Internet entierra las escenas musicales
La Red configura un nuevo espacio de relaci¨®n entre m¨²sicos y actitudes art¨ªsticas que trasciende el tradicional entorno f¨ªsico y cultural compartido
Massive Attack fueron un producto genuino del Bristol de principios de los noventa y de todo un aroma jamaicano que cre¨® un sonido con denominaci¨®n de origen; los New York Dolls o Talking Heads no se entender¨ªan completamente sin analizar aquel Manhattan de mediados de los 70 sumido en plena depresi¨®n econ¨®mica y social; ser¨ªa tambi¨¦n complicado imaginar todo el movimiento punk y Oi! de Inglaterra sin las manifestaciones, el paro y el derrocamiento del laborismo que ejecutaron los propios sindicatos. Pero hoy todo el asunto empieza a sonar diferente. Internet deslocaliza las escenas musicales y las referencias geogr¨¢ficas y sociales dejan paso a otros v¨ªnculos entre m¨²sicos para crear un sonido y unas costumbres compartidas que generen la comunidad. Sucede en todas las artes, pero especialmente en la m¨²sica: las escuelas no se definen ya tanto por lugares como por una serie de coordenadas que proceden de un mundo virtual. ?Se puede pertenecer a la escena de m¨²sica africana y vivir en Alaska?
Los productores actuales no atienden a cuestiones que suceden m¨¢s all¨¢ de su dormitorio
Los extendidos bedroom producers (productores de dormitorio), por ejemplo, chavales en su veintena dise?ando m¨²sica con su port¨¢til desde casa, no atienden a demasiadas cuestiones sociol¨®gicas, pol¨ªticas o culturales que sucedan m¨¢s all¨¢ de las paredes de su habitaci¨®n y la pantalla de su ordenador. Es m¨¢s, el sonido melanc¨®lico y trist¨®n de los ¨²ltimos ¨¦xitos de hip-hop, R&B o electr¨®nica producido en esas condiciones (Oneohtrix Point Never, The Weeknd, James Blake, Balam Acab¡), claro reflejo de un estilo de vida enclaustrado y solitario, aconsejar¨ªa que se dieran una vuelta por el exterior. Pero m¨¢s all¨¢ del resultado art¨ªstico (bastante homog¨¦neo, por cierto), los lazos que existen entre determinados sonidos clasificables bajo una misma etiqueta, pero producidos a miles de kil¨®metros de distancia, solo pueden ser ya, a lo sumo, emocionales.
Es un cambio radical. Pero la pregunta es: ?estamos ya por encima del entorno? Ricard Robles, codirector de S¨®nar
¡°Lo que se deduce de aqu¨ª tiene un calado muy importante. La escena hasta ahora era un espacio geogr¨¢fico con una cultura que tiene una influencia en el discurso identificable de una serie de creadores. Estilo de vida, educaci¨®n, tradici¨®n musical, formaci¨®n, cantidad de m¨²sica en directo en el entorno¡ Son infinidad de inputs, componentes de realidad tangible, que configuran ese estilo. Si ahora hablamos de que cualquier tipo de m¨²sica puede surgir en cualquier lugar del mundo, llegamos a la conclusi¨®n de que el entorno de influencia es virtual, est¨¦s donde est¨¦s. Es un cambio cultural radical. Es evidente que puede salir un talento ¨²nico o muy especial en cualquier lugar del planeta, pero la pregunta es: ?estamos ya por encima de la influencia del entorno?¡±, reflexiona Ricard Robles, codirector de S¨®nar.
Se han perdido los filtros. La red est¨¢ llena de basura de aficionados que juegan a ser artistas Santi Carrillo, director de Rockdelux
Robles, director de un festival que, precisamente, ha ido deslocalizando sus escenarios originales de Barcelona, se?ala a la industria como ¨²nica ancla todav¨ªa en el desarrollo de las tendencias musicales. La espontaneidad art¨ªstica y esa extra?a ubicuidad que vive la m¨²sica mantiene todav¨ªa en la figura de agentes, distribuidores, promotores los patrones tradicionales. Contin¨²a siendo extremadamente complicado convertirse en un agente influyente si tu lugar de operaciones est¨¢, con perd¨®n, en Almendralejo.
Pero la independencia de los nuevos productores respecto a los cauces originales tambi¨¦n genera problemas. ¡°Ahora no hay escenas ni cortapisas. No hay patrones ni directores. Todo el mundo tiene la libertad para hacer lo que quiera al alcance du un clic. Pero tambi¨¦n se han perdido flitros: productores, arreglistas que hac¨ªan mejor el producto... Los genios no necesitan opiniones ajenas, pero la verdad es que no hay tantos genios. Ahora mismo estamos padeciendo esta contaminaci¨®n de la red llena de basura no reciclable. Hay que soportar a miles de aficionados que juegan con el ordenador en su tiempo libre y se creen que son artistas. Aunque tambi¨¦n podamos disfrutar de vez en cuando de algunos iluminados que antes no conoc¨ªamos ¡±, considera Santi Carrillo, director de la revista musical Rockdelux.
Eloy Fern¨¢ndez-Porta, autor de obras como €?o$ (Anagrama), donde reflexiona sobre asuntos parecidos, no cree que las escenas puedan desaparecer completamente. "Esto funciona con algunos ejemplos. Es cierto que ya no hay ning¨²n centro en Nueva York, Londres o Berl¨ªn. Pero para iniciarse, las corrientes si requieren de un espacio particularmente hospitalario en t¨¦rminos de recepci¨®n, condiciones financieras y ambiente creativo. Sigue siendo muy importante el primer paso de una corriente musical, aunque luego se propague por otros cauces¡±. Fern¨¢ndez-Porta se?ala a los sellos discogr¨¢ficos como elemento de fijaci¨®n geogr¨¢fica de la creaci¨®n art¨ªstica. Pero aunque un sello determine todav¨ªa el sonido que produce un artista, centenares de las obras que editan hoy peque?as empresas musicales pertenecen a autores que jam¨¢s han pisado sus oficinas. En caso de tenerlas, claro.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.