Cuando Gainsbourg ya no escandalizaba
Hace 40 a?os, el cantante franc¨¦s sedujo a una adolescente de 14 a?os encarnada por Jane Birkin en el disco ¡®Histoire de Melody Nelson¡¯. No le trajo ni las ventas ni la controversia deseadas. Hoy se tiene como uno de sus pin¨¢culos creativos
Intenten imaginar hoy algo parecido. Un artista maduro y mujeriego publica un disco contando la seducci¨®n de una adolescente, recreando, incluso, su desfloraci¨®n. ?Imposible? Bien, el disco existe: Histoire de Melody Nelson sali¨® en 1971. Y no pas¨® nada. Literalmente: ni esc¨¢ndalo¡, ni ventas.
Puede que hubiera saturaci¨®n: todos conoc¨ªan las jadeantes intimidades de Serge Gainsbourg y Jane Birkin en Je t¡¯aime¡ moi non plus. Sencillamente, Histoire de Melody Nelson no cay¨® en gracia: sonaba sensual, pero conten¨ªa solo siete cortes (unos 28 minutos), algunos demasiado similares. En portada, Jane no luc¨ªa tan tentadora como otras fotos suyas. Lleva peluca, colorete y el vaquero abierto para disimular la barriguita: ya esperaba a su hija Charlotte.
De principio, Serge quiso musicar un fragmento de Lolita. Vlad¨ªmir Nabokov, autor de la novela, detestaba el pop y lo vet¨®; el franc¨¦s decidi¨® desarrollar su propia Lolita. Primero, con la tierna France Gall, a la que hizo cantar Les sucettes sin advertirle de que funcionaba como met¨¢fora de la felaci¨®n. Cuando la inocente se asombr¨® de las risitas que provocaba su oda a los chupa-chups, pregunt¨® y qued¨® consternada. Rompi¨® con Gainsbourg.
Asum¨ªa que Jane Birkin era una mariposa dif¨ªcil de conservar. Fue ella quien le dej¨®
Muy a su estilo, Serge opt¨® por potenciar lo autobiogr¨¢fico, convirtiendo a su novia en coprotagonista. Aunque Jane Birkin no era ninguna ingenua: aparec¨ªa desnuda en Blow up; divorciada del compositor John Barry, incluso, ten¨ªa una hija. Sab¨ªa, eso s¨ª, jugar con su aspecto ani?ado: ¡°Cuando rod¨¦ La piscina, en las pausas me chupaba el pulgar. Era una t¨¢ctica para alejar a Alain Delon¡±.
Gainsbourg s¨ª entend¨ªa ese tab¨². Especifica en Ballade de Melody Nelson que ella ten¨ªa ¡°14 oto?os y 15 veranos¡±. Aunque todo se improvis¨®: Gainsbourg trabajaba intensamente, facturando canciones y bandas sonoras. Su colaborador musical, un joven llamado Jean-Claude Vannier, recuerda largas caminatas por Par¨ªs, hablando y hablando, pero sin llegar a hincarle el diente a Melody Nelson. Prefer¨ªa crear bajo presi¨®n, en el ¨²ltimo momento.
De ah¨ª las deficiencias argumentales. El protagonista atropella ¨C?con su Rolls Royce!¨C a una ciclista inglesa. Hay flechazo, cortejo y consumaci¨®n en un meubl¨¦. Bruscamente, Melody desaparece en un accidente de aviaci¨®n. Cierra con Cargo culte, evocaci¨®n de unas pr¨¢cticas religiosas de Nueva Guinea, donde los nativos construyen r¨¦plicas de aviones y aeropuertos para que vuelvan los generosos soldados estadounidenses, all¨ª destacados durante la II Guerra Mundial. ?Espera el desolado h¨¦roe que los dioses le devuelvan a su amada?
Aunque Histoire de Melody Nelson pinch¨® a su salida, sigui¨® vendi¨¦ndose y en los a?os ochenta recibi¨® en Francia el disco de oro, que Serge regal¨® a Jane, ya su ex. Gainsbourg muri¨® en 1991 tras una quinta crisis cardiaca, a los 61 a?os, sin ver el reconocimiento mundial de su drama de amor maldito.
En 2006, su socio Vannier recre¨® el ¨¢lbum en Londres con vocalistas como Jarvis Cocker, Mick Harvey o Gruff Rhys. Dos a?os despu¨¦s se repiti¨® en Par¨ªs con diferentes invitados. En verano del a?o pasado tambi¨¦n son¨® en el Hollywood Bowl, en un homenaje a Serge que cont¨® con Sean Lennon, Beck o Mike Patton.
Ahora, con el 40? aniversario, Universal ha publicado una edici¨®n ampliada de Histoire¡, con un CD de versiones alternativas que incluye el bosquejo de un tema in¨¦dito, Melody lit Babar, que enfatiza el candor de la criatura: lee las aventuras del elefante Babar. Tras investigaciones detectivescas, se aclara el misterio de qui¨¦nes fueron los m¨²sicos que all¨ª tocaron.
Importan, claro que importan, los detalles. Si no se conoce el franc¨¦s, una vez superado el shock de ese libertino que recita, el o¨ªdo queda atrapado por una tela de ara?a de bajo, guitarra y bater¨ªa trenzando divagaciones de funk y rock. De fondo, unas cuerdas ominosas, y hacia el final, el coro de las Juventudes Musicales de Francia. Todo, al servicio de la pasi¨®n gainsbourgiana. De alguna manera, Serge asum¨ªa que Jane era una mariposa dif¨ªcil de conservar. Fue ella quien le dej¨®, tras quedarse embarazada del director de cine Jacques Doillon.
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