Sale a la luz la primera carta de Primo Levi tras ser liberado en Auschwitz: ¡°De los 95, estamos vivos seis¡±
Una exposici¨®n en Tur¨ªn sobre la correspondencia privada del escritor italiano desvela la misiva que envi¨® en 1945 y su intensa comunicaci¨®n con lectores alemanes tras la traducci¨®n de ¡®Si esto es un hombre¡¯


Es emocionante ver la primera carta que pudo escribir Primo Levi, una vez liberado en Auschwitz, para decir que estaba vivo. La escribi¨® a su amiga Bianca Guidetti Serra y hasta ahora era desconocida. Se expone una reproducci¨®n en una exposici¨®n en el Palazzo Madama de Tur¨ªn ¨Dcomplejo espectacular con 2.000 a?os de historia que por s¨ª mismo merece una visita¨D, dedicada a la correspondencia del escritor italiano, en su mayor parte a¨²n in¨¦dita. Esa primera carta de Levi tiene fecha del 27 de abril de 1945, est¨¢ datada en Katowice, Polonia, donde esperaba en un campo ruso en el que se iban reuniendo todos los supervivientes. Luego, como relata en La tregua (1963), tard¨® ocho meses en volver a su casa de Tur¨ªn, que est¨¢ a media hora de la exposici¨®n y donde a¨²n se ve su apellido en el timbre del portal.
La carta es un folio escrito por las dos caras, con l¨¢piz, aprovechando al m¨¢ximo el espacio, sin m¨¢rgenes, y comienza as¨ª: ¡°Bianca carissima, puedo finalmente intentar escribir a Tur¨ªn de nuevo¡¡±. ¡°No se conoc¨ªa ni siquiera su existencia, ha sido descubierta hace poco¡±, explica Domenico Scarpa, comisario de la muestra y asesor literario del Centro Internacional de Estudios Primo Levi. Lo que m¨¢s impresiona es la urgencia de Levi por dar noticias ciertas, con datos y detalles, con ese estilo suyo que parece casi fr¨ªo porque es preciso. En realidad, es el primer germen de Si esto es un hombre, en dos folios est¨¢ el esquema del libro. ¡°Por primera vez cuenta su aventura y hace una s¨ªntesis¡±, se?ala Scarpa.
Ya en las primeras l¨ªneas aparece la terrible contabilidad de la muerte: ¡°De los 600 que salimos de Fossoli [campo de concentraci¨®n cerca de M¨®dena], se eligieron al llegar 95 hombres v¨¢lidos para el campo de Monowiz. De los otros, viejos, mujeres, ni?os, se ha perdido cualquier pista. De los 95, estamos vivos seis¡±. Guidetti Serra hab¨ªa logrado enviarle a Auschwitz dos cartas y un paquete de comida, y ¨¦l a su vez hab¨ªa conseguido hacerle llegar tres postales, un ¡°milagro¡±. ¡°Bianca, t¨² no tienes idea de cu¨¢nto te debo¡±, le escribe en su primera misiva.

Junto a esta carta del final del horror, en la muestra se ve la reproducci¨®n de una postal igual de conmovedora, la primera cuando comenzaba la pesadilla 14 meses antes. Es la que dej¨® caer Levi desde el tren donde era deportado, sin sello, con la esperanza de que alguien la recogiera y la enviara. Con l¨¢piz, en may¨²scula, escribi¨®: ¡°Enviar por favor¡±. Y alguien se la encontr¨® y la mand¨®. Tambi¨¦n iba dirigida a Bianca Guidetti Serra, lleva fecha del 23 de febrero de 1944 e impreso el lema fascista, Vinceremo: ¡°Cara Bianca, todos en viaje a la manera cl¨¢sica ¨Dsaluda a todos¨D, a vosotros la antorcha. Adi¨®s Bianca, te queremos. Primo, Vanda, Luciana¡±. Vanda Maestro, que muri¨® en Birkenau, y Luciana Nissim, superviviente, eran las dos compa?eras partisanas con las que fue detenido.
La muestra, sin embargo, se centra en un aspecto muy concreto: las cartas de Levi con lectores alemanes, un di¨¢logo esencial para ¨¦l que comienza despu¨¦s de la publicaci¨®n en ese pa¨ªs de Si esto es un hombre, en 1961. ¡°Es con ellos con quienes quiere hablar desde el primer momento con su libro¡±, apunta Scarpa. Levi quiere comprender, desea una comunicaci¨®n humana con quien estaba al otro lado, el de los verdugos. ¡®Cartas de alemanes¡¯ es el ¨²ltimo cap¨ªtulo de su ¨²ltimo libro, Los hundidos y los salvados (1986), donde incluy¨® citas de algunas de esas misivas y abord¨® esta problem¨¢tica comunicaci¨®n, que pretend¨ªa responder ¡°a la pregunta de si es posible comprender a los alemanes¡±.

