Lina Romay, activista del cine de guerrilla
La vers¨¢til actriz fue musa del director Jes¨²s Franco
![La actriz Lina Romay.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/OHAIXKZZAUGRPMZMEK6VH3WF5A.jpg?auth=e9b1072c375923ffdaa340c3f3e516672ca12d3d8ce5d163d0bed6684919a327&width=414)
¡°Amo el cine, como actriz, como montadora, como t¨¦cnico de rodaje y como espectadora. Me gustar¨ªa convertirme en una buena directora. Dicen que soy una exhibicionista. Todo actor lo es, y lo acepto gustosa. No soy una hip¨®crita¡±. Estas palabras de Lina Romay abr¨ªan el monogr¨¢fico The Lina Romay file. The intimate confessions of an exhibitionist (1996), de Tim Greaves y Kevin Collins, uno de los muchos testimonios de la larga proyecci¨®n de la actriz como figura de culto entre los aficionados al cine de g¨¦neros y subg¨¦neros del mundo entero.
El fallecimiento de la actriz el pasado d¨ªa 15 a los 57 a?os, v¨ªctima de un c¨¢ncer fulminante ¡ªaunque la noticia no se hizo p¨²blica hasta el pasado jueves por deseo expreso de su compa?ero, Jes¨²s Franco¡ª deja a ese cine pulp que, tras mutaciones diversas, acab¨® siendo reivindicado por la generaci¨®n Tarantino bajo la etiqueta del grindhouse sin una de sus figuras m¨¢s vers¨¢tiles, infatigables y comprometidas con su po¨¦tica de la transgresi¨®n y el asombro. Lina Romay ¡ªque tambi¨¦n ejerci¨® como ayudante de direcci¨®n, directora, montadora y guionista, entre otras labores propias de una aut¨¦ntica activista del cine de guerrilla¡ª fue vampira, cazadora de vampiros, amazona, agente secreto, investigadora l¨²brica, pionera porno, mujer tar¨¢ntula, v¨ªctima de Jack el Destripador, Doriana Gray, cabaretera, presidiaria, objeto de seducci¨®n sadomasoquista, folcl¨®rica delirante y muchas cosas m¨¢s a lo largo de una carrera inabarcable, que algunas fuentes cifran en 118 pel¨ªculas, aunque los expertos en las variables de su filmograf¨ªa ¡ªdistintas versiones de una misma pel¨ªcula seg¨²n mercados y censuras¡ª sostengan que 200 t¨ªtulos es un n¨²mero m¨¢s fiable. La carnalidad franca e imp¨²dica de sus primeros papeles fue dando paso a una sorprendente vis c¨®mica y a una controlada iron¨ªa en su posterior especializaci¨®n en papeles de dama perversa o secuaz del villano.
Su trayectoria ¡ªcon muy puntuales desv¨ªos y colaboraciones a las ¨®rdenes de otros directores¡ª la elev¨® a la condici¨®n de musa polim¨®rfica de Jes¨²s Franco, gran francotirador de ese cine popular que suele marcar educaciones sentimentales en la misma medida en que inspira olvidos acad¨¦micos y oficiales, aunque la obra del cineasta mereci¨® un Goya de honor en 2009: la ceremonia de entrega acogi¨® una de las ¨²ltimas apariciones p¨²blicas de una pareja que llevaba d¨¦cadas jugando junta y que no parec¨ªa haber perdido ni un ¨¢pice de complicidad en todo ese tiempo.
Fue, entre otras muchas cosas, vampira, pionera del cine porno espa?ol o folkl¨®rica delirante
Rosa Mar¨ªa Almirall, nacida en 1954 en Barcelona, se convirti¨® en Lina Romay cuando se cruz¨® en su camino Jes¨²s Franco. Sucedi¨® durante el rodaje de La maldici¨®n de Frankenstein (1972), donde la actriz tuvo un peque?o papel de joven gitana en medio de una psicod¨¦lica deconstrucci¨®n de los mitos del terror cl¨¢sico. El primer matrimonio del director acababa de romperse y hac¨ªa tan solo dos a?os que la primera musa de Franco, la actriz Soledad Miranda, hab¨ªa encontrado una prematura muerte en accidente de tr¨¢fico a los 27 a?os. Lina Romay, que nunca lleg¨® a sentirse c¨®moda en el rol de musa ¡ª¡°eso de musa lo dec¨ªs vosotros, pero yo no me siento musa de nada¡±, afirmaba¡ª, se convirti¨® en algo cercano a un alter ego femenino del propio Franco. Al a?o siguiente, Franco le daba su primer papel protagonista en La comtesse Noire (1973): la imagen de Lina Romay, en la piel de la condesa Irina Karnstein, emergiendo de un bosque neblinoso con botas altas, un cintur¨®n y una capa negra como ¨²nico atav¨ªo, resume toda la inquietante belleza y la extra?a poes¨ªa que a veces aguardan en las presuntas zonas abisales del cine.
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