Hombres en busca de refugio
Los dise?adores invocan im¨¢genes de seguridad en las primeras jornadas de la cita con la moda masculina en la capital francesa
Es posible que los n¨²meros de los grandes de industria de la moda sean en general positivos. Pero sus creadores est¨¢n inmersos en un d¨ªa a d¨ªa mucho menos boyante. A lo mejor los gr¨¢ficos miran arriba en las reuniones, pero la gente se mira a los pies en las calles. En la semana de la moda masculina de Mil¨¢n, que termin¨® el martes, se palp¨® una hu¨ªda hacia adelante en el generalizado retorno al vestir m¨¢s formal y en el dominio del traje. En Par¨ªs, que inaugur¨® el mi¨¦rcoles su pasarela masculina, las cosas son menos obvias.
¡°Nunca hagas preguntar por qui¨¦n doblan las campanas: doblan por ti¡±, escrib¨ªa John Donne en 1624 en el poema que da nombre a la novela de Hemingway ?Por qui¨¦n doblan las campanas? Y en el trabajo de los dise?adores de hombre se filtra la conciencia de que el dolor del tiempo en el que viven es el suyo. Eso explicar¨ªa por qu¨¦ en las primeras jornadas de presentaci¨®n de las colecciones de oto?o/invierno 2012 se han visto tantas im¨¢genes de protecci¨®n. Los holandeses Viktor&Rolf hacen que sus modelos luzcan fuertes rellenos en los hombros y la espalda, como si el hombre necesitara la armadura de un jugador de f¨²tbol americano bajo su traje. Kim Jones invoca a los ¡°guerreros de ciudad¡± del ilustrador de moda Antonio L¨®pez y a los samur¨¢is en su segunda incursi¨®n en Louis Vuitton. Y son los uniformes del ej¨¦rcito del zar los que Olivier Rousteing imagina al dise?ar para Balmain. Por su parte, Adam Kimmel, fiel a su investigaci¨®n del imaginario de EEUU, trata de acceder a la herm¨¦tica ?rea 51 con una sucesi¨®n de fornidos aviadores y cient¨ªficos.
Las referencias militares ya fueron abundantes ya en la semana de la moda de Mil¨¢n
Las referencias militares ya fueron abundantes ya en la semana de la moda de Mil¨¢n y es especialmente significativo que reciban tratamientos tan espec¨ªficos. No es el manido gen¨¦rico caqui el que aparece. En este alegato por la protecci¨®n, cada dise?ador invoca un ej¨¦rcito particular, cargado de detalles y notablemente sofisticado. No hay nada callejero, contestatario o juvenil en la forma en que el vestuario defensivo se apodera del armario. Detr¨¢s de esa b¨²squeda de refinamiento est¨¢, de nuevo, la incertidumbre de esta ¨¦poca. La industria sabe que qui¨¦n todav¨ªa tiene dinero para gastar y sostener el crecimiento del sector no es un jovencito desaguisado. Y que lo ¨²ltimo que desea ahora mismo ese potencial cliente es parecerlo. De ah¨ª que los materiales sean m¨¢s ricos y las siluetas m¨¢s pomposas. Lo que podr¨ªa parecer una falta de realismo, en realidad, es mero instinto de supervivencia.
Por ejemplo, en otro momento de la historia, un veintea?ero puesto al frente de una casa famosa por su est¨¦tica roquera habr¨ªa empujado direcci¨®n a la rebeld¨ªa. Hoy, en cambio, Olivier Rousteing trata con sutileza de alejar a Balmain de los tejanos rotos y las cazadoras de cuero que protagonizaron las colecciones de su antecesor, Christophe Decarnin. ¡°Me interesa ampliar el vocabulario¡±, afirmaba ayer rodeado de modelos en las oficinas de Balmain. Las cazadoras siguen ah¨ª, pero no llevan tachuelas ni imperdibles y ceden terreno a d¨²ctiles pantalones inspirados en Rudolph Nureyev combinados con abrigos puntuados por pasamaner¨ªa. Rousteing, que recibi¨® el a?o pasado la complicada papeleta de suceder a su antiguo jefe, ha obtenido cr¨ªticas favorables con su enfoque historicista. ¡°Ten¨ªa mucho miedo¡±, revela. ¡°A¨²n lo tengo. Cada d¨ªa. Se trata de una enorme responsabilidad. Pero tambi¨¦n estoy disfrutando. Es una oportunidad inmensa para alguien de mi edad¡±.
Rousteing trata con sutileza de alejar a Balmain de los tejanos rotos
Somos m¨¢s conscientes que nunca de nuestra fragilidad. Un mensaje que podr¨ªa estar detr¨¢s del at¨ªpico estampado que abri¨® el desfile de Jean Paul Gaultier: paredes de ladrillos. El franc¨¦s, inspirado por Sherlock Holmes, solt¨® a un grupo de tipos aguerridos y armados con un escudo ¨²nico: los sombreros. A veces llevaba faldas y otras, gruesas chaquetas anudadas a la cintura que produc¨ªan el mismo efecto de amplitud y cuerpo a cubierto. Cuando todos los modelos se reunieron en un andamio para la foto final y tiraron los sombreros al aire compusieron una estampa de protecci¨®n b¨¢sica: el sentimiento de pertenecer a un grupo.
Entre los pocos que, de momento, invocan la locura para esta temporada se cuenta Dries Van Noten. Oscar Wilde y Frank Zappa fueron sus gu¨ªas en una colecci¨®n que se exhibi¨® mientras unos artistas terminaban un mural cuyos dibujos resonaban en la ropa. Afirma Van Noten que, tras varias temporadas de contenci¨®n, deseaba algo m¨¢s de atrevimiento. Algo m¨¢s de locura. Pero sus estampados se usan al final en trajes y abrigos de lo m¨¢s convencional. Ni siquiera los locos se atreven a serlo mucho ahora mismo.
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