La exposici¨®n es un paso m¨¢s en la publicaci¨®n de las cartas privadas de Levi, actividad a la que se dedic¨® durante m¨¢s de 40 a?os con rigor y disciplina. ¡°El Levi escritor de cartas nos revela una nueva dimensi¨®n de su obra, una dimensi¨®n europea desde el principio¡±, apunta Scarpa. Levi escrib¨ªa las cartas a m¨¢quina en su olivetti azul, hac¨ªa una copia con papel de calco y las conservaba con las respuestas. Luego se pas¨® a la m¨¢quina de escribir el¨¦ctrica y en 1984 fue uno de los primeros en Italia en usar un ordenador Macintosh. Scarpa calcula que en el archivo familiar hay m¨¢s de un millar de cartas.
La editorial Einaudi acaba de publicar en Italia su intercambio epistolar con Heinz Riedt, su traductor alem¨¢n, que fue mucho m¨¢s para ¨¦l, un amigo. Contiene 132 misivas entre 1959 y 1968, un di¨¢logo donde se aprecia la meticulosidad de Levi por buscar las palabras exactas para contar aquello para lo que no hay palabras. Adem¨¢s, est¨¢ en marcha la digitalizaci¨®n y publicaci¨®n en abierto de toda su correspondencia alemana, m¨¢s de medio millar de documentos, en el portal Levinet, un proyecto coordinado por la profesora Martina Mengoni en la Universidad de Ferrara. ¡°Queda mucho por conocer, y habr¨¢ sorpresas¡±, adelanta Scarpa.
Riedt es una de las figuras clave de la muestra, junto a otro alem¨¢n, nacido en Viena: Hermann Langbein, ¡°un hombre formidable¡± para Levi. Combati¨® en las brigadas internacionales de la Guerra Civil espa?ola, estuvo seis a?os preso en campos de concentraci¨®n alemanes y despu¨¦s fue uno de los mayores investigadores y divulgadores del exterminio, adem¨¢s de cazador de nazis. Reidt tambi¨¦n era para Levi ¡°un alem¨¢n an¨®malo¡±. Ten¨ªa su edad y hablaba italiano porque hab¨ªa pasado su infancia en Italia. Iniciada la guerra fue a estudiar a Padua y entr¨® en la resistencia, donde se infiltr¨® como int¨¦rprete en las SS. Militante comunista, tras la guerra viv¨ªa en Berl¨ªn Este, de donde huy¨® cuando comenz¨® la construcci¨®n del Muro.
Entre julio de 1959 y mayo de 1960, Reidt tradujo Si esto es un hombre, con un intercambio fren¨¦tico de cartas con Levi, precisando t¨¦rminos y conceptos. Tambi¨¦n porque el escritor quer¨ªa reflejar el alem¨¢n particular que se manejaba en Auschwitz. Al escritor turin¨¦s le interesaba much¨ªsimo la traducci¨®n alemana y Riedt fue el hombre adecuado, que le escrib¨ªa en agosto de 1959: ¡°Espero de todo coraz¨®n que tenga ¨¦xito, no solo de ventas, sino que penetre en las almas, que sea motivo de reflexi¨®n humana¡±. Y Levi respondi¨®: ¡°Me har¨ªa feliz conocerle personalmente, es m¨¢s, quiz¨¢ es usted la persona que esperaba encontrar desde hace a?os¡±. Se ver¨¢n finalmente al inicio de agosto de 1961. Y una semana despu¨¦s comenzar¨¢ la construcci¨®n del Muro de Berl¨ªn. Riedt lograr¨¢ escapar con la familia, y le escribe una carta dram¨¢tica contando lo que ha visto, el silencio absoluto en las calles, ¡°una visi¨®n de condenados a muerte sin ninguna esperanza, un inmenso gueto¡±. Si esto es un hombre y La tregua no fueron traducidos en Alemania del Este, por su visi¨®n cr¨ªtica de los prisioneros pol¨ªticos alemanes, incluidos los comunistas y su descripci¨®n ir¨®nica del Ej¨¦rcito rojo.
¡°No he sentido nunca odio hacia el pueblo alem¨¢n¡±
Con la publicaci¨®n en Alemania de Si esto es un hombre comienza un intenso intercambio de cartas con lectores alemanes. Estudiantes, funcionarios, m¨¦dicos, arquitectos. Levi conservaba en su archivo copias de 30 cartas que hab¨ªa escrito y 57 recibidas. La primera que le lleg¨® fue de un joven de 27 a?os, Wolfgang Beutin, que era un ni?o al final de la guerra y le escribi¨® para decirle que, ¡°sin embargo, siento verg¨¹enza¡±. Levi le respondi¨® el 10 de diciembre de 1961: ¡°Es la carta que esperaba y ansiaba. ?Por qu¨¦? Porque usted es joven, y porque es alem¨¢n¡±.
