Fallece a los 84 a?os John Chamberlain, el mec¨¢nico del arte
El escultor estadounidense fue conocido sobre todo por utilizar en su obra chasis y trozos de coches aplastados y doblados
John Chamberlain, uno de los protagonistas del arte del siglo XX, muri¨® la noche del mi¨¦rcoles por causas naturales en su casa de Manhattan a los 84 a?os de edad. Fue su esposa Prudence Fairweather, quien lo anunci¨® en The New York Times, diario que le recuerda como "el artista que consigui¨® otorgar a los metales automovil¨ªsticos un lugar en la historia de la escultura". Chamberlain, considerado por muchos el Pollock de la escultura, se dio a conocer por ser el primero en utilizar como material creativo los "metales encontrados", sobre todo chasis y trozos de coches aplastados y doblados, que utiliz¨® con gran libertad creativa, exalt¨¢ndolos por medio del color. Nacido en 1927, en Rochester (Indiana), Chamberlain estudi¨® en el Art Institute de Chicago y entre 1955 y 1956 form¨® parte del Black Mountain College, por aquel entonces uno de los entornos m¨¢s abiertos a las nuevas teor¨ªas y experiencias art¨ªsticas del planeta.
Form¨® parte del Black Mountain College, uno de los entornos m¨¢s abiertos a las nuevas experiencias art¨ªsticas
Chamberlain, que arranc¨® desde el expresionismo abstracto para llegar al arte pop, consigui¨® combinar estas dos tendencias en obras din¨¢micas creadas con metales coloreados y otros elementos industriales, aunque tambi¨¦n experiment¨® con una gran variedad de materiales, desde el papel a las telas, que combinaba en vibrantes collages escult¨®ricos. Aunque la tridimensionalidad de la escultura fue su primer y quiz¨¢s ¨²nico amor verdadero, tambi¨¦n se midi¨® con la pintura y el v¨ªdeo, ejerciendo una notable influencia en movimientos art¨ªsticos contempor¨¢neos, como el minimalismo y el pop.
El estadounidense trabajaba a partir de un espont¨¢neo proceso de improvisaci¨®n, que se plasma en la ausencia de acabados sofisticados y en los bordes mellados, que reproducen en tres dimensiones las pinceladas instintivas y gestuales de los expresionistas abstractos. Al mismo tiempo, siempre rechaz¨® la b¨²squeda de significados ocultos en sus obras, negando las interpretaciones de quienes aseguraban que se inspiraban en la violencia de los incidentes automovil¨ªsticos. Por ello, siempre insisti¨® en pedir al p¨²blico que observara sus piezas sin prejuicios previos, que se guiara por el juego est¨¦tico, abstracto y l¨ªrico que sus obras generaban.
Sus primeras piezas se remontan a 1957 cuando, influido por las obras de David Smith, realiz¨® sus primeras piezas en metal soldado y la escultura Shortstop, que marca el principio de su idilio con la chatarra automovil¨ªstica. El ¨¦xito fue casi inmediato. En 1961 ya exhib¨ªa sus obras en la muestra The Art of Assemblage en el MoMA de Nueva York. En 1964 estaba en la Bienal de Venecia y casi anualmente expon¨ªa en la galer¨ªa Leo Castelli, de Manhattan.
A finales de la d¨¦cada de 1960, influido por su amigo Andy Warhol, se dedic¨® a la direcci¨®n de pel¨ªculas como Wedding night, The Secret life of Hernando Cortez y Wide point. A partir de los ochenta se estableci¨® en Sarasota (Florida), en un gran estudio donde pod¨ªa crear obras de dimensiones cada vez mayores, pero en los ¨²ltimos a?os de su vida regres¨® a Nueva York, donde sigui¨® trabajando hasta el final en su estudio de Shelter Island. Las esculturas de Chamberlain, que a lo largo de su carrera recibi¨® muchos premios y reconocimientos, forman parte de las colecciones de los principales museos del mundo, y entre 2006 y 2008 se han organizado importantes retrospectivas de su obra en Venecia, Colonia, Berl¨ªn y Par¨ªs.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.