Una buena jornada, pero no espa?ola
El comienzo de Dictado, dirigida por Antonio Chavarr¨ªas, puede provocar en cualquier sensibiidad normal una mueca de estupefacci¨®n ante la brutalidad que presenciamos. Que alguien se corte las venas siempre es turbador y horroroso, pero si el que lo hace con excesiva naturalidad es un padre que est¨¢ compartiendo la ba?era con su peque?a hija te puede asaltar una sensaci¨®n devastadora. Solo sabemos de este hombre traumado que ha intentado comunicarse con su amigo de la infancia y ¨¦ste le ha esquivado. A partir de ah¨ª y de la adopci¨®n provisional de la cr¨ªa que hacen el amigo que no atendi¨® al suicida y su mujer, ambos profesores y sin hijos, se desarrolla una trama perteneciente a ese genero tan de moda que recibe la pomposa definici¨®n de terror psicol¨®gico. Las pel¨ªculas al parecer ya no son de terror, como se las ha definido toda la vida, sino que hay que a?adir en muchos casos la trascendente matizaci¨®n del psicologismo.
Evidentemente, tiene que haber un enigma pavoroso en la relaci¨®n que mantuvieron en la ni?ez el sensato profesor y el autodestructivo. Habr¨¢ que recurrir continuamente a los flashback, ese recurso narrativo tan peligroso que no acostumbra a dar resultados brillantes en el cine. Tambi¨¦n ser¨¢ necesario crear una atm¨®sfera que presagie todo tipo de oscuridades en personajes con apariencia y conducta di¨¢fanas. Y, por supuesto, se requiere un notable talento para que ese clima que pretende ser inquietante empape y angustie al espectador. Es el universo en el que han centrado casi siempre sus historias dos extraordinarios buceadores del mal como Alfred Hitchcok y Roman Polanski. Deduces que el autor de Dictado admira profundamente a los dos, pero eso no es suficiente para lograr una buena pel¨ªcula de terror y ?psicol¨®gico?
Agradeces a Chavarr¨ªas que no utilice ese recurso tan socorrido de abusar de los sustos y que dosifique hasta la nimiedad los golpes de efecto, pero lo lamentable es que esa contenci¨®n tampoco est¨¢ acompa?ada de sutileza ni desasosiego. Casi todo es naufragio. La intriga no se mantiene, los di¨¢logos pretendidamente naturales resultan forzados o as¨¦pticos, no me creo lo que expresan gestualmente, ni lo que dicen, ni c¨®mo lo dicen los otras veces sugerentes y eficaces B¨¢rbara Lennie y Juan Diego Botto y tampoco me convence la cr¨ªa, a pesar de la empat¨ªa que se supone siempre provoca un ni?o amenazado. Parad¨®gicamente, resulta muy atractivo sentir angustia y miedo en el cine. En mi caso, este inane Dictado no lo consigue.
Paolo y Vittorio Taviani, que ya superan los 80 a?os, no solo no padecen previsible senectud mental, sino que incluso se atreven a hacer experimentos en la original C¨¦sar debe morir, como el de utilizar a presos reales interpretando en una c¨¢rcel el Julio C¨¦sar de Shakespeare. Esa gente presumiblemente iletrada y con condenas muy largas otorgan una veracidad notable en su representaci¨®n de esa tragedia sublime sobre la conspiraci¨®n, el dilema moral entre el amor a un padre espiritual que pretende ejercer la tiran¨ªa, la traici¨®n, la maquiav¨¦lica manipulaci¨®n que el pol¨ªtico hace con la plebe. Esos improvisados actores no solo comprenden y viven el papel que interpretan. Tambi¨¦n descubren que lo que sienten sus personajes puede ser aplicable a su propia vida dentro de la prisi¨®n.
Igualmente, est¨¢ muy bien contada, con matices y complejidad, la pel¨ªcula alemana Barbara. Dirigida por Christian Petzold, describe la tensa supervivencia de una endurecida m¨¦dico que ha sido desterrada de Berl¨ªn a un sombr¨ªo pueblo de la Alemania del Este en 1980, sus dudas entre la necesidad de escapar de all¨ª y el compromiso ¨¦tico, profesional y afectivo que ha establecido con los mas d¨¦biles. Hay sensibilidad nada ostentosa, un retrato que desprende veracidad sobre un ambiente tan temeroso como asfixiante.
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