Una tortura maravillosa
Las palabras tumor cerebral y beb¨¦ nunca deber¨ªan ir unidas en una misma frase. Y, sin embargo, a veces ocurre. En la vida. En el cine. En el cine que es vida. Declaraci¨®n de guerra, al mismo tiempo ins¨®lita, portentosa, compleja, vivaz, dolorosa, refrescante y terrible pel¨ªcula de V¨¢lerie Donzelli y J¨¦r¨¦mie Elka?m, pareja (?o ex pareja?) en la vida real, m¨¢s que una bocanada de aire fresco, es una tormenta de amor y dolor por la vida. Ella firma como directora y coguionista, adem¨¢s de protagonista femenina, ¨¦l, como coguionista y actor; ambos han conseguido triunfar con una de las apuestas m¨¢s arriesgadas del cine reciente. Y, adem¨¢s, con estilo.
DECLARACI?N DE GUERRA
Direcci¨®n: Val¨¦rie Donzelli.
Int¨¦rpretes: Val¨¦rie Donzelli, J¨¦r¨¦mie Elka?m, Brigitte Sy, Mich¨¦le Moretti.
G¨¦nero: drama. Francia, 2011.
Duraci¨®n: 100 minutos.
Declaraci¨®n de guerra, de corte autobiogr¨¢fico, es, como su t¨ªtulo indica, una pel¨ªcula b¨¦lica donde el escenario no es sino la existencia. La de una joven pareja que no est¨¢ preparada para la batalla (?alguien lo est¨¢?) de enfrentarse al c¨¢ncer de su hijo. Durante semanas, meses, a?os. Minuciosa f¨ªsica y mentalmente en la descripci¨®n del dolor de padres e hijo, en las conversaciones con los m¨¦dicos, en las esperas en los hospitales, en el desgarro de la soledad, en la congoja de lo que a¨²n queda por venir, en las dudas sobre la conveniencia de unas u otras acciones, la pel¨ªcula no ahorra nada, es la destrucci¨®n. Pero, cuidado, tambi¨¦n hablamos de una oda a la vida, de una luminosa apuesta por la fuerza de la naturaleza que a veces es el ser humano. Donzelli lo consigue a trav¨¦s de constantes juegos de sonido e imagen, alg¨²n homenaje a la Nouvelle Vague (la carrerilla de Jules y Jim, siempre en la memoria), una banda sonora de impacto donde igual cabe la m¨²sica barroca que la electr¨®nica, y siempre en contraste con la secuencia, enfrentando los tonos en lugar de subrayarlos. Junto a todo ello, un doble narrador omnisciente, algo poco habitual en el cine contempor¨¢neo, que otorga cierta distancia al relato. Aunque lo quiz¨¢ pueda concentrar mejor la magia de esta obra de arte es la magia del montaje; la demostraci¨®n de que un ¨²nico plano, inserto en una secuencia de horror, puede desbaratar al espectador y conducirlo hacia el camino de la esperanza.
Donzelli, adem¨¢s, tiene la fuerza moral para no contaminar al espectador con el trago que pudiera suponer crear tensi¨®n con la curaci¨®n (o no) del beb¨¦: desde el principio de la pel¨ªcula se sabe gran parte del desenlace. Una historia que levanta ampollas, que acongoja y, perd¨®n, ante la que no se puede apartar la vista, repleta de l¨¢grimas. Es una tortura. Es una maravilla. Dos palabras que tampoco salen normalmente en una misma frase. Y, sin embargo, a veces ocurre: Declaraci¨®n de guerra.
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