Dolor, lucha y dignidad
Las mujeres en Am¨¦rica Latina no agachan la cabeza frente a la falta de equidad y justicia.- Son ellas las que desaf¨ªan el sistema y tratan de sacar a la sociedad de la mala situaci¨®n
En Toloriu (Lleida), una aldea de 29 habitantes al pie de los Pirineos, hay una discreta placa grabada en piedra y escrita en franc¨¦s. La princesa Xipaguazin Moctezuma, hija del emperador mexicano y esposa de Joan de Grau, bar¨®n de Toloriu, muri¨® en 1537. Menos famosa que la historia de otra mujer azteca, La Malinche y otro espa?ol, Hern¨¢n Cort¨¦s, la de Joan y Xipaguazin comenz¨® pr¨¢cticamente al mismo tiempo. El bar¨®n de Toloriu embarc¨® junto a Cort¨¦s hacia el Nuevo Mundo y conoci¨® a la hija de Moctezuma en la corte azteca. Hay quien dice que hubo una boda; otros, a falta de un documento que lo compruebe, opinan que fue un secuestro. El hecho es que Xipaguazin (rebautizada Mar¨ªa) parti¨® hacia Toloriu con el bar¨®n y fue madre de un ni?o mestizo. Muri¨® (algunos dicen que de tristeza por la ca¨ªda del imperio en el que hab¨ªa nacido) un a?o despu¨¦s.
Xipaguazin es solamente una de las mujeres latinoamericanas que han participado, por activa y pasiva, en la historia compartida de aquellos pa¨ªses mestizos, de herencia espa?ola e ind¨ªgena. Esposas y madres, pero tambi¨¦n trabajadoras, l¨ªderes y luchadoras. A primera vista sorprende, pero no es dif¨ªcil comprender por qu¨¦ una regi¨®n tan entregada a los caudillos tiene tambi¨¦n una amplia participaci¨®n femenina en la pol¨ªtica, la literatura y la cultura de Am¨¦rica Latina. Y la lucha contracorriente de las mujeres latinoamericanas no es un fen¨®meno reciente. "Opini¨®n, ninguna gana / puyes la que m¨¢s se recata / si no os admite, es ingrata, / y si os admite, es liviana", escribi¨® a los hombres una airada sor Juana In¨¦s de la Cruz en sus famosas Redondillas.
No se concibe Am¨¦rica Latina sin los versos de Gabriela Mistral o Juana de Ibarbourou; sin la cr¨®nica de Elena Poniatowska; sin los trazos de Frida Kahlo; sin las arengas de Manuela S¨¢enz, Josefa Ortiz de Dom¨ªnguez, Eva Duarte de Per¨®n o Violeta Barrios de Chamorro. La presencia de la mujer en la vida pol¨ªtica, econ¨®mica, cultural y social de Am¨¦rica Latina ha ocupado un sitio especial e influyente a trav¨¦s de los siglos. No obstante, la invisibilidad de las mujeres en las estad¨ªsticas es muy grave, asegura el informe anual Observatorio de Igualdad de G¨¦nero. ?Es posible que una regi¨®n defensora de los valores conservadores y el machismo avance? La escritora y ensayista alemana Barbara Potthast, autora del libro Madres, obreras, amantes... (Iberoamericana / Vervuert) opina que s¨ª. Si hoy existe algo en com¨²n sobre los roles de g¨¦neros de Am¨¦rica Latina, es que han comenzado a cambiar sustancialmente bajo la influencia de los desarrollos globales y los movimientos feministas, escribe.
El avance de la mujer es evidente. Cada vez son m¨¢s las que optan por t¨ªtulos universitarios, cargos pol¨ªticos o la gesti¨®n de empresas. En los ¨²ltimos 30 a?os, ellas en su continente han aumentado su participaci¨®n laboral de un 35% en 1980 a un 53% en 2007, seg¨²n cifras del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). La equidad no se traduce en puestos de poder, no obstante, las mujeres representan s¨®lo un 23% de los Gobiernos de la regi¨®n. Apenas tres pa¨ªses de la regi¨®n (Panam¨¢, Argentina y Brasil) son gobernados por mujeres. Pero eso no quiere decir que, cuando han ocupado esos puestos, han sido menos desafiantes. La primera presidenta boliviana, Lidia Gueiler (1979-1980), gobern¨® al pa¨ªs en una etapa particularmente convulsa. En los meses que ocup¨® el cargo escap¨® a un intento de asesinato y resisti¨® a un intento de golpe de Estado amenazando a los militares con suicidarse si ¨¦ste llegaba a efectuarse.
La desilusi¨®n y los embates del machismo no han desanimado los impulsos art¨ªsticos de las latinoamericanas. M¨¢s bien al contrario. La mexicana Elena Garro, primera esposa de Octavio Paz, es considerada una de las mejores escritoras del pa¨ªs. Su novela Los recuerdos del porvenir es comparada con el laureado Pedro P¨¢ramo de Juan Rulfo. Sin embargo, el reconocimiento no lo recibi¨® en vida. Su divorcio de Paz en 1959 la releg¨® de la comunidad literaria mexicana. Muri¨® en bancarrota, a los 77 a?os, en la casa de Cuernavaca donde viv¨ªa con su hija y 37 gatos.
