Excelente cine de ¨¦poca en la danesa ¡®Un asunto real¡¯
El cr¨ªtico de EL PA?S analiza un filme del cineasta dan¨¦s Nikolaj Arcel Considera que la historia est¨¢ narrada con "con inteligencia, complejidad y sutileza"
El creador m¨¢s puro e impresionante que tuvo el cine dan¨¦s, un tal Carl Theodor Dreyer, no dej¨® disc¨ªpulos en su universo y lenguaje intransferibles, aunque es probable que el sueco Bergman viera muchas veces sus pel¨ªculas. Lars von Trier no se ha limitado a imponer su transparente sello en sus ins¨®litas y provocadoras pel¨ªculas, independientemente de que a veces me provoque admiraci¨®n y en otras el ataque de nervios, sino que tambi¨¦n se invent¨® el movimiento Dogma, que a pesar de la fe perruna que imponen las iglesias, descubri¨® alg¨²n director heterodoxo y con talento. Y existe una realizadora danesa, Susanne Bier, dotada de un notable poder de comunicaci¨®n para expresar con complejidad los sentimientos en historias de gente herida, constatable en Despu¨¦s de la boda, Brothers, Cosas que perdimos en el fuego y En un mundo mejor.
Del director dan¨¦s Nikolaj Arcel no ten¨ªa referencias y tampoco creo haber visto su nombre entre la parroquia del gur¨² Trier. A estas extenuantes alturas de la gris¨¢cea Berlinale que anuncien una pel¨ªcula danesa ambientada en el siglo XVIII y que relata intrigas palaciegas, inicialmente no te anima a dar saltos de alegr¨ªa. Sin embargo la sorpresa es importante. En Un asunto real te resulta imposible desentenderte de lo que ves y escuchas en la pantalla, pasa muy deprisa a pesar de su larga duraci¨®n, tiene el aroma del mejor cine de ¨¦poca, es junto a la alemana B¨¢rbara lo m¨¢s est¨¦tico, duro y emotivo que me ha ofrecido la olvidable secci¨®n oficial.
Nicolaj Arcel rueda con el pulso de un cl¨¢sico una terible historia
Nikolaj Arcel rueda con el pulso de un cl¨¢sico la terrible historia de una arruinada noble inglesa que acepta casarse con el rey de Dinamarca, individuo violento, desquiciado y pat¨¦tico al que una corte corrupta maneja pol¨ªticamente mientras que le r¨ªe sus salvajes excentricidades. La aparici¨®n de un m¨¦dico prusiano, que no solo cura al monarca sus males f¨ªsicos y aten¨²a los psicol¨®gicos, sino que gana su confianza y su amistad hasta el extremo de que este le imponga como jefe de gobierno, supondr¨¢ una peligrosa revoluci¨®n para los intereses de los arist¨®cratas. Ese presunto advenedizo resulta que es un exponente mod¨¦lico de las aspiraciones del siglo de las Luces, comprende y ama la Ilustraci¨®n, sus autores de cabecera son Voltaire, Rousseau y Diderot, va a prohibir la censura, pretende que el pueblo tambi¨¦n pueda acceder a las vacunas contra las muchas modalidades de la peste y a la sanidad gratuita, restringir¨¢ los brutales impuestos que los campesinos deben de pagar a la corona, abolir¨¢ la institucionalizada tortura, recortar¨¢ los privilegios de los nobles, se convertir¨¢ en la bestia negra del oscurantismo, las tradiciones m¨¢s injustas y el inmovilismo ego¨ªsta. Su autoridad ser¨¢ plena mientras que el ciclot¨ªmico rey siga enamorado de su humanista Rasput¨ªn. El problema insalvable radica en que este pol¨ªtico idealista y pragm¨¢tico se enamora de la reina y es correspondido por ella. Todo est¨¢ dispuesto para la conjura y la venganza de los ricos contra el audaz e ilustrado forastero que pretend¨ªa alborotar el sagrado estado de las cosas. Los asuntos del coraz¨®n van a hacer vulnerable a la revoluci¨®n, habr¨¢ una sucesi¨®n de tragedias en las que los humillados villanos utilizar¨¢n la mezquindad y la estrat¨¦gica manipulaci¨®n de la plebe.
Esta triste historia est¨¢ narrada con inteligencia, complejidad y sutileza, sin recurrir al melodrama ni al manique¨ªsmo facil¨®n, con fuerza visual y expresiva. No sabemos si el gui¨®n se permite demasiadas licencias sobre la verosimilitud hist¨®rica, pero su desarrollo de esta batalla perdida entre el poder absolutista y la raz¨®n, entre la conservadora oscuridad y la sed de justicia es apasionante.
La calidad de Un asunto real es la milagrosa excepci¨®n en otra jornada muy pobre. La pel¨ªcula alemana Mercy, dirigida por Mathias Glasner, empieza con la huida existencial de un matrimonio en crisis a la larga noche polar de Noruega. Esa oscuridad ambiental que dura meses no creo que sea la geograf¨ªa m¨¢s adecuada para salir de la depresi¨®n, pero lo peor es que el tenebroso estado de ¨¢nimo de esa pareja no provoca la menor empat¨ªa en el espectador. Los personajes son tan agobiantes y antip¨¢ticos como la negrura permanente del paisaje que les rodea. Y cuando pasan los meses y comienza a aparecer la luz, tampoco sirve para que se ilumine tu anterior modorra. Otra pel¨ªcula tan espesa como in¨²til, pero preferible en cualquier caso a la inenarrable pesadez y confusi¨®n que acompa?a a la h¨²ngara Just the wind.
Babelia
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