Levi precisa en otra carta, a alguien que se admira de que no odie a los alemanes, que solo comprende el odio ¡°ad personam¡±, no a un colectivo. A Reidt le hab¨ªa escrito en 1960: ¡°No he sentido nunca odio hacia el pueblo alem¨¢n, y si lo hubiera sentido ahora me habr¨ªa curado, despu¨¦s de haberle conocido a usted. No comprendo, no soporto que se juzgue a un hombre no por lo que es, sino por el grupo al que le toca pertenecer¡±.
Una bibliotecaria, Hety Schmitt-Maass, tuvo un papel especial. Con ella se intercambi¨® 133 cartas porque organiz¨® una red de contactos con otras personas. Hab¨ªa estado casada con un qu¨ªmico de la f¨¢brica I.G. Farben, la empresa que gestionaba el complejo donde fue esclavizado Levi en Auschwitz. Gracias a ella, el escritor pudo contactar por fin con un alem¨¢n ¡°de la otra parte¡±, el qu¨ªmico Ferdinand Meyer, que era responsable del laboratorio de Buna-Auschwitz III, donde ¨¦l fue destinado. Aparecer¨¢ m¨¢s tarde como el personaje del doctor M¨¹ller en Vanadio, un cuento de El sistema peri¨®dico (1975). Levi lo recordaba, y es m¨¢s, ten¨ªa un buen recuerdo de ¨¦l, seg¨²n dice en una de sus cartas, porque lleg¨® a percibir que sent¨ªa piedad por ellos, ¡°y quiz¨¢ tambi¨¦n verg¨¹enza¡±. Meyer tambi¨¦n se acordaba de ¨¦l y sus compa?eros, y esto emociona a Levi: ¡°He sentido estupor, conmoci¨®n, y tambi¨¦n gratitud al leer que usted recordaba nuestros nombres. ?As¨ª que no ¨¦ramos solo n¨²meros, al menos para alguien!¡±.
En la primera carta que recibe de Meyer, Levi subraya una palabra alemana: ¡°bew?ltigung¡±, ¡°superaci¨®n¡± del pasado. Y en su respuesta del 12 de marzo de 1967 le dice: ¡°Considero necesario para cualquier hombre civilizado alcanzar una bew?ltigung del pasado¡±, y escribe: ¡°No le oculto que le escribo con dudas: es la primera vez que me ocurre (como al t¨¦rmino de una partida de ajedrez) estar en comunicaci¨®n con alguien que estaba de la otra parte de las barricadas¡±. Levi le cuenta un poco su vida, y dice incluso: ¡°No soy escritor de profesi¨®n, he escrito solo para dar testimonio¡±. Y termina: ¡°Considero este encuentro, por ahora solo epistolar, un inesperado y extraordinario don del destino, y estoy seguro de que no puede m¨¢s que hacer surgir el bien¡±.
La humanidad y lucidez de Levi para ir al encuentro del otro, emerge en muchos pasajes. El propio Meyer se da cuenta de la dificultad de su comunicaci¨®n y elogia su capacidad de amar a sus enemigos. Levi responde: ¡°Es muy generoso por su parte atribuirme este sentimiento, pero honestamente no llego a sentirlo. Ser¨¦ m¨¢s preciso: me siento capaz de perdonar e incluso amar a mi enemigo, si aprecio en ¨¦l un arrepentimiento sincero (no solo de palabra, y no a posteriori): pero, en tal caso, ?es todav¨ªa realmente un enemigo?¡±.
El volumen de cartas era tan alto y su inter¨¦s, tan innegable, que Levi propuso a Einaudi reunirlas en un libro, pero la editorial rechaz¨® la idea. Lo transform¨® 20 a?os despu¨¦s en el ¨²ltimo cap¨ªtulo de su ¨²ltimo libro. Einaudi ya hab¨ªa rechazado el manuscrito de Si esto es un hombre, que apareci¨® por primera vez en 1947 en una peque?a editorial y pas¨® inadvertido. Un detalle sorprendente es que fue la gran escritora Natalia Ginzburg, cuyo marido hab¨ªa muerto en prisi¨®n, torturado por los nazis, quien se lo comunic¨®. Scarpa opina que fue una decisi¨®n de todo el equipo editorial, en el que estaba adem¨¢s Cesare Pavese, en un momento en que se hab¨ªan publicado muchos libros de memorias tras la guerra. ¡°El inter¨¦s por la Shoah vuelve en 1954, con la publicaci¨®n de El diario de Ana Frank¡±, explica. En 1958, Einaudi edit¨® Si esto es un hombre, que entonces se convirti¨® en un ¨¦xito, y luego toda la obra de Levi.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