Hay dolor, pero tambi¨¦n dignidad, detr¨¢s del mejor arte y pensamiento latinoamericanos producidos por mujeres. La poeta uruguaya Juana de Ibarbourou muri¨® en 1979 tras una vida marcada por la violencia dom¨¦stica, la adicci¨®n a la morfina y las penurias econ¨®micas. La pintora Frida Kahlo era criticada en su tiempo por elegir un formato peque?o en la ¨¦poca de los grandes muralistas mexicanos. Su fr¨¢gil salud, su anhelo frustrado por ser madre y las incontables infidelidades de Diego Rivera inspiraron algunas de sus obras m¨¢s aplaudidas, pero tambi¨¦n m¨¢s desgarradoras. La fil¨®sofa y feminista mexicana Antonieta Rivas Mercado (1900-1931), una de las contad¨ªsimas mujeres en el grupo de intelectuales que respaldaban la Revoluci¨®n Mexicana, se exili¨® en Par¨ªs tras la derrota de su pareja, Jos¨¦ Mar¨ªa Vasconcelos, en unas dudosas elecciones en las que result¨® triunfador el fundador del PRI. Se dio un tiro en la cabeza en la Catedral de Notre-Dame a los 31 a?os. La violencia (f¨ªsica y verbal) contra las mujeres contin¨²a siendo un factor alarmante en la regi¨®n. En El Salvador, por ejemplo, los cr¨ªmenes de g¨¦nero han aumentado un 197% en los diez ¨²ltimos a?os.
En equidad a¨²n queda mucho camino por recorrer. El aborto, por ejemplo, solamente est¨¢ despenalizado en Cuba y en la ciudad de M¨¦xico. En Argentina se permite cuando una mujer discapacitada mental ha sido violada o si la vida de la madre corre riesgo. En Nicaragua, que ten¨ªa una ley pionera en el tema (la legislaci¨®n que permit¨ªa el aborto terap¨¦utico hab¨ªa sido aprobada hace 100 a?os), fue prohibido en 2006. Y la pol¨ªtica no concuerda con las cifras: cuatro de cada 10 embarazos terminan en aborto, seg¨²n Human Rights Watch. El n¨²mero duplica la estad¨ªstica en Am¨¦rica Latina, lo que indica que el aborto clandestino es una pr¨¢ctica extendida en la regi¨®n.
Pese a todo, la mujer latinoamericana no agacha la cabeza. La guerra, en algunos casos, ha propiciado la aparici¨®n de l¨ªderes y activistas como Rigoberta Mench¨² en Guatemala o Ana C¨®rdoba en Colombia, asesinada en junio pasado en Medell¨ªn. Solamente la muerte pudo impedir que continuara exigiendo justicia por la muerte violenta de su esposo y dos de sus hijos. Y no debe de sorprender, si en Latinoam¨¦rica es la mujer quien trabaja la tierra, la que defiende a los suyos y la que no se calla ante la injusticia. Son precisamente las colombianas, por ejemplo, las que principalmente pelean la restituci¨®n de las tierras invadidas, de las que millones fueron desplazados producto de la guerra que asola Colombia desde hace m¨¢s de medio siglo. Un informe de Naciones Unidas calcula que fueron robadas unas 6,6 millones de hect¨¢reas en todo el pa¨ªs, una superficie equivalente al doble de Galicia. Casi 1,8 millones de mujeres fueron desplazadas por la guerra en Colombia y son cabeza del 45% de las familias.
La reivindicaci¨®n de los derechos, sin embargo, no ha evolucionado a la par con las mujeres asumiendo la responsabilidad de mantener una familia. En algunos pa¨ªses, la violencia de g¨¦nero se ha disparado en los ¨²ltimos a?os. En El Salvador, por ejemplo, la violencia contra las mujeres ha aumentado un 197% en los ¨²ltimos 10 a?os. ?La iron¨ªa? Un 45% de los hogares salvadore?os son sostenidos por mujeres, seg¨²n un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El panorama es cr¨ªtico en otros pa¨ªses centroamericanos: en Guatemala m¨¢s de 5.300 mujeres murieron asesinadas entre 2003 y 2010. Sobre M¨¦xico pesa la sombra de las Muertas de Ju¨¢rez, que desde hace a?os caen a cuentagotas en la ciudad fronteriza con Estados Unidos, m¨¢s de 1.060 muertes en 14 a?os sin que nadie haya hecho justicia. En Argentina, fueron las mujeres quienes alzaron la voz por los 30.000 desaparecidos durante la feroz dictadura militar (1976-1983) y las que no han cesado de exigir justicia para sus familiares a trav¨¦s de las organizaciones de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. La historia de la madre coraje se repite en la regi¨®n. Hugo Wallace, hijo de la mexicana Isabel Miranda de Wallace, fue secuestrado y asesinado en 2005. Su madre llam¨® a la polic¨ªa y al no recibir respuesta -lo que no sorprende en un pa¨ªs donde el 98% de los cr¨ªmenes quedan impunes- captur¨® ella misma a los secuestradores y asesinos de su hijo Hugo, muerto en 2005.
El propio Fidel Castro sabe del tema. El l¨ªder cubano orden¨® la expropiaci¨®n de la finca de su familia en nombre del pueblo en diciembre de 1958. El impulso revolucionario no entusiasm¨® a su madre, Lina Ruz Gonz¨¢lez. Al encontrarse con su hijo, sali¨® con un rifle y amenaz¨® con matarlo ah¨ª mismo. Ra¨²l consigui¨® calmarla. Nadie se atrevi¨® a mover a la se?ora de su finca. Muri¨® ah¨ª en 1963.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.