es limitado en ese terreno a la hora de trabajar los efectos de la violencia, pero tambi¨¦n lo vuelve interesante y es algo que podemos compartir con el mundo y la cantidad de artistas de todas las disciplinas que est¨¢n implicados es lo que le ha dado fuerza.
P. ?Qu¨¦ ventajas tiene en este sentido la novela negra?
R. La ventaja de la novela negra es que su territorio es el delito y entonces, al trabajar con este g¨¦nero, cubres el primer estamento, no hay que explicar nada y eso le hace un veh¨ªculo muy, muy efectivo. Pero, sobre todo, es que la novela negra es absolutamente social y eso quiere decir que toca todos los aspectos positivos de una sociedad, los negativos, siniestros, las debilidades, la podredumbre, los sue?os, los deseos. Tambi¨¦n, cuando los casos se resuelven con las posibilidades de la aplicaci¨®n de la ley, aparece la vertiente legal, pero no es el caso de las novelas mexicanas.
P. H¨¢blenos de Edgar Mendieta, ese personaje tan peculiar y atractivo, que sin ser un ejemplo de corrupci¨®n, se mueve siempre en aguas procelosas, que recurre a la ayuda de los narcos a los que combate si los necesita.
R. El Zurdo sabe muy bien donde trabaja y cu¨¢les son las fuerzas que pueden estar en contra y a favor. ?l simplemente las usa. Un polic¨ªa que hace su trabajo en una corporaci¨®n como las mexicanas tiene que usar todo si quiere sobrevivir, si no, no lo consigue. Porque ahora est¨¢n haciendo purgas de polic¨ªas corruptos, pero antes ha habido muertes de polic¨ªas que trabajaban relativamente bien que ser¨ªan los padres de Mendieta. El Zurdo no quiere enfrentar a los narcos, pero tampoco quiere ser gente de ellos, los usa. Mendieta tiene que estar muy consciente de la realidad en la que le toca operar y entonces ah¨ª a veces tiene que haber un contubernio, una convivencia con los mismos malos que no siempre est¨¢ muy clara.
P. ?De d¨®nde sale ese lenguaje tan peculiar, reconocible y ¨²nico?
R. Parto del lenguaje callejero, del lenguaje que no tiene a veces mayor explicaci¨®n que la arbitrariedad. Sin embargo, al principio me gustaba mucho desbocarme, ahora creo que me autorregulo lo suficiente. Eso sale de todas partes, pero b¨¢sicamente de la calle, en los bares aprendo much¨ªsimo, de la tele, de las lecturas.
P. Pero, en cierto modo, esa b¨²squeda era asomarse al abismo, cruzar otra frontera.
R. El asunto era que yo tomara confianza. Yo me dec¨ªa: Arist¨®fanes us¨® expresiones no habituales, que no las utilizar¨ªa S¨®focles, lenguaje fuerte, popular. Descubr¨ª que Dante, cuando decide escribir La Divina Comedia en italiano decide incluir lenguaje popular y que tard¨® 12 a?os en publicarlo porque sus amigos le dec¨ªan que no lo hiciera, que ese lenguaje no le iba a llevar a ning¨²n lado. Yo tengo dos maestros espa?oles que no me fallan: Cervantes y Quevedo. Y Shakespeare, que en Hamlet ya usa palabras que puso como le vino en gana y que solo tienen una funci¨®n po¨¦tica, y son expresiones callejeras, a veces solo se trata de reproducir sonidos, el significante y no el significado y eso me gusta much¨ªsimo. Esos genios de la literatura me muestran que todo tiene un l¨ªmite y que el lenguaje es representatividad y que es algo mucho m¨¢s profundo que simplemente la utilizaci¨®n de una palabra, creo que es la expresi¨®n tambi¨¦n de un perfil cultural. Esto lo he notado en el momento de ayudar a mis traductores. Cuando explico una expresi¨®n no solo tengo que poner el significado probable, sino que tengo que explicar cu¨¢l es su origen, d¨®nde se usa, y este proceso me ha dado confianza para usar expresiones con total libertad; son expresiones reales, tienen una explicaci¨®n que soy capaz de dar.
P. ?Tiene miedo a perder lectores en esa b¨²squeda de un lenguaje tan personal? Porque le aseguro que la reproducci¨®n literaria del lenguaje de Sinaloa crea problemas al lector.
R. No me preocupa porque mi lector ideal es una persona curiosa, temperamental y tambi¨¦n un lector que lee por apasionamiento y si lee por apasionamiento es capaz de superar ciertos obst¨¢culos que son m¨ªnimos.
P. ?D¨®nde se encuentra el espa?ol a principios del siglo XXI?
R. Creo que hay que sentirse orgullosos de la lengua que hablamos. Orgullosos en el sentido de que es una lengua que est¨¢ viva, y que desde luego siempre est¨¢ generando expresiones que como son nuevas no conocemos, algunas no sobreviven, otras s¨ª pero creo que es una lengua muy fuerte. A veces me da grima que no sea m¨¢s importante.
P. ?Qu¨¦ le falta a nuestra lengua para tener la consideraci¨®n que se merece?
R. Menos complejos. Yo descubro que cada vez hay m¨¢s cr¨ªticos y escritores que se ocupan de sus lenguas, pero nuestros libros m¨¢s vendidos siguen siendo traducidos, algo que no ocurre en Reino Unido, EE UU o Alemania. ?Qu¨¦ ocurre con nosotros? Tenemos que reforzar la identidad y para ello tenemos que impedir que en pa¨ªses como Espa?a, que ha llevado el espa?ol por el mundo, se bloqueen las renovaciones. Las ¨²nicas limitaciones tienen que ser nuestras propias limitaciones como autores, que a veces ya son demasiadas para tomar otras que tienen que ver con el manejo del p¨²blico al que llegamos.
P. ?Cu¨¢les son sus principales influencias en el ¨¢mbito de la novela en espa?ol contempor¨¢nea?
R. Dos novelistas que me han influido. Uno mexicano: Rafael Bernal, autor de una novela genial que es El complot mongol, novela cruda, por el lenguaje, por lo que ocurre, con un detective, Garc¨ªa, muy mal hablado; y un escritor brasile?o que se llama Rub¨¦n Fonseca, que no en toda su obra, pero si en algunas partes, usa el lenguaje de la calle con much¨ªsima propiedad y tambi¨¦n el manejo de la iron¨ªa, una iron¨ªa muy velada, que es donde est¨¢ su fortaleza y que tiene que ver con el perfil de sus personajes. Me gusta tambi¨¦n c¨®mo manejan los colombianos Mario Mendoza, Jorge Franco, Santiago Gamboa ciertas formas del lenguaje de la calle. Siempre te da la sensaci¨®n de que se puede. Borges y su obra Hombre en la esquina rosada, un cuento de cuchilleros en el que se usa el lenguaje popular con una propiedad, un ritmo un poco antiguo, es una de mis referencias constantes.
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